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ABC Cultural

ARTE

«Cowboys» y pieles rojas en el Museo Thyssen

En la conquista del Oeste americano, a los primeros pobladores occidentales se unieron artistas que cimentaron los mitos de estas tierras. Una muestra en el Museo Thyssen se ocupa de ellos. Sus cantos pueblan aún hoy nuestros recuerdos

Fernando Castro Flórez

Yo nací, y no exagero, en el lejano Oeste o, al menos, eso creía. Razones no me faltaban porque tenía unas pistolas de plástico y un cinturón que era el más chulo del barrio. Hacíamos «el indio» con una pasión incontenible , aunque, cuando ... íbamos al cine a ver lo que llamábamos «una de vaqueros», íbamos siempre con el Séptimo de Caballería. Nos gustaba apretarnos en «el gallinero» para poder patear como si fuéramos caballos al galope en las escenas decisivas que, como todo el mundo sabe, no eran otra cosa que cobardes masacres. En esa remota época, todos los indios eran, en nuestra falta de luces, «Jerónimo» y el bueno era, a pesar de sus atrocidades, el general Custer . Sabíamos decir «jau» mientras levantábamos con solemnidad una mano, aunque preferíamos hacer virguerías con el revólver en duelos que podían ser tanto al sol cuanto a la sombra en los extremos días del verano placentino. Recuerdo mejor la cantinela de «Bonanza» que cualquier pasaje de la ardua «Crítica de la razón pura» . Aún no habíamos leído «Deseo de ser piel roja», aunque nuestro mundo era inconscientemente kafkiano y creíamos que todo se podía resolver en O.K. Corral pese a que para nosotros la cosa tuviera connotaciones, más que nada, gallináceas.

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