En el C3A, Córdoba se viste de flamenca y moderna

Todo este preámbulo viene al caso porque el Centro de Creación Contemporánea de Andalucía , sito en Córdoba, también conocido como C3A, se encuentra ubicado en un maravilloso edificio de Nieto Sobejano Arquitectos que se inauguró en diciembre de 2016 con la intención de poner a la ciudad en el mapa del arte contemporáneo o, para resultar más precisos, que tanta tradición y legado patrimonial como albergan las laberínticas calles cordobesas tuvieran su contrapunto moderno.

Sin contar con una pandemia de por medio que se lleva todo al traste, aquello no cuajó por diversas razones. La primera y fundamental radica en que el edificio de Nieto Sobejano Arquitectos es maravilloso, pero inmenso, desproporcionado para una pequeña capital de provincia por mucha historia que guarde entre sus muros. Bien está que allí recalan turistas y más turistas, pero las moscas acuden a la miel, al atractivo más mediático que, por supuesto, no tiene por qué estar reñido con la calidad. Tras varias pruebas de ensayo error (a las que yo no les resto mérito ni calidad, quizá oportunidad, como las programadas por el último director del centro, Álvaro Fominaya), llegamos a la inauguración de la presente muestra, ‘Futuros abundantes’, que sirve de lanzadera para presentar la colaboración entre el C3A y la colección TBA21 Thyssen-Bornemisza Art Contemporary, gestada a fuego lento entre los distintos protagonistas públicos y privados desde hace meses y en absoluta discrección. Doy fe de ello.

Era el alcalde de Córdoba quien afirmaba la pasada semana en la presentación a la prensa de todo el proyecto que «el edificio parecía confeccionado a medida para albergar estas obras de la colección de Francesca Thyssen». No le voy a quitar un ápice de razón, porque a grandiosos espacios, grandiosas piezas. Y aquí abundan los artistas mayúsculos con trabajos que impresionan a todo el mundo, entienda usted mucho, poco o nada de arte contemporáneo. Además, las obras seleccionadas lucen súper fotogénicas . Nacidas para las redes sociales.

La primera instalación que vendió el artista brasileño Ernesto Neto (hoy ya más que cotizado, conocido y reconocido por la crítica y el ‘establishment’) se la compró Francesca Thyssen. A su vez, esta es la primera pieza que entró en su colección hace ya una década. Para seguir rememorando este primer amor artístico a primera vista (y disculpen las redundancias primerizas), basta con añadir que esta es, también, la primera vez que ella contempla montada la instalación que lleva por título ‘Esqueletos glóbulos’. Neto se constituye en la punta de lanza de un colectivo al que podemos añadir Ai Wewei, Allora & Calzadilla, Abraham Cruzvillegas, Olafur Eliasson, Miler Lagos, Ana Mendieta, Regina de Miguel, Beatriz Milhaes, Tomás Saraceno, Thomas Ruff, Mario García Torres, Elena Damiani, Haris Epanimonda, Tiravanija, Teresa Solar, Cerith Wyn Evans, Mathew Ritchie...

La comisaria responsable es Daniela Zyman , directora artística de TBA21, que ha trazado un hilo argumental muy bien hilado entre unos y otros. «Los futuros abundantes son la posibilidad de crear mundos desde la diferencia. Es una idea de la política de la transformación», tal y como apuntaba en la inaguración.

En el fondo de este mar revuelto de sugerencias, afloran las constantes temáticas que han guiado a todo el equipo curatorial a lo largo de los diez años que lleva en marcha la TBA21: del mundo y sus muchos males , sobre todo y ante todo los que tienen que ver con el medio ambiente, con el cambio climático.

Como señalaba la propia Daniela Zyman, «espero que la próxima vez que venga a Córdoba pueda nadar en el río Guadalquivir y ver su biodiversidad». La próxima vez será en otoño, cuando se celebre ese décimo aniversario de TBA21 , y a lo largo de los tres años por los que se ha firmado la colaboración. Mención especial merece, por la parte que le toca, la TBA21-Academy sita en Venecia y responsable de los programas de becas e investigación. Sin apoyar el presente no hay futuro. Está claro. Esperemos que cuaje.