LIBROS
«Cataluña en España»: el problema catalán, a examen
Un recorrido apasionante por la Historia de Cataluña y su dialéctica con España es lo que propone Gabriel Tortella en su nuevo ensayo «Cataluña en España». El objetivo, poner en cuestión los mitos del nacionalismo catalán
RICARDO GARCÍA CÁRCEL
En 1962 el gran hispanista francés Pierre Vilar publicaba su ya clásico «La Catalogne dans l’Espagne moderne». Se tradujo de inmediato al catalán con el título «Catalunya dins l’Espanya moderna» (Edicions 62) y al español en 1978 («Cataluña en la España moderna»; Crítica). ... Ha sido el referente para todos los historiadores de mi generación , con la preposición «en» (en la traducción catalana, «dentro de») expuesta en el título como nexo de Cataluña con España. Hace cuarenta años nadie podía sorprenderse de esa preposición. Hoy, sin embargo, llama la atención, tras las numerosas veces que en los últimos años la preposición «en» ha sido sustituida por otros beligerantes nexos («sin», «contra») o por la conjunción coordinada y, que pretende situar en un mismo nivel las dos entidades: Cataluña y España.
Hace dos años Antonio Morales Moya publicó un excelente ensayo que tituló «Cataluña en la España del siglo XVIII» (Cátedra), rompiendo un largo tiempo de inhibición de la preposición «en». Ahora acaba de aparecer el libro escrito por Gabriel Tortella y sus colaboradores «Cataluña en España. Historia y mito». Hablar hoy de Historia de Cataluña implica, pues, de entrada, tener que hacer la historia de la preposición «en» y, desde luego, saludar la presencia de este nexo gramatical en el título de la obra de Tortella.
Muchas Cataluñas
Gabriel Tortella es una de las autoridades indiscutibles en el ámbito de la Historia económica española contemporánea. Para su nuevo libro se ha rodeado de excelentes colaboradores: J osé Luis García Ruiz, Clara Eugenia Núñez y Gloria Quiroga . El ensayo constituye un recorrido apasionante por la Historia de Cataluña y su dialéctica con España, con especial fijación en la Historia Contemporánea (se dedican 36 páginas a la Historia Medieval; 70 a la Historia Moderna; 86 al siglo XIX y casi 300 al XX), y con atención prioritaria a la problemática económica sobre cuestiones políticas o culturales, aunque también estén presentes.
«Los nacionalistas, como en tantas cosas, están equivocados», concluye el ensayo
La intención es explícita: poner en cuestión toda la mitología que desde el nacionalismo catalán se ha ido construyendo en torno a la relación Cataluña-España y, en especial, fustigar la línea argumental seguida por el independentismo para postular su separación de España.
Los mitos que el nacionalismo catalán ha exhibido a lo largo del tiempo son múltiples. El primero es el de la propia unidad nacional catalana, marcada por unas señas de identidad comunes que tradicionalmente se han confrontado con el Estado español, presuntamente autoritario y despótico, incapaz de valorar y comprender las expectativas y deseos de la sociedad catalana. La realidad es que han sido históricamente y siguen siendo hoy muchas las Cataluñas en juego: urbana y rural, carlista y liberal, austracista y borbónica, republicana y monárquica… S i España es plural, no lo es menos Cataluña.
Guerra del Francés
Los mitos históricos del nacionalismo catalán también merecen espacio en el libro: la idealización como auténtica Arcadia feliz de las supuestas libertades democráticas de la época medieval y del constitucionalismo catalán, aparentemente barridos por Felipe V y la Nueva Planta (ya Vicens Vives se refirió con contundencia a la operación de desescombro de Felipe V de la antigualla institucional catalana); el victimismo con el que es relatada la Guerra de Sucesión y el sitio barcelonés de 1714; el curioso silencio que se ha impuesto respecto a la participación intensa de Cataluña en situaciones políticas determinadas luchando codo con codo con el conjunto de los españoles (ejemplo, la Guerra de la Independencia, hoy llamada en Cataluña Guerra del Francés); la aureola de capacidades excepcionales, en relación al ámbito mesetario, que se ha atribuido siempre a la burguesía catalana del siglo XIX; la minimización que se ha hecho del peso efectivo que ha tenido el carlismo en Cataluña y de sus vínculos con las propias raíces nacionalistas; el tópico de la desafección española hacia Cataluña , condenándola a la marginación en los órganos de decisión políticos y económicos, cuando es obvia la significación que los catalanes tuvieron en el Madrid de los siglos XIX y XX (de Prim a Cambó pasando por Pi y Maragall); la interpretación absurda de la Guerra Civil como la confrontación Cataluña-España, olvidando el importante protagonismo catalán en la España franquista…
Pero sobre todo el ensayo hace hincapié en los mitos económicos, que llevan a los autores a comparar los PIB de Cataluña y el conjunto de España con la brecha entre las economías respectivas desde 1800 en adelante (105 en 1800; 125 en 1860; 155 en 1900; 167 en 1930; 125 en 1980 y 125 en el 2000) y a desentrañar las muchas tonterías escritas en torno a las balanzas fiscales en los últimos años, para lo que han contado con la asesoría del gran experto que es Ángel de la Fuente .
La intenciónes explícita: fustigar la línea argumental seguida por los separatistas
El despegue económico de la Cataluña del siglo XIX se vincula a una burguesía dinámica, moderna y compleja que prosperó, entre otras razones, por el proteccionismo económico a su industria textil, que gozó de permanente apoyo desde la política central ( el arancel Figueroa sería excepcional), a la vez que Cataluña colaboró en asentar las bases de la oligarquía y del caciquismo del sistema de la Restauración. Después de 1898, el nacionalismo catalán, antes esencialmente cultural, tomaría una dirección política de rechazo del Estado español, incapaz este de garantizarle la continuidad del mercado colonial.
Tortella y sus colaboradores ponen en evidencia las propias limitaciones de la burguesía comercial catalana a la hora de hacerse con unos mercados más allá del nacional; reconocen, aunque pasan muy superficialmente por el tema, las debilidades del nacionalismo español en su empeño integrador, y se detienen especialmente en el análisis de las razones que nos han llevado a donde estamos en el conflicto Cataluña-Estado español.
Control absoluto
El momento en que se escribe esta obra es el de mayor tensión política, con el desafío de Artur Mas en plena euforia. Al respecto, en el libro se ahonda en los costes a los que nos ha llevado la estrategia de adoctrinamiento nacionalista iniciada por Pujol (el estudio comparativo de los manuales de bachillerato de Santillana es ilustrativo), la importancia del fenómeno inmigratorio, la trascendencia de la corrupción y el reiterativo discurso del fracaso de la Transición política, el control absoluto en Cataluña de los medios de comunicación, la demonización del Tribunal Constitucional…
Me hubiera gustado un análisis de la nueva estrategia independentista , en especial de ERC, diferenciando nacionalismo e independentismo y elevando a protagonistas del movimiento de separación a hijos de la emigración. Hoy el independentismo no es la etapa superior del viejo catalanismo histórico de la «Reinaxença» que capitalizó Pujol, sino un conglomerado de intereses en el que las viejas legitimidades (lengua, cultural, memoria histórica) parecen dar paso a una red de ansiedades donde se mezclan los efectos demoledores de la crisis en la juventud, una educación muy deficiente en lo cultural y beligerantemente antiespañola (España como sinónimo de lastre y fosilización), los sueños utópicos de felicidad alternativa y la busca de un limbo de protección jurídica para una clase política muy contaminada de corrupción.
Lo mejor de un país
Las conclusiones finales se mueven entre la resignación con conllevancia y un cierto optimismo de voluntad buenista que intenta disfrazar el pesimismo notable de la propia inteligencia. Se despide el libro con recomendaciones un punto paternalistas: «Es que los nacionalistas, como en tantas cosas, están equivocados. El poder al que deben aspirar los catalanes es el que viene de Madrid… Cataluña no debe ir contra la corriente de la historia , que tiende a la aglomeración de la unidad política, no a la disgregación… A Cataluña le ha ido muy bien cuando ha tenido un papel relevante en el gobierno de España. No desperdiciemos más oportunidades. Cataluña ha tenido una ejecutoria muy brillante en la historia de España y está llamada a continuar teniéndola. Tiene mucho que enseñar y mucho que contribuir a lo mejor de un país que tiene grandes defectos, pero al que pertenece y le pertenece y que, con la ayuda de todos, es mejorable».
Al final, el regeneracionismo español, como proyecto-solución . Me temo que la fórmula suena a demasiado repetitiva. Ciertamente, el problema catalán, aquel «manantial de perturbaciones» que tanto deprimió a Azaña, difícilmente puede encontrar la solución en un libro. En cualquier caso, el esfuerzo de Tortella y sus colaboradores es, a todas luces, encomiable.
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