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Las cartas de Galdós

Como le confesó a «Clarín», Galdós tenía su propia historia bajo llave. Pero su correspondencia nos permite mirar por el ojo de la cerradura de su intimidad

JORDI CANAL

Joaquín Sorolla pintó un cuadro, en 1894, titulado «Retrato de don Benito Pérez Galdós» , que ha sido reproducido en mil y una ocasiones, convirtiéndose en la imagen más conocida y que más identifica al gran escritor español. Este óleo sobre lienzo, de 72 por ... 99 centímetros y formato apaisado -poco frecuente en la tradición del retrato hispánico-, que figuró en la exposición individual del pintor valenciano en París en 1906, fue propiedad de Galdós. Colgó durante muchos años de las paredes de su residencia santanderina de San Quintín y se puede contemplar, en la actualidad, en la Casa-Museo Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria. El autor contaba en 1894 con algo más de medio siglo de vida a sus espaldas y se encontraba en el punto álgido como escritor. Sorolla le pintó de nuevo en 1911 . Se trata de un trabajo de estudio, que nos presenta a Galdós con abrigo y bufanda, destinado a ampliar las colecciones del norteamericano Archer M. Huntington en la Hispanic Society de Nueva York. A diferencia de la pieza de 1894, este cuadro del ya anciano escritor, por el que se pagaron en aquel entonces dos mil dólares, no ha sido nunca demasiado apreciado.

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