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ARTE

Carmelo Vega: «La falta de un museo nacional de fotografía es una asignatura pendiente»

El historiador canario Carmelo Vega acaba de entregar a la imprenta uno de los primeros manuales que analizan la Historia de la fotografía española desde sus orígenes hasta la actualidad. Un extenso ensayo que acaba con muchos tópicos

El historiador Carmelo Vega
Javier Díaz-Guardiola

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Carmelo Vega (Tenerife, 1961) es profesor titular de Historia del Arte Contemporáneo en la Universidad de La Laguna , donde imparte asignaturas relacionadas con la imagen fotográfica y fundó su Aula de Fotografía. Sobre esta disciplina ya publicó anteriormente los volúmenes «Tenerife y la fotografía» (1996) y el manual «Historia de la fotografía» (1996). Tras siete años de trabajo ha conseguido glosar la trayectoria de la técnica en España, una labor ardua con escasos antecedentes.

¿Cómo andamos hasta la fecha de ensayos como el suyo?

Ésta no es la primera Historia de la Fotografía en España. Este proceso se inicia en los ochenta con los trabajos de Lee Fontanella o Marie-Loup Souguez. Lo que sí que es cierto es que en nuestro país, los análisis de lo fotográfico se han acometido con una mentalidad más local o regional. Han faltado visiones más globales o generales. Sin ser el primero, sí que he intentado aportar esta perspectiva.

El estudio de la técnica en España arranca en 1839.

Es la fecha de arranque de toda la Historia de la foto, pues es cuando se presenta el daguerrotipo en París. Y si el inicio de la Historia de la técnica en España se sitúa en ese año es porque desde el minuto uno se suceden aquí las noticias del invento.

Por primera vez, y sin que sirva de precedente, fuimos paralelos a la Historia oficial.

Y frente a lo que se afirmaba hace unas décadas, cuando se hablaba de un desinterés de los intelectuales, artistas o científicos españoles con respecto a la foto, se ha demostrado que ocurrió todo lo contrario. Como en cualquier otro país europeo de la época, el interés fue en primer lugar científico, de manera que son médicos, físicos, farmacéuticos, los que la introducen.

Insiste en la lectura pesimista que se suele hacer de nuestra Historia. ¿Desmonta algún tópico?

El objetivo final del libro no es desmontar nada, sino, al contrario, demostrar, refiriéndome a las fuentes originales, de forma que esta no sea una Historia de la fotografía enunciativa, sino que los datos son interpretados. Por eso he utilizado los textos escritos por fotógrafos, los libros publicados sobre fotografía en España, que también, pese a lo que se suele decir, existen desde el XIX, aunque no sean muchos. Y lo que se demuestra es que ni hemos estado tan aislados, ni ha existido un desinterés exagerado sobre estas cuestiones.

Cabe preguntarse en qué estado se encuentra la foto española hoy, comparada con la de otros momentos históricos.

En los años ochenta se crea la base para una verdadera Historia de la foto en España. En los últimos 40 años ha habido aportaciones metodológicas importantes, y una búsqueda de nuevos planteamientos.

¿Y cuidamos nuestra fotografía? ¿Por qué no existe aún ningún museo nacional?

Sí que la cuidamos con respecto a décadas atrás. Se han tirado muchos archivos a la basura, porque hasta los setenta se consideraba que la foto no tenía ningún valor. Es verdad que faltan centros e instituciones que la mimen más, pero se han creado algunos, centrados sobre todo en su preservación. Que no exista hoy un centro de la fotografía en España es una de las grandes cuestiones pendientes. A finales del siglo XIX ya se hablaba de ello. Pero lo que nos falta es mucho trabajo conjunto y de remar todos a la vez.

Lo que sí hay es Premio Nacional y diferenciado del de Artes Plásticas. ¿Eso es bueno?

Es una demostración de las conquistas sociales y culturales de la técnica. De hecho, los primeros fotógrafos que recibieron este galardón fueron antes premios nacionales de artes plásticas. A mí me parece correcto, no contradictorio.

Menciona mucho el corte que se produjo en España en los ochenta. ¿Ha sido quizás uno de los momentos de inflexión más radicales en su Historia?

Probablemente sí. Lo que ocurrió entonces no tiene parangón. Fue un momento de reivindicaciones, de poner las bases de lo que hoy es la foto y donde hubo una militancia por parte de los fotógrafos, que reconocían que o se implicaban no sólo en la creación, sino en todas las facetas de la producción y promoción o no se llegaba a ningún sitio. Hubo fotógrafos que acabaron trabajando en museos, en archivos, fotógrafos que se convirtieron en galeristas, en críticos, en historiadores...

Durante mucho tiempo la Historia de España la escribieron extranjeros. ¿Ha ocurrido lo mismo con el relato histórico de nuestra fotografía?

Las dos primeras publicaciones de Fontanella y Souguez fueron modelos durante muchos años. En las jornadas de fotografía de Barcelona de 1980 se insistía en esta cuestión y de forma negativa. Pero eso nos llevaba a una autocrítica: si fue así, era porque la fotografía hasta entonces no interesó como problema histórico.

Hay que esperar al capítulo 7 para hablar de fotografía artística en España. ¿Es tardía?

Los capítulos son una sucesión de ensayos, cada uno de los cuales corresponde a un periodo histórico, a excepción del primero –sobre metodología– y los dos últimos, sobre dos aspectos problemáticos hasta ahora como la posición de la mujer y el papel de la crítica. Cuando hablo de foto artística me refiero al desarrollo de la estética pictorialista, que nace en el XIX y en España se prorroga hasta los años cincuenta. Pero lo importante es que por primera vez se veían con visión artística las posibilidades de la foto.

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