LIBROS
Carlos Zanón: «La nostalgia no es un lugar en el que te puedas quedar mucho tiempo»
El barcelonés Carlos Zanón regresa a sus rockeros tristes con 'Love Song', novela nacida como un homenaje a la creación y en la que sigue los pasos de tres músicos talentosos durante una atípica gira de verano
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Iniciar sesiónTras ese desvío que fue 'Problemas de identidad' mano a mano con el Carvalho de Vázquez Montalbán del que, suspira, salió «más o menos vivo», Carlos Zanón (Barcelona, 1966) vuelve a casa. A sus rockeros tristes, sus 'cowboys' solitarios y esas canciones ... de The Muffs, The Cure y Simple Minds que acaban fundiéndose en una suerte de repertorio tóxico y mutante. A sus perdedores crónicos y, en fin, a esa melancolía que se pega a la piel como hojas secas arrastradas por el viento. Vuelve a casa, sí, pero la casa ha cambiado. Ya no es la misma. «Aquí Barcelona sale al principio y ya está. 'Taxi' era sobre un personaje y aquí son tres... En realidad siempre estás intentando hacer cosas distintas, pero evidentemente tienes un territorio, un mundo en el que te sientes cómodo», explica el autor barcelonés, camiseta de los Smiths y barba de dos días bajo un bigote que empieza a reclamar atención, sentado en una terraza de La Barceloneta. «En el fondo siempre hay una búsqueda, aunque por otro lado vas dando vueltas a los fantasmas que todos tenemos», añade.
Y si de algo anda sobrada 'Love Song' (Salamandra), la nueva novela del autor barcelonés, es de búsquedas, vueltas y fantasmas. De canciones de amor para gente abollada y relaciones desacompasadas en busca de un diapasón. En ella, Eileen, Jim y Cowboy, tres músicos talentosos y de éxito más o menos sostenido, deciden embarcarse en una estrambótica gira veraniega por cámpings y locales de nombre tan prosaico como el 'Superpollo' de Sitges. Una despedida a lo grande. La última bala. El último grito. En el repertorio, sólo versiones de canciones de 1985. Y en la furgoneta, un viejo conocido del universo Zanón manejando el volante de esta 'road novel' en la que todos huyen de algo, ya sea de la enfermedad, el pasado o de un mundo en vías de extinción. «Yo quería hacer una novela luminosa, pero va a ser que no», ironiza el también autor de 'Yo fui Johnny Thunders'. «Supongo que influye la mirada que tienes sobre las relaciones», añade un autor que también empieza a despegarse con 'Love Song' de ese género gris-oscuro-casi-negro con el que se dio a conocer de la mano de títulos como 'No llames a casa'.
¿De dónde salen Eileen, Cowboy y Jim?
n realidad fue a partir de un artículo que leí en el 'Ruta 66' sobre Townes Van Zandt, Guy Clark y su mujer, Susanna Clark. Me pareció que era un triángulo perfecto, porque no era un triángulo de cama, sino de conexión. Y eso fue el principio. Pero también me gustaba mucho la idea de que la amistad puede ser tan destructiva como el amor. A veces quieres ser tan digno a ojos de tu amigo que acabas destruyéndote. Ese amor de los primeros amigos… Hay un momento en que eso se destruye. Quería hablar sobre la amistad y sobre el refugio de la creación. Luego me di cuenta, cuando empecé a trabajar con los tres, un matrimonio y el héroe loco, de que estaba hablando de Lord Byron y los Shelley. Y ahí está también la idea de la amistad como algo destructivo: al final mueren por querer ser como otro.
El rockero como héroe romántico del siglo XX, que no del XXI.
De ahí lo de Cowboy, sí. Es un personaje que no tiene cabida en la vida convencional. Su tiempo ha pasado y el mundo es otro.
También está, una vez más, el atractivo del perdedor.
El triunfador lo ha hecho todo bien y solo tiene su triunfo para explicar, mientras que el perdedor en cambio tiene el camino sembrado de errores, de cosas que pudo hacer y no hizo. En 'Love Song', por ejemplo, son tres músicos que pueden vivir de lo suyo, tienen un cierto reconocimiento, pero con una carrera llena de cosas que pudieron hacer de otra manera.
Se puede tener éxito y, sin embargo, sentirse derrotado.
La creación y el arte vienen a reparar eso. Todos los artistas son seres abollados que intentan encontrar en la creación la armonía que no han podido encontrar en su vida. Excepto cuando tocan o componen son seres incapaces para la vida civil. Tienen que estar siempre en guerra, de otra manera no saben funcionar.
¿Es 'Love Song' un homenaje a la creación?
Al misterio de la creación como único refugio. Tanto si eres usuario como si eres creador, el único refugio es la creación y esa suerte de belleza que se consigue con material de derribo.
Es curioso que este homenaje a la creación se articule a través de la recreación y de una banda que únicamente toca versiones.
Excepto el álbum de 'Love Song', que es el disco misterioso que compone Jim, todo son versiones, sí. Ellos son conscientes de que aman y representan un tipo de música que está en un momento crepuscular; de que esa conexión emocional con la música está desapareciendo y son unos dinosaurios. Por eso la novela también es un homenaje a cuando la música emocionalmente nos conectaba.
La gira aparece aquí como una suspensión de la realidad, casi como una adolescencia perpetua.
Ellos deciden que ese verano están fuera del mundo. Todos deciden escapar de algo: de la enfermedad, de saber que tiene que soltar lastre… En el fondo los músicos son un poco así, viven en su propio universo.
¿Por qué 1985?
Al principio pensaba en 1982 por la canción 'Come On Eileen' de los Dexys, que cuando era chaval me volvía loco, pero luego estuve en Argentina y cuando me preguntaban por el libro que iba a hacer y respondía que se llamaría '1982' me hablaban de la guerra de las Malvinas y decían que ese año no molaba nada. Pero como mi disco favorito de siempre es el 'Steve McQueen' de Prefab Sprout y luego me encontré con 'The Whole Of The Moon' de los Waterboys, al final fue 1985. Aunque podría haber sido 1981 o 1994. Eso en el fondo da igual. Lo que me hacía gracia era la idea de que tres tíos con talento tuviesen que estar tocando versiones por cámpings y que la única regla fuese que todas las canciones fuesen de un año concreto.
¿Existe un circuito de giras por cámpings o es pura invención?
Se lo comentaba a Dani Nel.lo y me decía que no tenía ningún sentido (ríe). Yo, cuando tenía 20 años, trabajé en un cámping en L'Escala y sí que venía cada día un músico diferente. El martes, me acuerdo, venía el cantante de 'rockabilly'. Y aún sigue pasando. Con la pandemia no he podido hacer mucho trabajo de campo, pero algunos cámpings sí que pude hacer y fui a ver a una a una chica que hacía versiones de Madonna... No sé si es un circuito, pero me apetecía más eso que baretos, porque el cámping es un no lugar, como el rock, que también es un no lugar.
Tirando del hilo de la música se corre el riesgo de acabar enredándose en la nostalgia.
En el fondo, la resolución de la novela es que tienes que soltar lastre para crecer. Un poco esa idea de que hasta que no se mueren tus padres no te conviertes en adulto. En este sentido, para mí el libro también era cerrar una etapa. No me quiero convertir en un señor mayor que va por ahí repitiendo «oh, que buenos eran los Ramones». Es necesario cortar los vínculos con el pasado. La nostalgia no es un lugar en el que te puedas quedar mucho tiempo.
Hablando de cortar amarras, 'Love Song' es la primera novela sin algo de género negro que publica.
En ciertos aspectos, la novela era una despedida de muchas cosas. Venía de hacer Carvalho, que ha sido mi único policial puro, y me interesaba más la historia de los tres, algo así como unos 'Jules y Jim' musiqueros, que meterme en una trama negra.
¿Volverá a Carvalho?
Yo creo que ya está. Fue una experiencia genial, pero no sé si tiene mucho sentido seguir. Llegué, más o menos salí vivo y ya está. Cuando acepté el encargo estaba en RBA y luego pasé a Salamandra. No hay muchos autores que puedan compaginar algo así. Supongo que Planeta pensó que pasaría a su escudería.
El que sí que reaparece aquí es Sandino, el protagonista de 'Taxi'.
La mayoría de personajes los acabas y ya está, pero con Sandino ya tenía claro cuando terminé 'Taxi' que quería saber qué había sido de él. Es la toma de tierra de los tres, la toma de conciencia.
Habla de cerrar un ciclo. ¿Sabe ya cómo será el siguiente?
Quería cerrarlo pero tampoco sé muy bien a dónde voy. Cada novela he intentado hacer cosas que no sabía si podría hacer. Ahora me gustaría mucho ir a otro sitio. Me fascinan mucho algunas novelas, sobre todo de autores sudamericanos como Bolaño, en las que no sabes muy bien qué estás leyendo ni qué género están haciendo. Así que lo que me gustaría es olvidarme de la obsesión por las tramas, que es uno de los problemas de los que escribimos desde aquí, y de que la historia se entienda.
Un poco como ocurría con esas partes un poco más poéticas que aparecían en 'Yo fui Johnny Thunders'.
La ficción al final lo que ha de permitir es salirte del marco. A mí, por ejemplo, en 'Love Song' me hubiese encantado inventarme una estilo musical, que no se supiese muy bien qué tocan. De ahí también que no estén claras las edades, ni cuando pasan determinadas cosas... Al principio todas mis novelas son mucho más locas de lo que finalmente aparecen. Como decía David Byrne, a medida que aprendes a tocar 'rock and roll' en realidad estás dejando de tocar 'rock and roll'. A mí me gustaría volver a la intuición, a no estar tan pendiente. La novela española, por definición, es realista, y eso nos impide hacer cosas locas. Es un problema nuestro. La mala prensa de lo que no es verídico nos pesa mucho.
Y eso que lo suyo podría pasar por novela realista.
Sí, pero en mi caso son personajes que viven fuera del mundo. En mis novelas los personajes casi siempre tienen problemas mentales o no leen bien la realidad. Yo mismo, más allá de cuando escribo, soy una persona bastante incapaz. Y si además acabas literaturizando la vida, eso te hace más incapaz aún.
En un pasaje del libro habla de gente «más que vieja, gastada».
Es que nos gastamos mucho, porque no hay etapas. Ahora parece que tienes que tener la misma curiosidad cuando tienes 15 años que cuando tienes 60. Estamos cansados, agotados de los estímulos y de tener que llegar a todo. En realidad los personajes descansan cuando se limitan.
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