LIBROS
«El oro blanco», ¿qué es esto de la «blancura»?
Tras su exitoso debut literario con «La liebre con ojos de ámbar», el ceramista Edmund de Waal nos invita a adentrarnos en la historia de la porcelana. Material que le obsesiona y que convierte en símbolo y metáfora
El británico Edmund de Waal, autor de «El oro blanco»
En un primer momento puede resultar extraño que alguien dedicado a la elaboración de piezas de porcelana, que exhibe en diferentes museos -entre otros el , la Tate Britain, y el Rijksmuseum de Ámsterdam-, actividad que le ha valido numerosos galardones y un ... reconocimiento mundial, se interne por la senda literaria.
Pero el británico Edmund de Waal no es un ceramista al uso. El color blanco de la porcelana se asemeja al de la página en blanco. A su atracción y a su vértigo. Y e n ambos casos se trata de construir, de crear, de explorar . No en vano, confiesa De Waal refiriéndose a su trabajo con la porcelana: «La sensación es de blancura. Con lo cual quiero decir que está llena de expectación, de posibilidad. Es un material que registra todos los cambios del pensamiento, todos los movimientos de las ideas ». Un material que le sedujo desde su infancia, que se fue convirtiendo en una obsesión. De ahí que fuese prácticamente inevitable que diera cuenta de ella, que se la explicara a sí mismo y a los lectores a quienes invita a seguirle en un libro tan singular como curioso. Al igual que lo era «La liebre con ojos de ámbar» (Acantilado), que alcanzó sorpresivamente la categoría de «best seller». Traducido a nuestro idioma de manera excelente por Ramón Buenaventura , quizá sea más significativo el título original «The White Road», aunque más evocador por sus resonancias sea el español, «El oro blanco», término que emplea el propio De Waal en su relato.
«El oro blanco» es, sobre todo, un camino de búsqueda, una peregrinación exterior e interior
Porque la obra de Edmund de Waal es sobre todo un camino de búsqueda , «una peregrinación, una oportunidad para subir al monte del que procede la tierra blanca». De Waal nos revela que siente la ineludible llamada de visitar los tres lugares en que se inventó, o reinventó, la porcelana, las tres colinas blancas, una en China, otra en Alemania y otra en Inglaterra: «Necesito ir a estos tres sitios, necesito saber qué aspecto tiene la porcelana bajo diferentes cielos, cómo cambia el blanco con el clima. Hay otras cosas blancas en el mundo, pero la que ocupa el primer lugar, para mí, es la porcelana. Este viaje es como pagar lo que debo a quienes me precedieron».
Anécdotas y leyendas
Así, recorremos países, escenarios, épocas, se nos cuenta la historia de la porcelana, incluyendo pintorescas anécdotas y leyendas y, junto a personajes conocidos, como Marco Polo -el primero en referirse a la porcelana en Occidente, describiéndola como «un material de incomparable belleza»-, descubrimos a otros que lo son menos, como el jesuita francés François Xavier D´Entrecolles , misionero en China, que desveló los secretos de la fabricación de la porcelana en esa nación.
Pero también, junto a esa búsqueda exterior, se ofrece otra interior, pues, naturalmente, la porcelana, es mucho más que un mero material. Es símbolo y metáfora. Altamente revelador es la cita de «Moby Dick», con la que Edmund de Waal encabeza «El oro blanco»: «¿Qué es esto de la blancura?». Es muy posible que no exista respuesta . O que sea tan compleja y en buena medida contradictoria como la que encierra la célebre y fascinante novela de Herman Melville.
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