LIBROS

Asedios a Benito Pérez Galdós

Se publican dos biografías complementarias que abordan la figura y obra del gran escritor canario. En 2020 hemos conmemorado el centenario de su muerte

Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 1843-Madrid, 1920)

José María Paz Gago

Las biografías de los grandes escritores contemporáneos, apuntaladas en una investigación exhaustiva y rigurosa, es una estimulante tendencia en las últimas décadas . Piénsese en las casi mil páginas del Marcel Proust de Jean-Yves Tadié para Gallimard, los tres gruesos volúmenes ... que ocupa la biografía de Zola escrita por Henri Mitterand o, más recientemente, en la monumental reconstrucción de la vida de Kafka realizada, también en tres volúmenes, por Reiner Stach.

Como los mejores frutos cuajados en su centenario, dos ilustres galdosistas ofrecen sendas obras de este tenor, narraciones minuciosas y documentadas del recorrido vital y creativo del escritor canario: Galdós. Una biografía, de Yolanda Arencibia, y Galdós. Maestro de las letras modernas, de Germán Gullón. Dos excelentes trabajos que se complementan: biografía de ideas la de Gullón y de hechos la de Arencibia, lo cual no quiere decir que le falten datos a la primera ni reflexión a la segunda.

Poética de la novela galdosiana

Gullón traza la trayectoria intelectual del autor de Fortunata y Jacinta quien habría evolucionado desde un liberalismo humanista a un republicanismo progresista lo que, en un país como el nuestro, no le impedirá mantener una leal amistad con personalidades de la derecha conservadora. Convivirá en su querido Santander con Pereda o Menéndez Pelayo, martillo de herejes donde los haya, que sólo salva los Episodios Nacionales para condenar sin ambages las novelas disolutas, anticlericales y volterianas de su buen amigo. En ese recorrido de calado filosófico se va enlazando la narrativa de don Benito, desde sus relatos históricos o de tesis a las novelas contemporáneas naturalistas y psicológicas, exponiendo una auténtica poética de la novela galdosiana.

Es muy de agradecer el empeño de Germán Gullón por incardinar al biografiado en la cultura europea de su época. Frente a la visión castiza de don Benito el Garbancero, se nos presenta un Galdós cosmopolita y viajero , bien conectado con las propuestas artísticas y novelísticas entonces en boga en Francia, Italia o Inglaterra.

Es muy de agradecer el empeño de Germán Gullón por incardinar al biografiado en la cultura europea de su época

La obra de Yolanda Arencibia discurre más apegada a los hechos y a la estricta cronología, reconstruyendo la vida íntima y familiar, pública y literaria de don Benito con exhaustividad y con todo lujo de detalles. No se ahorran aquí informaciones sobre sus secretos de alcoba ni sobre sus problemas económicos.

La indagación biográfica también va a la par en este caso con un perfecto conocimiento de la obra, no en vano, como Tadié y Mitterand que lo hicieron para la Pléiade, Yolanda Arencibia es editora de las novelas del escritor canario, publicadas por una institución pública.

Arencibia no ahorra informaciones sobre sus secretos de alcoba ni sobre sus problemas económicos

Sobre el duro enfrentamiento con Valle-Inclán , a cuenta del fallido estreno de El embrujado , se pasa de puntillas. Gullón informa acertadamente que Galdós llamó a Valle al ser nombrado director artístico del Teatro Español, pero Arencibia da una justificación disparatada: Valle no habría entregado ese texto dramático por no tenerlo en su poder, cuando la realidad es que el dramaturgo hizo una tumultuosa lectura pública de la pieza en el Ateneo como protesta. Tímido y apocado, Galdós no fue capaz de imponer su criterio a la primera actriz Matilde Moreno , generando un conflicto de tal magnitud que acabó con él y con la compañía de la diva fuera del Español.

Leve aroma apologético

Ambas biografías desprenden un leve aroma apologético. Es cierto que Galdós, como Baroja o Pérez-Reverte hoy, son autores centrados en la narración que optan por un estilo llano, por lo que encuentran el rechazo de quienes exigen un registro más literario y una mayor originalidad estilística. Estos prefieren a Flaubert o a Valle-Inclán frente a Balzac o a Galdós, pero ello no va en desdoro de inmensos escritores como don Benito. Aunque es lícito que el biógrafo muestre pasión por su personaje, a estas alturas, Galdós no necesita defensa: su obra se defiende por sí sola.

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