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ARCO 2018 encandila a los expertos con su alma de bienal

Artistas, directores y comisarios analizan una edición que se vio envuelta en la polémica en su arranque

Gente se refleja en la obra «GJ 676 A c/M+I», de Tomas Saraceno REUTERS

La 37ª edición de ARCO , en la que se ha podido disfrutar de las tendencias artísticas que predominan en el panorama nacional e internacional actual, llega a su fin. La feria de arte contemporáneo más importante del país cierra sus puertas tras cinco días de intensa actividad en los que los profesionales y el público general han recorrido los laberínticos pasillos de los pabellones 7 y 9 de Ifema.

ARCO no solo es un lugar de compra-venta de arte, también representa el punto de encuentro de un mundo que se ha abierto estos días a sus visitantes. Así lo corrobora Manuel Borja Villel , director del Museo Reina Sofía : «ARCO 2018 refuerza su tendencia a ser un lugar de encuentro entre coleccionistas, comisarios y expertos del mundo del arte». El responsable del centro de arte contemporáneo más significativo de nuestro país subraya, además, el significativo peso que la feria de Madrid tiene para los compradores provenientes de Latinoamérica .

Tras tantos años, ha conseguido consolidarse en el mundo internacional. Y aunque sigue marcada por el concepto de bienal del que se apoderó en sus inicios, su renombre entre las ferias es indiscutible. Tal es así que otras de estas citas similares han copiado el formato de foros y conferencias iniciado en Madrid. Se trata de un recorrido que ARCO realiza desde hace años y cuya progresión ha aumentado, como aseguran los expertos consultados, desde que Carlos Urroz está al frente. La edición de 2018 aprueba con nota la valoración realizada por todos ellos, que enfatizan el alto nivel de las obras y el programa presentado.

El valor de ARCO

«ARCO está profesionalizándose y construyendo cada vez más un sentido del coleccionismo por encima de todo», opina Nekane Aramburu , del Museo Es Baluard . Esta directora destaca la «acción de geolocalización de las mujeres » que se ha dado en paralelo a ARCO –ya que no se trata de un fenómeno puramente ferial– porque revaloriza la presencia femenina en el mundo del arte. «Esto abre una vía de trabajo que es fundamental hacer visible», subraya Aramburu, quien no duda en pedir más presencia de féminas en el evento .

En este sentido, la comisaria Cristina Anglada señala la confianza depositada en las mujeres comisarias . «Se ha realizado una edición más curada, lo que se traduce en que la selección de obras no está hecha solamente por los criterios comerciales de las galerías», apunta sobre la articulación femenina de la feria, algo que la ha hecho «más digerible».

Álvaro de los Ángeles (subdirector de IVAM ) y Juan Antonio Álvarez Reyes (director de CAAC ), coinciden en las obras elegidas y la buena distribución del espacio en los pabellones. En cuanto a lo primero, ambos seleccionan la galería Espaivisor como una de las imprescindibles de esta edición. «Se han presentado grandes obras que permiten descubrir nuevos artistas», asegura el director de IVAM, que elige la sección Opening como lo mejor de ARCO 2018. «Como espectador me ha gustado ver el programa general de forma espaciada. Las galerías no tenían la acumulación de obras de otros años. Había espacio suficiente para entender las obras », explica De los Ángeles.

Por su parte, Álvarez Reyes destaca que lo mejor de la feria son «los programas generales ». Como obra internacional elige el pabellón de Dan Graham en . «Más allá de la colocación de piezas en un estand blanco, muchas galerías apuestan cada vez más por montajes innovadores e interesantes», comenta con respecto a la distribución en Ifema.

Lo más destacado

«Ha habido piezas de alto coleccionismo», subraya Manuel Segade , director de CA2M . El valor añadido que para él tiene ARCO es la decisión de las galerías de haber expuesto obras históricas en la feria internacional de Madrid y no en «otras convocatorias internacionales». A esto añade la apuesta de las galerías por «grandes piezas» de artistas españoles emergentes . El optimismo de Segade se desprende de sus palabras. «No veo muchas cosas a mejorar», aunque afirma «no haber echado de menos en otras ediciones» los espacios institucionales al fondo de cada pabellón que este año sí ha habido.

Segade habla también de los encuentros profesionales , una actividad que «parece estar funcionando para poner en relación a agentes artísticos de numerosas partes del mundo».

Asimismo, dichos foros son mencionados por Ferran Barenblit , director del MACBA . «Algo en lo que ha avanzado ARCO es en que los encuentros que se realizan no son tanto didácticos , sino más profesionales», explica de unas actividades que «suplen aquello que Madrid no ofrece». « Lo que no puede hacer una feria es ocupar el lugar de una institución pública . Se ha hecho bien en generar actividades que se alejan del gran público», puntualiza Barenblit. «ARCO se ha hecho su lugar en el contexto de las ferias internacionales. Lo importante es que en ese lugar se dé la mejor oferta posible. Y eso se cumple».

Diferente es la visión del artista Mateo Maté . «Soy muy escéptico en los comentarios. Como artista puedo ver malas exposiciones y buenas obras», explica Maté, que elige Máscara , de Fernando Sánchez Castillo , como una de las piezas más interesantes. En cuanto a ARCO, la define como « feria comercial y conservadora », pero recalca su «continuidad» y estabilidad en el tiempo.

Futuro y polémica

Si algo destacan los expertos, además de la controversia generada alrededor por Ifema antes de la apertura, es la sustitución de un país invitado –tradición a la que se volverá el próximo año, con Perú como anfitrión– por un concepto, el Futuro . De nuevo, el más crítico es Maté, que califica la sección como uno de los p untos débiles de la edición . «Me ha parecido de muy bajas pretensiones y calidad. No le he visto ningún interés artístico», asegura el artista. Enfatiza su crítica al no entender la lógica que supone introducir una «exposición institucional» en una feria de arte. Para él, el comisariado de Chus Martínez no ha funcionado. «Las obras no son buenas», ratifica el madrileño.

ARCO 2018 se ha visto envuelto en la polémica por el fenómeno generado alrededor de la obra de Santiago Sierra . «Los profesionales, coleccionistas y aficionados no debemos estar influidos por estrategias de despiste que evitan que esto continúe siendo una feria profesional», critica la directora de Es Baluard. « Censura » es la palabra que más repiten los expertos al preguntarles por lo ocurrido, un hecho que ha eclipsado los demás acontecimientos de una aplaudida edición. El crítico y escritor Javier Montes , aunque reprueba el discurso de Ifema porque «no se sostiene», lo zanja: «Lamento que esto beneficie a una obra de la que, en mi opinión, tengo muchas dudas acerca de su calidad ética y estética ». Tajante a este respecto se muestra Borja Villel: «El punto fuerte y el débil de esta edición es el mismo: la retirada de la obra de Sierra».

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