¡Viva la estulticia!

En 1964, en plena guerra fría, alertaba Stanley Kubrick del riesgo de que un general loco podía desencadenar el apocalipsis total (‘Teléfono rojo. Volamos hacia Moscú’ o ‘Dr. Strangelove’). Casi sesenta años después, Adam McKay , en ‘No mires arriba’ , nos previene ... de lo mismo pero la causa ya no es la guerra nuclear sino la estulticia universal.Muchos censuran la brocha gorda del guion pero lo propio del género caricaturesco es justamente la exageración de rasgos... que sí existen en la realidad: cuando escuchamos a esta presidenta de los Estados Unidos afirmar que la catástrofe es también una oportunidad, ¿no recordamos el mensaje de Pedro Sánchez sobre el covid? Cuando vemos la frivolidad azucarada con la que aborda la destrucción del planeta un programa televisivo, ¿no nos recuerda lo que vemos nosotros en España todos los días? Al observar el nivel intelectual de ciertos miembros del gobierno yanqui, ¿no los comparamos con algunos de nuestros ministros? Ni siquiera el miedo a desaparecer nos hace ser más sensatos.Basta con mirar alrededor, comprobar que reina la estupidez, en España y en el mundo enteroEl riesgo de estupidez ha acechado al ser humano en todas las épocas y lugares. Es cierto. Pero también es verdad que Hitler y Goebbels descubrieron la utilidad política de la propaganda y que los actuales medios de comunicación de masas multiplican ese riesgo. Lo vemos todos los días y no sólo en España: una universidad inglesa censura la sátira de las mujeres que hace un poeta griego clásico; otra propone enseñar sólo la obra de compositores que no sean de raza blanca... Lo definió con tajante rotundidad Ramón Pérez de Ayala en un poema: ‘¡Viva la estulticia!’Más allá de los valores estéticos de la película de Adam McKay, importa comprobar que reina hoy la estupidez, en España y en el mundo entero. Para comprobarlo, no hace falta levantar los ojos: basta con mirar a nuestro alrededor.