ARTE

El ambientalismo anodino de Comte

‘After Nature’, de Claudia Comte, continúa la colaboración de la TBA21 con el Museo Thyssen. Sin embargo, el proyecto hace agua

Detalle del montaje de ‘After Nature’, de la creadora suiza

Carlos Delgado Mayordomo

El mecenazgo artístico de TBA21 está firmemente comprometido con el medioambiente y el desarrollo sostenible. La preocupación por el acelerado deterioro de los arrecifes de coral centra el nuevo capítulo de su colaboración con el Museo Thyssen , que ahora recae en la ... artista suiza Claudia Comte (1983). La primera sala presenta un bosque de esculturas en madera que evocan diversas formas coralinas; la segunda exhibe animaciones digitales donde los corales sufren delirantes aventuras y metamorfosis. Ambas estancias se vinculan con un mural continuo de líneas ondulantes que simboliza las mareas, la frecuencia de los vientos y la bioluminiscencia de algunos organismos marinos.

El tema elegido no es baladí: diversos estudios calculan que casi el 90% de los corales, esenciales para el ecosistema de los océanos, podrían desaparecer en 2050. La representación creativa de estos invertebrados se establece aquí, según la comisaria Chus Martínez , como «una llamada de atención para que los humanos aprendan a respetar el océano» . Esta apelación a la ciudadanía revela una de las principales claves del proyecto: la total ausencia de reflexión acerca de las posibles responsabilidades del régimen de acumulación capitalista, sus patrones de producción y consumo, y su globalización.

Estamos ante una perspectiva empática y romantizada, afín a lo que Andrews Dobson denominó «ambientalismo», un decantado del ecologismo que propugna cambios desde una concepción acrítica y estetizante sobe nuestros vínculos con la Naturaleza.

El punto de partida del proyecto fue una residencia de Comte de 2019 en el refugio para la conservación de los océanos Alligator Head Foundation , en Jamaica. Allí, tuvo la oportunidad de convivir junto a biólogos y especialistas en la regeneración de los arrecifes. Pero los parámetros de aquel contexto han quedado finalmente reducidos al empleo de maderas endémicas y a la contratación técnica de mano de obra local. Para la relectura de todo lo aprendido, Comte nos ofrece sus propias sensaciones ante lo bello natural, así como sus elucubraciones acerca de la evolución de los procesos vitales, pero sin aludir, ni siquiera tangencialmente, a las formas reales que adquiere el deterioro o a sus fuerzas causales y explicativas. La artista opta por la definición pintoresca de un asunto concreto . Igualmente podrían haber sido los orangutanes, la capa de ozono o la desaparición de las abejas. Si retiramos el manto discursivo, y nos quedamos ante las cualidades estéticas, el resultado no es más halagüeño: el relumbrón óptico de los vinilos de color, el ‘kitsch’ sobredimensionado de sus tallas y el virtuosismo técnico de las animaciones configuran un potaje de difícil digestión.

‘After Nature’ ejemplifica un tipo generalizado de propuesta artística que emplea de manera recurrente términos como ‘ecosistema’, ‘biodiversidad’ o ‘sostenibilidad’ , desvirtuando el potencial transformador de sus enunciados científicos. Comte, con una sólida trayectoria, ha optado aquí por deslizarse hacia un buenrollismo verde.

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