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EN MUCHAS PALABRAS

Álvaro Valiño: «El diseño debe funcionar, ser utilitario y servir a unos fines»

El diseñador gráfico, de origen gallego, se ha convertido en un referente del diseño, lo que le ha llevado a un reconocimiento internacional de sus proyectos

El diseñador Álvaro Valiño Carmen Valiño

Pablo Delgado

Coruñés nacido hace 42 años, comenzó su actividad profesional en la sección de gráficos de  «La Voz de Galicia» y, desde entonces, su carrera no ha parado de subir, convirtiéndose en uno de los diseñadores freelance –en el sector editorial– más reconocidos y buscados en el panorama actual.

Valiño es defensor de una estética minimalista y efectiva en el diseño, con la que consigue trabajos excepcionales y que funcionan con los mínimos recursos expresivos gráficos. Estos elementos hacen de su trabajo un valor añadido y diferenciador para sus clientes. Unos clientes entre los que se encuentran «National Geographic», la revista «Science», «Smithsonian Magazine»,  «Il Corriere della Sera» , «Courrier International» y la revista «Mongolia», entre otros. Su trabajo ha recibido más de 30 premios Malofiej , considerados los Pulitzer de la infografía. Todo un titán del diseño de información.

¿Cuándo y cómo surge su interés por el diseño y la ilustración?

Desde pequeño tuve inclinación por el dibujo, el modelado… Entonces era un juego, y trato de mantener parte de ese espíritu lúdico en mis proyectos personales. Además, creo que esas experiencias acaban enriqueciendo mi trabajo.

¿Qué requisitos considera necesarios para ser un buen diseñador o ilustrador?

Diseñador e ilustrador suelen trabajar con contenidos ajenos, así que ser capaz de interpretar correctamente los datos e información facilitada me parece esencial. En el caso del diseñador, nuestro trabajo tiene más que ver con estructurar la información, ordenarla y hacerla accesible y comprensible. Por supuesto tiene una dimensión estética que no se puede descuidar.

Iconografia sobre captura de ballenas para «National Geographic»

El diseño debe servir para…

Yo trabajo en el campo editorial, así que, en mi opinió,n para comunicar. El diseño debe funcionar, debe ser utilitario, servir a unos fines. Puede que ese fin sea emocionar.

Y nunca puede prescindir de…

Quiero pensar que de la profesionalización de los que lo ejercen. Que haya buenas condiciones para ejercer el diseño es esencial para que se pueda desarrollar con la dedicación que esta disciplina demanda. El diseño requiere de mucha reflexión, de mucho trabajo invisible que se realiza antes de meterse en el aspecto formal. Y, por otro lado, del ingenio: las soluciones innovadoras, el «wit» de los anglosajones, las cosquillas cerebrales, la sonrisa de la mente…

¿El contenido debe siempre primar sobre el diseño o viceversa?

Decidir el contenido también es diseñar. Me parece que cuanto antes se incorpora un diseñador a un proyecto, este resulta mejor. Además, hay una parte de edición fundamental antes de entrar en lo formal, como te comentaba antes. Es tan importante lo que se elimina como lo que se mantiene y lo que se resalta.

¿Cómo obtiene sus ideas? ¿La inspiración creativa, viene de repente o se llega a ella?

Hay de todo, pero en general ayuda mucho la experiencia y la dedicación, las horas. Creo que esos momentos a los que llamamos inspiración ocurren porque previamente se han absorbido conocimientos, experiencias, recursos, herramientas… Que te has expuesto a muchos referentes culturales, que te has educado. A un nuevo proyecto no llegas vacío, al cliente no sólo se le ofrece hacer un trabajo, sino también el saber hacer, tu bagaje, el haberte enfrentado a proyectos que te han puesto a prueba y que has resuelto. Todo eso tiene un valor.

¿La simplicidad es el objetivo ideal del diseñador?

Depende del proyecto, pero, sin duda, la síntesis es una parte esencial. Destilar lo esencial y saber comunicarlo visualmente para que sea comprensible y accesible me parece un requisito que todo buen diseñador debería cumplir.

¿La «libertad creativa» debe ser una condición sine qua non para el diseñador/ilustrador?

Creo que las soluciones creativas resultan en muchas ocasiones de las restricciones impuestas por el proyecto o incluso de las autoimpuestas. Cuando todo es posible, ¿cómo y por dónde empezar? Un ilustrador debe entender que su trabajo consiste en ilustrar una idea, un texto, lo que sea. Que esa imagen funcione bien en ese contexto, que no se encuentre en un vacío. Pese a ello, hay muchos enfoques, muchas posibilidades dentro de esa restricción. En ese juego, creo que está el interés del trabajo del ilustrador: encontrar ese ángulo, ese enfoque, y codificarlo visualmente en una imagen que resulte interesante y estimulante al lector.

Pictogramas para la historia «Beyond Human», de «National Geographic»

¿Cómo debe ser un mensaje, una imagen o un diseño para que cobre vida, sea fascinante y perdure en el tiempo?

No es lo mismo hacer un cartel para un festival de música de tendencia que un programa de señalética para un hospital. Creo que el buen diseño debe responder a las preguntas correctas. ¿Cuál es su finalidad? ¿A qué audiencia va dirigido? ¿Qué se espera de las piezas concretas con las que está trabajando? Diferentes proyectos tendrán diferentes preguntas y respuestas. A veces, productos perfectamente utilitarios se convierten en clásicos del diseño. En ese caso, creo que el diseño trasciende su finalidad y pasa a alcanzar otro status.

Realiza infografías para diferentes medios de comunicación. ¿Cómo las definiría y qué función tienen dentro de ellos?

Definir infografía es difícil por su propia naturaleza de disciplina de disciplinas. Diferentes saberes, técnicas y herramientas se acumulan en proyectos complejos de infografía: desde la cartografía, la ilustración, la estadística, el reporterismo, el diseño, la fotografía… Por simplificarlo, podríamos acordar que busca comunicar información de forma visual de acuerdo a estándares periodísticos. Hablo siempre de infografía periodística. Cada proyecto es un mundo, y van desde sencillos «charts» (las gráficas estadísticas) hasta narrativas de dobles páginas o «scrolls» casi eternos que guían al lector por un tema de principio a fin. A veces los gráficos son apoyos a otras piezas informativas a las que dotan de contexto o completan. Otras, como en el caso anteriormente comentado, pueden ser piezas autónomas.

¿Los gráficos son hoy componentes con sentido propio de categorías periodísticas enteras?

Me parece que un infografista no puede saber de todo. Debe tener una curiosidad infinita y una vocación por clarificar información y guiar al lector. Por ello, es más necesario que nunca apoyarse en expertos en las materias que traten los gráficos y en redacciones llenas de talento. Una infografía es tan buena como lo es la información y los datos en los que se basa. Si no, se queda en un artefacto estético, y como tal fracasa.

Hoy encontramos infografías por todas partes. ¿Cómo diferenciar una buena de una mala?

Hay unos cuantos indicadores que nos pueden dar cierta seguridad de que estamos ante una infografía solvente: el medio que la publica, las fuentes consultadas y citadas (si no cita fuentes, ¡huir!) el lenguaje empleado… No son garantías, pero sí indicadores fiables. Siempre hablando de infografía periodística, que es el campo que me interesa. En general, deberíamos emplear los mismos criterios para valorar una infografía que cualquier otro contenido periodístico. De todos modos, creo que hay espacio para tratar temas con ligereza e incluso humor. Lo que es esencial es que no se engañe a la audiencia, que lo que se muestre sea veraz y que se dejen claras y se cumplan las premisas del gráfico.

¿Actualmente hay una sobrecarga de información?

Me resulta difícil contestar a esta pregunta. Creo que hay sobrecarga de mala información. Por lógicas que tienen más que ver con la industria que con la labor de infografistas y periodistas. Vivimos un momento muy complejo para el sector editorial en general y periodístico en particular. En cualquier caso, creo que la infografía y la visualización de información son herramientas fantásticas para clarificar información, para dotarla de contexto y hacerla comprensible. Algo esencial en esta era del «big data».

¿Qué hace cuando el cliente dice «no me gusta»?

Creo que es obligación del diseñador argumentar claramente el porqué de sus decisiones. Es importante que este vea que estas son razonadas y no cuestiones estéticas arbitrarias.

Detalle de tony Soprano, por álvaro Valiño

Al abrir un libro, una revista o un periódico, ¿qué no soporta ver en su diseño?

Creo que se juzga muy a la ligera el trabajo ajeno. Me parece que hay que tener en cuenta las restricciones y condicionantes de cada medio, producto o proyecto. Pero, hablando en general, me desagrada que se tome por tonto al lector. Hay gente que confunde clarificar con rebajar el nivel de los contenidos.

¿Ha tenido miedo a equivocarse alguna vez cuando ha publicado una imagen? ¿Se arrepiente de alguna ilustración realizada?

Por supuesto. Pero creo que es esencial asumir riesgos y empujar. Todos tenemos que intentar ir un poco más allá, ser audaces. Es la manera en que conseguimos que una sociedad siga viva y progrese.

¿Qué parte de su trabajo le hace más feliz? ¿Cuál ha sido el mejor momento de su vida laboral? 

A mí me encanta trabajar con contenido con el que me identifico. Tengo la suerte de haber colaborado en muchas ocasiones con «National Geographic» . Creo que cuando esto ocurre, das lo mejor de ti, no ya como profesional, sino también como persona. Me alegra mucho cuando profesores me piden permiso para usar mis infografías como contenido didáctico en sus clases.

¿Es la imagen una de las más potentes herramientas emocionales de las que el diseñador dispone?

No sólo el diseñador, toda persona. Con la imagen estamos comunicando constantemente. El hecho de que decidas vestirte o peinarte de una manera, está comunicando cosas sobre ti.

¿Aprender a usar las imágenes es tan importante como aprender a escribir?

Se sabe que lo visual tiene un rol esencial en el aprendizaje. Los estudiantes recuerdan mejor la información vista que la escuchada. Estamos preparados para asimilar información visual de forma eficiente y comunicamos mejor si acompañamos nuestras reflexiones de imágenes. Y, pese a todo ello, creo que no está suficientemente presente en la formación. Del mismo modo que se incide en la necesidad de enseñar a hablar en público o saber otras lenguas, sería interesante que supiésemos defendernos visualmente.

¿Qué opina del diseño editorial en España? ¿Ve que las editoriales, revistas y periódicos cuidan el diseño?

Creo que, en términos generales, se hace buen diseño y que hay muy buenos profesionales, pero lamentablemente es un mundo poco profesional. Por ejemplo, tengo clientes en otros países, y lo normal es formalizar un contrato por cada proyecto. Aquí eso es la excepción.

¿Se puede transmitir cultura a través del diseño?

Yo creo que el diseño en sí mismo es cultura. La forma en que nos comunicamos, los artefactos que producimos, son parte de nuestra cultura, por tanto, creo que el diseño lo es.

¿Qué rol puede llegar a tener el arte en el diseño?

Creo que arte y diseño comparten muchos principios comunes, pero es en su finalidad en lo que difieren. Un buen diseñador debe entender esos fundamentos comunes. Por ejemplo, muchos de los planteamientos que Kandinsky hacía sobre los elementos fundamentales del arte abstracto acabaron por ser piedras angulares de la enseñanza del diseño.

Portada para «Science»

Para terminar. Hay más libros y artículos sobre diseño de lo que la gente piensa. ¿Qué tres título recomendaría?

Voy a recomendar tres que se escapan de la idea de «coffeetablebooks»-galerías de trabajos y se centran más en nuestra actividad, sus fundamentos y su historia: Empiezo por «Pensar en imágenes», de Enric Jardí, porque habla de la ilustración conceptual de un modo muy estimulante y que puede interesar tanto a ilustradores como a diseñadores. «The Art of Looking Sideways», de Alan Fletcher, uno de los fundadores del germen de lo que sería Pentagram. En este libro habla de estrategias y modos de afrontar nuestro trabajo como diseñadores de formas transversales y algo heterodoxas. Finalmente, «Grid Systems in Graphic Design», de Müller-Brockmann, un clásico sobre el diseño con retículas y el orden suizo. Y una bola extra: «Máis que ver, cen historias do deseño na Galiza», de Pepe Barro, porque habla del diseño que tengo más cerca, del de mi tierra, con historias muy interesantes y en ocasiones desconocidas. Cultura, en fin.Y porque considero a Pepe el referente divulgativo del diseño gallego.

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