ARTE
Abierto en vacaciones
Las recién inauguradas sedes de Hauser & Wirth y Albarrán Bourdais en Menorca y de Baró en Mallorca dibujan un nuevo mapa galerístico en las islas a la caza del coleccionista estacional
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Iniciar sesiónHay una expresión mallorquina quizás no tan conocida que define al dinero de ‘gastador’ . Frente a aquel que se ahorra, se referiría a esas cantidades dispuestas para ser utilizadas en cualquier momento. Qué duda cabe que en el archipiélago balear –sobre todo en ... algunos territorios como Menorca– hay mucho ‘dinero gastador’ en manos de coleccionistas –nacionales, internacionales– a cuyo tintineo responden las grandes galerías.
La última gran firma en poner pica en las islas ha sido , pero el fenómeno no es nuevo. Comenzó hace unos años, en 2013, cuando la madrileña abrió delegación en el corazón de Ibiza, y continuó en 2018 con Cayón , en Menorca, en cuya capital recala el proyecto de Iwan y Manuela Wirth , y a quien ‘acompañan’ los Albarrán Baudrais , con segunda sede de su galería madrileña en Mahón, que abrió sus puertas pocos días después de que la brasileña Baró lo hiciera en Mallorca. En Palma, hasta el 31 de julio, la berlinesa Esther Schipper utiliza la Casa Museo Can Marquès como escenario para su primer ‘pop-up’ en España.
Escapar del cubo blanco
Todos estos proyectos responden a estrategias similares. Suponen la salida de sus responsables del típico cubo blanco; recalan en espacios de gran personalidad y convierten el disfrute del arte en una experiencia. Todos hablan además del deseo de trabajar con el contexto, un contexto del que, sin duda, forma parte un coleccionista con capital suficiente para invertir en sus propuestas.
Hauser & Wirth Menorca se publicita como «centro de arte en un paraje increíble». Se trata de la isla del Rey , un pequeño enclave frente al puerto de Mahón al que se ha de llegar en barco y en el que parte de un antiguo hospital militar del XVIII se convierte ahora en sala de exposiciones. Hasta él llegaron hace cinco años los Wirth, tras establecer su residencia veraniega en la isla y «enamorarse de su Naturaleza y su arquitectura».
Conversaciones desde entonces con el Ayuntamiento de la ciudad y la Fundación Hospital de l’Illa (que desde 2004 lucha por recuperar la zona), y tras el formidable trabajo de rehabilitación de Luis Laplace (habitual de la firma), parte de los edificios históricos se transforman en un centro de arte de 1.500 m2 que no olvida el pasado naval del edificio. Sus ocho galerías se completan con un laboratorio artístico, una cantina, una librería y un jardín diseñado por Piet Oudolf que invita a recorrerse siguiendo un paseo de grandes esculturas, el cual comienza con el Franz West del embarcadero y culmina con la araña de Louise Bourgeoise en el patio de entrada.
H&W Menorca cuenta con sus propios antecedentes en Sumerset o el complejo Globe Mills en Los Ángeles; más recientemente, Chillida-Leku en España . «A Iwan y Manuela les gusta decir que sus propuestas se adaptan a sus contextos, generando unas energías y unas identidades específicas –explica Mar Rescalvo , la directora de la filial menorquina–. No son partidarios de colaborar con comunidades que no abracen los proyectos y no los sientan como propios».
El suyo se da a conocer con Mark Bradford , un artista habituado a trabajar con los mapas, lo que casa bien con el pasado colonial de este entorno. Su propuesta, ‘Masses and Movements’, a la que se ha sumado una residencia de un mes con los alumnos de la Escola d’Art de Menorca , puede disfrutarse hasta el 31 de octubre. Buena parte de las obras están ya vendidas. «La misión principal de este lugar –resume Rescalvo– es colocar el arte en el centro de la propuesta y generar sinergias con otras pasiones de sus inspiradores: la gastronomía, la educación, la Historia y la Naturaleza». La lista de espera para participar de la experiencia es considerable.
«Si Baleares se pone las pilas, puede surgir de aquí un foco artístico muy potente. Está claro que ya no vamos a viajar tanto y que aunque las ferias volverán, solo acudiremos a las que aporten algo», señala María Baró
«Tanto nosotros como nuestros artistas son más proclives a generar experiencias, no exposiciones», relatan Eva Albarrán y Christian Boudrais , que acaban de convertir dos viviendas con solera frente al Teatro de Mahón de 1829 en sede de su galería en la isla. «Somos conscientes además de que los amantes del arte tienen cada vez menos tiempo de ir a la galería, por lo que tiene sentido poner en marcha propuestas con las que tú te acercas a ellos».
Caprichos del destino
Los Albarrán Bourdais estrenan su espacio con Boltanski , en la que se ha convertido, por capricho del destino, en su obra póstuma, tras su reciente fallecimiento. «Christian ha sido siempre uno de los artistas que más nos ha empujado a salir del marco de la galería tradicional», confiesan. En Mahón, el francés recuperó, junto a su ex alumna Angelika Markul –de la que se expone esculturas de cera– la memoria de las dos viviendas, 700 m2, propiedad de dos hermanos que la habitaron a comienzos del siglo XX. Y lo hace a través de las voces de personas que llegaron a conocerlos , con los que se genera un recorrido invisible entre sus muebles, cubiertos con sábanas, y otras obras del francés con la luz como nexo. Aquella con el latido de su corazón se transforma en alma de las casas.
Es la situación mundial la que ha llevado a María Baró a replantear la estrategia de su galería, tras más de 20 años en Sao Paulo, una oficina en Lisboa y dos años de Baró House, su residencia en Madrid y la de su socio Enno Scholma . Ellos han preferido Palma (un espacio de 500 m2 en Can Sanç que dirigirá Sara G. Arjona ), por ser «menos estacional, más urbana»: «Si Baleares se pone las pilas, puede surgir de aquí un foco artístico muy potente. Está claro que ya no vamos a viajar tanto y que aunque las ferias volverán, solo acudiremos a las que aporten algo». Esa es una de las estrategias por las que las galerías abren sucursales: evitar los gastos que supone participar en estos eventos.
«Somos conscientes de que los amantes del arte tienen cada vez menos tiempo para ir a la galería, por lo que tiene sentido poner en marcha propuestas con las que tú te acercas a ellos», dicen desde Albarrán/Bourdais
Baró en Mallorca arranca con una muestra de José María Sicilia , por dos cuestiones: porque su intención en España es redescubrir a creadores de los sesenta y ochenta, y porque se plantea trabajar con autores no tanto de la isla (sin obsesionarse con la emergencia), sino vinculados a la misma.
Volviendo a Menorca, el que fuera Palacio de Marqués de las Arenas, luego teatro, más tarde sala de cine hasta los noventa, es ahora la sede de Cayón , también en Mahón. Un espacio inabarcable con la mirada (500 m2, con una altura de 13 metros), restaurado lo justo para que nos salga al paso la Historia en sus paredes y donde ahora se muestra el trabajo de los últimos diez años de Cruz-Díez , contextualizado con el de otras épocas en plantas superiores.
« Madrid desaparece en verano , y desde hace años buscábamos un lugar especial para realizar proyectos especiales», apunta Adolfo Cayón, su director. Muchos de sus clientes veranean aquí, destino de coleccionistas extranjeros: «Este ámbito es un reto para los artistas». Desde 2018, por él han pasado F red Sandback, Yves Klein y Minjung Kim . Con la llegada de H&W y Albarrán, ya no se sentirán tan solos. Aunque tocará compartir el ‘dinero gastador’. Y ayudar a que este fluya.
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