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Benedetta Tagliabue: «La arquitectura actual es femenina»

Roca Madrid Gallery, de Madrid, ha organizado el ciclo «Espacios para arquitectas», en el que se reflexiona sobre el pasado, el presente y el futuro de las mujeres en esta disciplina. Benedetta Tagliabue es nuestro ejemplo más internacional

Benedetta Tagliabue: «La arquitectura actual es femenina» óscar del pozo

laura revuelta

Enric Miralles y Benedetta Tagliabue trabajaron juntos hasta la muerte de este en el año 2000. Desde ese momento, Benedetta vuela sola y se mantiene en el firmamento de las grandes estrellas de la arquitectura contemporánea. Entre viaje y viaje, ha parado en Madrid para intervenir en el encuentro «Espacios para arquitectas» .

¿Cómo fueron sus comienzos, en un ámbito marcadamente masculino?

Yo empecé a trabajar con quien fue mi marido, Enric Miralles . Era un hombre muy sensible, que buscaba cierta sensibilidad en los demás. Creo que en mí buscaba también ese espíritu femenino, porque el estudio de arquitectura que hicimos juntos daba lugar a cierto tipo de feminidad: introducir líneas fluidas, mezclas...

¿Cuál fue el primer edificio que hicieron juntos?

El más importante fue el mercado de Santa Caterina. Ahí se nota lo que significa la feminidad. Es un edificio que intenta ser lo más permeable posible, el exterior y el interior casi son lo mismo, porque es una plaza cubierta. La cubierta es algo que casi no está. La idea era como un velo que vuela sobre la actividad de la gente. Estos conceptos son muy fluidos y muy femeninos. Y después el color.

«Los italianos tienen una crítica fortísima hacia todo lo nuevo»

¿Estaría de acuerdo en que hay una seña de identidad de su arquitectura, que es muy sensitiva, sensorial?

En Santa Caterina, llegamos a un límite... Cuando pasaba delante de su cubierta en construcción, pensaba: «Nos hemos pasado, nos hemos pasado, demasiado coloreada». Y al final vi que había un aprecio general, sobre todo de la gente. Creo que ha sido de las primeras veces que ha pasado en arquitectura.

¿Cuál es el cliente más complicado, el público o el privado?

El cliente complicado es el que no cumple lo que dice, puede ser público o privado, pero normalmente el cliente público que hemos tenido ha sido muy grande, y posee mayor solvencia intelectual. A veces te encuentras clientes que te dicen: «¡Yo quiero hacer esto, una cosa grandiosa, maravillosa!», y después, a la hora de la verdad, es el primero que no aguanta el estrés. Es muy divertido ver ese pánico antes del ensayo general.

«En China todo es enorme y te tienes que adaptar al cambio de escala»

Muy distinto del mercado de Santa Caterina es el Parlamento de Escocia.

Está delante de un palacio real, que era el de María Estuardo. Pero es un edificio que se relaciona mucho con el entorno: un mundo de arquitectura en el paisaje, a veces natural y a veces muy pétrea, gris.

Frank Gehry se enfadó en la pasada entrega de los Príncipes de Asturias cuando le preguntaron por los arquitectos estrella. ¿Usted qué opina?

Hablamos de arquitectos del espectáculo. Nuestra sociedad es una sociedad de espectáculo total; desde hace muchos años, y va hacia más. Y, después, el arquitecto es un personaje que se adapta a la sociedad. Si no, se muere. También todo espectáculo o estrellato sirve para explicar mejor nuestra obra.

Ha trabajado en Europa, y muchísimo en China, supongo que a raíz del pabellón de la Expo de Shanghai…

Claro. El pabellón fue importantísimo. Ahora estamos haciendo allí proyectos grandes que están manteniendo el estudio (si es que los clientes chinos llegan a pagar). Es un mundo absolutamente diferente y da una grandísima inseguridad. China me permite aprender, aunque, objetivamente, las ciudades allí son ahora espantosas. Es un lugar con una energía y una historia increíbles, una manera de pensar tan diferente de la nuestra y tan similar a la los antiguos romanos. Y eso me fascina.

¿En qué sentido?

En China todo es enorme. Tú te tienes que adaptar al cambio de escala. Tampoco comprenden con facilidad muchos temas experimentales, quieren algo muy novedoso, porque quieren distinguirse, pero al tiempo, que sea seguro. Esta tendencia a mirar a los europeos a ver qué tienen, es muy interesante, porque les podemos ofrecer sobre todo una capacidad de integrar el espacio público y el privado.

¿Cómo se distingue un arquitecto en un escenario urbano tan demencial como Pekín?

Quizá no hay necesidad de distinguirse, sino de intentar integrarse con el entorno, que ya es muchísimo, o de decirle a los usuarios que no sólo tienen que encerrarse en una habitación, algo muy común allí. Tú no ves el edificio. Llegas con el coche, entras y ves los interiores. Ahora las directivas que vienen del Gobierno –un poco dictatoriales–, dicen que la arquitectura del futuro en China tiene que ir hacia la rehabilitación y renegar de estos edificios demasiado individualistas e icónicos.

«En el mercado de Santa Caterina el exterior y el interior casi son lo mismo»

¿Dan marcha atrás?

Sí, pero es que en un lugar como China todo va así: de un extremo a otro y, encima, a la vez. Hay un gobierno central, y lo que dice el Gobierno tiene que servir para todos.

¿En qué país se ha sentido más cómoda trabajando?

Es difícil. Cuando trabajo en Italia, por un lado, me encuentro en casa, muy contenta, y, por el otro, no. Es el lugar más difícil del mundo: los italianos tienen una crítica fortísima hacia todo lo nuevo. Uno de los mejores lugares donde trabajar –cuando hay trabajo– es España.

«Hay obras que salen con un mal "feng shui", como se diría en China»

¿Dónde le gustaría proyectar que todavía no lo haya hecho?

No he trabajado en Sudamérica. Hemos tenido muchísimos encargos, pero ninguno ha llegado a materializarse. Y sería bonito volver a Japón.

¿Cuál de sus edificios salvaría en un hipotético apocalipsis o fin del mundo?

Uno de los edificios que no puedo dejar en el apocalipsis, pero me gustaría, es el pabellón de España. No puedo porque ya está medio derruido. También a Santa Caterina lo quiero mucho, y el Parlamento de Escocia, ya que lo hemos construido con unos criterios de durabilidad de 250 años.

¿Se arrepiente de algún proyecto?

Sí que me arrepiento de alguno, que no le voy a citar. Hay algunos que salen con un mal feng shui, como se diría en China.

¿Cómo definiría la arquitectura actual?

Yo siempre lo digo, es muy femenina.

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