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Joe Sacco: «La Gran Guerra me permitió reflexionar sobre la psicología de la masa»

El maestro del cómic «underground» (con permiso de Robert Crumb) se adentra en las trincheras de la Primera Guerra Mundial. Su trazo continúa siendo afilado y honesto. Siempre del lado del periodismo

Joe Sacco: «La Gran Guerra me permitió reflexionar sobre la psicología de la masa» ERNESTO AGUDO

INÉS MARTÍN RODRIGO

Joe Sacco (Malta, 1960) no es un dibujante al uso ni un periodista convencional. A medio camino entre ambos, este estadounidense de origen maltés ha logrado unir dos disciplinas condenadas a entenderse por su propio bien. El bien de quienes buscan contar la realidad a través de ojos sinceros , sin tamizar por intereses económicos ni empresariales.

Después de recorrer territorios marcados por el sufrimiento como Croacia, Irak, África, Yugoslavia, Palestina o Chechenia, Sacco decidió detenerse en la Primera Guerra Mundial , que este año «celebra» su centenario. En «La Gran Guerra. 1 de julio de 1916: Primer día de la batalla del Somme» (Reservoir Books) el dibujante despliega el horror del conflicto con la esperanza de que Europa haya aprendido la lección.

En esta conversación, que tuvo lugar en la sede de la Asociación de la Prensa en Madrid , Joe Sacco pasa revista al periodismo , la política, el arte, los movimientos sociales y, pese a la rabia, se muestra optimista. Es el optimismo de quien cree en el ser humano por encima de todo. Y pese a todo.

- ¿Por qué decidió adentrarse en la Gran Guerra?

- Llevaba mucho tiempo interesado en la Primera Guerra Mundial. De hecho, creo que tengo más libros sobre la Gran Guerra que sobre cualquier otro tema. Pero no creo que hubiera hecho nada si no se hubiera dirigido a mí un viejo amigo editor y me hubiera propuesto el proyecto. Al principio no estaba muy seguro de querer hacer algo así, porque en cierto sentido me desviaba de mi camino. Pero de repente me empezó a parecer un cambio agradable, una forma diferente de contar la historia de los seres humanos en conflicto. Como artista, uno necesita eso, hacer cosas diferentes, cambiar.

- ¿Qué fue lo que más le aterró descubrir del comportamiento humano?

- Para mí lo más terrorífico es el entusiasmo por la guerra. Si alguna vez ha habido una guerra que la clase trabajadora hubiera podido evitar porque, por principio, se hubiera negado a ir a ella, era esta guerra. Porque muchos de los soldados eran trabajadores de la industria, que estaban organizados con líderes sindicales. Sí se tenía una perspectiva más o menos de la guerra, pero la camaradería que tenía la clase trabajadora en los distintos lugares de Europa no era tan fuerte como el sentimiento nacionalista. Creo que ese es un rasgo humano. Todos acabamos identificándonos con nuestra tribu. A veces en esa tribu hay realidad, pero otras una ideología con la que hemos crecido.

- Un siglo después, ¿Europa ha aprendido la lección?

- Creo que, en muchas aspectos, sí se puede decir que tanto la Primera como la Segunda Guerra Mundial enseñaron una lección a Europa. Evidentemente hay excepciones, como lo sucedido en la antigua Yugoslavia o lo que ahora está pasando en partes de la Europa oriental. Pero los franceses y los alemanes, que han sido rivales históricos, no han estado en guerra desde la Segunda Guerra Mundial. Ya no existe esta rivalidad entre estados-naciones en Europa como antes, o al menos no se expresa del mismo modo. Pero es una pregunta que deberás volver a hacer dentro de 50 o cien años, porque es una cuestión que hay que plantearse recurrentemente.

- Ahora no estamos en una guerra de trincheras, pero ¿no cree que lo que hemos vivido en los últimos años ha sido una especie de guerra económica?

- Sí, es cierto. Siempre hay una guerra de clases. Tengo una especie de perspectiva marxista, no de cómo deben ocurrir las cosas, pero sí en su análisis. Aprecio la ideología de Marx, pero no estoy de acuerdo en cómo plantea que acabarán las cosas, esa especie de paraíso de los trabajadores. Pero sí creo que la historia del ser humano es la historia de la lucha de clases. Realmente, de lo que se trata es de cómo las élites quieren agarrarse al poder, mantenerse en él y aumentarlo. En Estados Unidos hay pobreza, también en Europa, aunque no como en Estados Unidos… pero estamos hablando de los lugares más ricos del mundo, que sí podrían ocuparse de toda la población.

- Desde ese punto de vista, ¿el periodismo está cumpliendo con su labor?

- Algunos periodistas. Para mí, el periodismo tiene que cuestionar siempre la autoridad. Tiene que representar la opinión y los puntos de vista de aquellos que no tienen poder ni autoridad. La única razón por la que uno tiene que citar al poder es para compararlo con lo que realmente ocurre. Me da la sensación de que muchos medios de comunicación solo amplifican lo que los poderosos quieren que la gente escuche.

- ¿Insinúa que existe cierta connivencia entre los medios tradicionales y la política?

- Por supuesto, los medios tradicionales forman parte de la clase política. Van a las mismas fiestas, juegan al golf en los mismos campos de golf… Muchos medios de comunicación quieren estar cerca del poder, escuchar lo que tienen que decir los poderosos. Osea que es inevitable que se hagan amigos del poder y sean su corte. Pero para mí esa no es la función de un periodista. El papel del periodista es cuestionar el poder y mostrar las consecuencias de las decisiones que se toman.

- ¿Cuál es, entonces, el futuro del periodismo?

- No sé cuál es el futuro del periodismo. Yo sé lo que quiero hacer con mi trabajo, como me da la sensación de que tú también sabes lo que quieres hacer a través tu trabajo. Se trata más bien de una decisión individual de cada periodista. Hay instituciones periodísticas que siempre cuestionan las decisiones del poder, como «The Guardian» y «The Independent», que sí llevan a cabo el cometido que yo creo que tiene que ser el de todo periodista. Pero, al final, se trata de la visión del mundo y la conciencia de cada periodista individual.

-¿Se considera dibujante o periodista?

- Me considero un historietista. La mayor parte de mi trabajo es periodístico, pero no creo que el periodismo sea la única forma de contar cómo es el mundo, la realidad, y lo que hay en ella. Creo que uno puede hacerlo a través de ilustraciones, de la sátira… hay muchos otros medios. Como yo quiero experimentar algunas de esas formas, me considero más un dibujante, un viñetista.

- Ha logrado unir lo imposible: el periodismo de trinchera y el cómic.

- La verdad es que nunca desarrollé una teoría antes de empezar a hacerlo. Ha sido algo que me ha salido muy de dentro. Al principio quería contar historias desde la perspectiva palestina y era historietista, así que tuve que hallar el modo de poder combinar ambas cosas. Pero no pensé: voy a inventar el cómic periodístico. Fue un proceso natural. De hecho, si lo hubiera pensado mucho, la idea me hubiera intimidado.

- La guerra civil en Bosnia, el conflicto en la antigua Yugoslavia, los refugiados chechenos… Ha pisado territorios que han sido escenario de enormes sufrimientos. ¿Qué ha descubierto de la naturaleza humana?

- Me inquieta, me preocupa. No se puede explicar todo a través de la historia o la situación política, así que últimamente me ha empezado a interesar más la naturaleza humana, la psicología, y trato de aprender más de esos temas. Incluso dibujar la Gran Guerra me permitió reflexionar sobre la psicología de la masa.

- Es una especie de estudio antropológico.

- Está evolucionando en esa dirección. Es algo que no llegaba a comprender cuando comencé. No puedo decir que no vaya a regresar a otra zona de conflicto, pero creo que hablar con otro grupo de refugiados no me va a permitir comprender por qué la gente hace lo que hace. Quiero que mi trabajo entre en otra fase. No sé muy bien de qué se trata, pero creo que nunca voy a conseguir una respuesta totalmente satisfactoria.

- ¿Cuál es su principal motivación para seguir trabajando?

- Es una especie de sentimiento de ultraje ante cómo es el mundo. Es rabia. Rabia en el sentido más positivo. La palabra rabia se utiliza de forma peyorativa para describir las emociones de alguien en un momento determinado, pero creo que a veces la rabia es una respuesta adecuada ante determinadas cosas. Lo que hago con esa rabia es tratar de canalizarla hacia algo más constructivo.

- Constructivo y... muy creativo. ¿Cree que el arte tiene la capacidad de cambiar las cosas?

- Creo que el arte puede permitir que cada individuo conecte y empatice con otras personas diferentes. El arte es muy importante para que el ser humano puede comprender determinadas emociones. Ayer fui a ver los fusilamientos de Goya, y esa obra te cuenta mucho sobre el estado del ser humano, pero lo malo es que esa escena sigue ocurriendo hoy en día. El arte puede representar el mundo y hacer comprender al ser humano lo que ocurre, pero eso no quiere decir que vaya a cambiar las cosas. Si uno piensa en las repercusiones que tu trabajo como artista tiene en el mundo, la respuesta es muy deprimente. Un artista hace lo que hace porque le sale de dentro, y cualquier efecto bueno que pueda tener va donde va independientemente del artista, porque el artista no tiene responsabilidad en eso, ni se lo plantea.

- ¿Sigue teniendo esperanza en el ser humano?

- Tengo fe en individuos concretos porque conozco al suficiente número de buenas personas, que lo son en situaciones muy terribles. Incluso entre personas que han podido cometer atrocidades encontramos buenas personas, y eso es algo muy perturbador a título personal… Ahora bien, ¿si creo que el ser humano va a dejar de destrozar el medio ambiente, va a dejar de explotar la naturaleza hasta crear una catástrofe? Soy pesimista.

- Nunca le hubiera considerado una persona pesimista.

- Desde un punto de vista personal no lo soy. Disfruto de la vida. Tengo buenos amigos, mantengo relaciones buenas con la gente. Pero uno hace lo que hace porque tiene esa necesidad, no porque piense que vaya a cambiar nada. Solo me preocupa cómo están evolucionando las cosas en el mundo.

- Pese a todo, hay movimientos sociales que luchan por cambiar las cosas.

- Sí, en cierto modo, tengo fe en ese tipo de iniciativas, en ese aspecto del ser humano, como los «Indignados» o «Ocupa Wall Street». La gente sabe que la están jodiendo. No sabe exactamente cómo ni quién, muchas veces tampoco sabe qué puede hacer al respecto... Ni siquiera yo sé qué puedo hacer al respecto, pero tengo todo el respeto del mundo por esas personas que están dispuestas a salir a la calle para protestar contra las medidas de austeridad.

- Es un admirador reconocido de Hunter S. Thompson y Robert Crumb.

- Hunter S. Thompson a veces es un escritor salvaje, descabellado, pero su mirada política de Estados Unidos es la mejor que he leído nunca. Así que, sí, ha sido una inspiración, igual que lo ha sido Robert Crumb, que dibuja como nadie.

- ¿Y qué me dice de los Rolling Stones?

- (Ríe a carcajadas) Su música me inspira, pero no ellos desde el punto de vista personal. Pero prometo que habrá un cómic de los Rolling Stones.

- ¿Cuál será su próximo proyecto?

- Estoy a punto de terminarlo, lo acabaré en dos semanas. Es una sátira, como un cómic «underground» antiguo. Es obsceno y trata sobre la situación de vigilancia y espionaje en Estados Unidos, el uso de drones en la guerra… Pero sobre todo aborda el desarrollo de un poder autoritario en una democracia. Y espero que sea divertido.

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