libros
Juan Ramón Jiménez se cae y se levanta. El primer tomo de «Vida» ve ahora la luz
«Vida» es el gran proyecto de Juan Ramón Jiménez, cuyo primer tomo, «Días de mi vida», ve ahora la luz. Una autobiografía atípica donde se mezclan la memoria del poeta y la historia de su obra
anna caballé
En los últimos años la vida y la obra de Juan Ramón Jiménez están siendo revisadas en profundidad. El principal objetivo de la mayoría de las publicaciones es rescatar al inmenso escritor del fácil anecdotario con que sus mismos contemporáneos le sepultaron, dada la rareza ... de su carácter y la falta de comprensión que la vida española ha manifestado siempre hacia sus personajes menos acomodaticios.
Acabo de leer Las mujeres de Hermann Hesse , un libro formidable, y sin duda hay muchas correspondencias entre Hesse y Juan Ramón, aunque sólo JRJ mereciera el sarcasmo, el chascarrillo y la burla. Los dos sintieron una inclinación por el suicidio en su juventud, sufrían crisis nerviosas (fruto de su bipolaridad) que les hundían en la depresión, pasando largas temporadas en clínicas y balnearios; ambos tenían una necesidad obsesiva de silencio y una tendencia al aislamiento que los hacía hoscos y esquivos.
Ni fueron felices...
Ambos eran sobrios, casi espartanos, y exigían un orden pulcro a su alrededor. Por su parte, Zenobia Camprubí, la esposa del poeta, podría alistarse junto a las mujeres vinculadas a Hesse, pues todas se convirtieron en satélites de un gran sol que brillaba para ellas en pocas ocasiones. Ni Hesse ni JRJ fueron felices, pero vivieron por y para su Obra y eso debería ser suficiente.
El proyecto se ajustaba como un guante a su convicción de la indisolubilidad entre vida y obra
Dada la originalidad con que JRJ abordaba cualquier proyecto literario, de más está decir que si de joven ya acarició la idea de escribir de sí mismo, su propósito pronto se transformaría en algo más ambicioso, algo así como crear un nuevo modelo de autobiografía al que tituló Vida (aunque barajaría también otros títulos) y que se centraría en la historia de su Obra. El libro iba a consistir en una especie de inventario donde, junto a las prosas de carácter personal escritas ex profeso, se incorporarían los materiales que acreditaran cuanto refería el texto: poemas, cartas, conferencias, críticas, prólogos, entrevistas, poemas y prosas que le habían influido, así como textos de poetas en los que él había influido.
Entre los deberes que se impone, y que quedan sin desarrollar, está el hojear todos los libros leídos rescatando cualquier comentario vertido en ellos (tarea imposible, pues su biblioteca quedó en Madrid y fue saqueada en 1939), o repasar mentalmente todas las casas y viviendas accidentales u hoteles que pudieron dejar una huella en su sensibilidad.
Una admirable labor de rescate
El proyecto se ajustaba como un guante a su convicción de la indisolubilidad entre la vida y la obra, pues con su autobiografía iba a demostrar cómo se nutrían mutuamente. Pero era tarea para un Funes memorioso poseído además de una gran tenacidad, algo inviable para un amante del aforismo.
De culminarse el texto hubiera significado, en efecto, un nuevo modo de abordar, filológicamente, la autobiografía. Digamos que el plan se prolongaría en el tiempo, desde 1923, hasta su muerte, en 1958. Las editoras del primer volumen de este proyecto, que nunca llegó a materializarse más que de una forma fragmentaria y dispersa, han procedido a una paciente, laboriosa y admirable labor de rescate y reconstrucción de los cientos de papeles sin clasificar disponibles en el Archivo depositado en Puerto Rico, dándole al conjunto, y en la medida de lo posible, una coherencia narrativa, y un aparato documental que supone más del doble del texto escrito por JRJ.
JRJ critica al hispanista Karl Vossler y a los poetas del 27, a quienes ayudó al principio
Que nadie espere encontrar una escritura autobiográfica compacta, una historia de su vida, pero sí valiosa información y su estilo inconfundible. Sobresalen las múltiples formas de escribir el día que nació, su facultad de ver y de verse por dentro, el paisaje de Moguer, o bien la conciencia de su propia inestabilidad: «Yo pasé la vida cayéndome y levantándome… Lo único que yo sé es que he empezado muchas veces las cosas y no las he podido terminar porque al recobrarme, después de una mala fase, ya tenía en la cabeza otras cosas». Sus críticas, por ejemplo a Karl Vossler , a quien conoció en La Habana («un chulo, un traidor de melodrama»), o a los poetas del 27, a quienes ayudó en sus comienzos, forman parte de su actitud, siempre honesta consigo mismo.
Juan Ramón Jiménez se cae y se levanta. El primer tomo de «Vida» ve ahora la luz
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete