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arte

Palma de Mallorca celebra su Nit de l'Art con la que recibe la temporada expositiva

La Nit de l'Art, iniciativa pionera en España, cumplió dicecisiete ediciones. Las galerías de Pala inauguran sus exposiciones de forma conjunta y convierten la ciudad en una fiesta

Palma de Mallorca celebra su Nit de l'Art con la que recibe la temporada expositiva j. d.-g.

javier díaz-guardiola

Explica Xavier Fiol (galerista y presidente de Art Palma, una de las asociaciones de profesionales del sector en Mallorca, que, junto a una segunda, la AIGAB, capitaneada por Pep Llabrés , pusieron en marcha este año el programa de la Nit de l’Art en la capital balear) que mucho ha llovido –exactamente, 17 años– desde que se celebró este evento festivo –que ahora se repite de ciudad en ciudad por la geografía española: Madrid hace dos semanas ; Barcelona y Valencia la pasada– con el que las galerías despiden el verano y se conjuran ante lo que traerá la temporada con la inauguración conjunta de sus exposiciones.

«Esta es una iniciativa –continua– que nació de abajo arriba , desde las galerías, a la que luego se han ido uniendo las instituciones» (y entre las últimas en llegar, el Colegio de Arquitectos). En 1997, el proyecto fue seguido por una docena escasa de espacios privados. Fiel a su cita con el tercer jueves del mes de septiembre , la edición de 2013 casi alcanza la veintena en el programa oficial (porque es inabarcable el número de actividades paralelas que se programan en una suerte de festival off no escrito), y al que se suman centros como Es Baluard , Casal Solleric, la Fundación Joan Miró o La Lonja.

Sorpresa, sorpresa

Recuerda Fiol que por entonces el marketing galerístico era distinto, virgen a la globalización , en un momento en el que «la capacidad de sorprender era mayor»: «Ahora internet, las redes sociales, la atención de los medios fomentan que todo el mundo sepa lo que vamos a exponer antes de que abramos las puertas ». Todo eso, sí, pero también un creciente interés por lo contemporáneo, el nacimiento de un receptor, que aunque sea de forma lúdica, se une a la convocatoria.

Quizás por lo que comenta Fiol, la capacidad de sorpresa de esta edición –y de todas las demás– residió en esos pequeños detalles que se les escapa a unos organizadores que han conseguido atar un programa cada vez más profesional (y, por lo mismo, políticamente correcto). La inauguración oficial coincidió en la isla con las protestas de los profesores contra las políticas educativas del Gobierno balear . Enfundados en sus camisetas verdes, se acercaron a reventar el discurso del político de turno durante la presentación de la serie «London Pictures» de los en Casal Solleric (donde casi tiene más interés la colección de dibujo de DKV). Los más heterodoxos del mundillo artístico se rasgaban las vestiduras . Pero esta es una de las consecuencias factibles de popularizar el arte, de hacerlo cercano, por otro lado, uno de los objetivos de La Nit. Tal vez las formas de los profesores ( a grito pelado ), no eran las más convenientes, pero, acabada su protesta, estos se mezclaron con el magma de personas que pululaba por las calles de Palma, de galería en galería, de evento en evento.

A ellos se sumaron aquellos ciudadanos que respondieron a una iniciativa de artistas locales, que solicitaron a los que se solidarizaran con los educadores portar esa noche algo verde : un pañuelo, un sombrero, un peluche... Unos y otros construyeron un colorido tapiz humano , una original e inestable marea que se iba colando en los espacios de Kewenig , Fran Reus y ABA Art, por mencionar unos cuantos, pero que también se toparon con los escaparates preñados de creatividad de la ciudad, con las fotos abandonadas en los rincones más insólitos por artistas anónimos (junto a códigos Bidi para descubrir a sus autores) o las galletas elaboradas por Ángel Schlesser en su boutique.

Todos ellos pudieron, si así lo desearon, acabar en citas remarcables como el apabullante nuevo espacio (un antiguo palacete) de Horrach Moyà , al que tan bien le sentaba el desbordante barroquismo de Joana Vasconcelos ; o en la pequeña Caja Blanca , en la que Julia Geiser no vende imágenes manipuladas encontradas en la web, sino sus archivos digitales, en los que el precio lo marca la resolución de los mismos que uno esté dispuesto a pagar.

Denuncias y mojitos

También se acercarían a la puesta de largo de la potente colectiva «High Society» (comisariada en Pelaires Centre Cultural por Fernando Gómez de la Cuesta , con Santiago Morilla , Avelino Sala , Kaoru Katayama y un sobresaliente Cyro García ). Eso, si no sucumbían al tenderete de los mojitos. Se dejarían caer, más tarde por Pelaires –la galería– para disfrutar de «Sex, Lies & Photos» (ahora con Antoni Socías , Germán Gómez , Carlos Aires...). Podrían haber reparado en las poéticas «columnas» de Mitsuo Miura en Maior o las «nieblas» de Ricard Chiang en Xaver Fiol.

Podrían incluso haber visto el irregular montaje de Tony Cragg en La Lonja, o disfrutado del constructivo análisis sobre el devenir de la foto en Es Baluard (donde la jornada anterior se realizó una mesa redonda sobre los públicos del arte), o de los resultados de las residencias en Ses Voltes (donde otras voces no oficiales pero igual de básicas del tejido balear como Urbanea , Crearte o Palma Open dieron a conocer sus fértiles proyectos).

Pero para todo ello había que sentir un interés especial por el arte. Y no solo una noche. A cada Nit de l’Art le han acompañado 365 días más para sensibilizarse con lo contemporáneo . Es algo que se propuso esta iniciativa, que moviliza como ninguna otra actividad cultural en la ciudad a la población... Pero sólo unas horas. La pelota está ahora del lado del ciudadano, que no debe olvidar que los (auto)recortes en cultura también lo son en (su) educación. Las galerías, por cierto, siguen abiertas, aunque haya salido ya el sol.

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