Blackie Books: «Nuestros libros son lentos»

Tres años ha cumplido el sello que lleva el nombre de Blackie. «La idea empezó a rondarme en 2008, mientras trabajaba en prácticas en la editorial RBA –recuerda Jan–. Había aprendido mucho, pero intuía que se podían hacer las cosas de otra manera y explicarlas de otra manera. Estando en RBA creé un mail de Blackie, sin haber fundado la empresa, y comencé a pedir manuscritos a agencias y editoriales de fuera. Así fue como me topé con Cosas que los nietos deberían saber , de Mark Everett, el líder de Eels, cuando ni siquiera había sido publicado en inglés. Al leerlo lo vi claro: tenía que hacer todo lo posible para compartirlo , para que llegara a mucha gente del modo más atractivo posible. Sentí eso por primera vez y cometí la irresponsabilidad de crear Blackie Books. Empezamos a finales de octubre de 2009. De nuestros cuatro primeros lanzamientos, dos vendieron más de 25.000 ejemplares.» Lo dice con extrañeza, como si no se lo creyera.

Hoy la vida de los libros es más corta que la de un yogur, pero los suyos resisten y permanecen. « La estructura actual está hecha para favorecer el impacto, el libro que funciona enseguida , que destaca, mientras deja a su paso un montón de cadáveres; libros que, como él, fueron novedad, pero que no tuvieron la suerte de despuntar en el primer mes de vida –explica Jan–. En muchas editoriales, los libros lentos son mal vistos y por ello sustituidos. Nos desmarcamos de eso. Nuestros libros son lentos, y muchos libreros han aprendido a respetar nuestros tiempos . Son tan lentos nuestros libros, de hecho, que algunos se han colocado en el top de ventas un año después, por el puro boca-oreja. Son lentos porque no conciben que, por causas ajenas a su contenido, puedan caducar. Son tan lentos que tienden a la inmortalidad. En cuanto al espacio, no buscamos ocuparlo con cantidad, sino que pretendemos conseguirlo con la calidad y belleza de los objetos que publicamos. De ahí el cuidado en el diseño.»

Según Jan y su equipo –Diana Hernández, editora, y Alice Incontrada, responsable de prensa y en otro tiempo dueña de Blackie–, el concepto nuevo es tan amplio que lo abarca todo: desde un libro que acaba de ser escrito hasta otro que jamás ha sido publicado o que hace mucho que no se publica. ¿Ejemplos?: « Editar a Jardiel en Blackie Books, con unas portadas ilustradas por Jonathan Millán, es claramente crear una novedad : lo va a leer mucha gente nueva. Recopilar los cuentos de Gianni Rodari o las historias completas de Pippi Calzaslargas y colocarlos en la sección de narrativa para adultos es crear una novedad: serán leídos en una edad diferente a aquella para la que fueron propuestos inicialmente. Ilustrar, anotar, seleccionar un clásico de la literatura también es crear una novedad».

La filosofía made in los Simpson o los superhéroes es otra de las apuestas de Blackie Books. «Cualquier excusa es buena para la filosofía. Y tanto los Simpson como algunos superhéroes son personajes con una complejidad moral muy suculenta para quien quiera filosofar. Si no, ¿por qué todos nos sentimos identificados de algún modo con alguien tan poco virtuoso como Homer Simpson? ¿Y acaso no es «El caballero oscuro» una película sobre un dilema moral clásico?»

En estos tres años no han perdido el tiempo. A través de Blackie Market, por ejemplo, venden productos relacionados con la editorial, pues «de la misma forma que, si tu ídolo es Neil Young, lo normal es que quieras llevar una camiseta suya, ahora puedes tener una camiseta de Richard Brautigan o de Miguel Noguera . ¡Nosotros somos fans de nuestros autores!». Hace un mes inauguraron la colección «Biblioteca Blackie Books», con un nuevo diseño en tapa rústica y un precio más barato, en la que publicarán, además de novedades, algunos clásicos del sello. Acaban de desembarcar en Iberoamérica, «algo que nos ilusiona mucho, también de cara a descubrir a nuevos autores». Y en breve empezarán con un sello infantil: «Tenemos ya unos cuantos libros para niños, para niños gamberros y para niños perdidos». Lista a la que hay que añadir los «Cuadernos Blackie Books», con ejercicios y actividades para adultos.

Tampoco han desatendido las redes sociales. «Desde el principio comprendimos que nuestra principal vía de comunicación estaba en Facebook y Twitter . Ya antes de existir Blackie teníamos un Facebook muy activo. Para nosotros no es solo un modo de promoción, sino una manera más de compartir nuestro mundo. Estamos a punto de llegar a los 15.000 fans . Recibimos opiniones, feedback de los libros, preguntas, recomendaciones; incluso lo hemos llegado a usar para encontrar erratas antes de una reedición urgente. Las redes sociales son vitales. Una manera de saber en todo momento qué está pasando ahí fuera, de qué modo llegamos a la gente.»

«La verdad es que ignoramos adónde queremos llegar –concluye Jan Martí–. Lo que tenemos claro es que cuando nosotros ya no estemos, nuestros libros seguirán ahí, inmortales.» Como la perrita Blackie.