Hazte premium Hazte premium

arte

Van Dyck, una joven promesa en el Museo del Prado

Anton van Dyck fue un genio precoz. De ello da fe una muestra en el Museo del Prado, la primera dedicada a su pintura en España, que subraya por qué es uno de los grandes del arte

delfín rodríguez

Pintó Anton van Dyck (1599-1641) mucho, casi obsesivamente, siendo extraordinariamente precoz en su habilidad , como corresponde a cualquier leyenda de artista que pretendiese serlo, como ya supieron ver hace años y con perspicacia Ernst Kris y Otto Kurz que había ocurrido casi tópicamente con cualquier artista, sobre todo a partir del Renacimiento y de los inicios de la Historia y la Teoría del Arte, tantas veces confundida intencionadamente con el género de la biografía.

Afirmaban que aquellos, los artistas, aceptaban, con el fin de alcanzar esa condición, un suerte de destino tipo , una especie de biografía preestablecida, ya fuera referida a su precocidad, a su habilidad, a su comportamiento, a sus hábitos y a un largo etcétera en el que la misma idea de maniera o estilo, de lenguaje singular, individual y propio, no era solo una cuestión histórica o mágica, heroica o genial , sino conscientemente asumida, en la teoría y en la práctica, sobre todo a partir del siglo XVI.

Un flamenco a la italiana

Van Dyck, como decía, pintó mucho y bien, de manera versátil, así como fue un grabador y dibujante extraordinario. Figura fundamental de la pintura barroca, retratista elegantísimo , fue la suya una obra más ejemplar –es decir, ejemplo de cómo y qué debía hacer un pintor en su época para ser grande y requerido– que deslumbrante. Flamenco cruzado por Italia antes de conocerla, para ser al final británico, su prodigiosa actividad, sus estilos, los géneros y maneras que cultivó y la forma de hacerlo lo convirtieron en un pintor de fortuna y muy expresivo , de una cierta imagen paradigmática de artista, aunque modelos muy tempranos los tuvo en su Amberes natal, en la que Rubens (1577-1640) reinaba con absoluta hegemonía y con el que tuvo intensa y compleja relación, ya descrita por biógrafos y eruditos de los siglos XVII y XVIII y confirmada con magnífica sagacidad en esta exposición, dedicada precisamente a sus enigmáticos, rutilantes y desbordantes años juveniles , antes de iniciar su decisivo viaje y estancia en Italia a partir de 1621 y hasta 1628.

Fue la suya una pintura más ejemplar, esto es modélica, que deslumbrante

Centrada en esos años de juventud, hasta 1621, la exposición y el catálogo indagan no solo en la precocidad y temprana madurez de su pintura – insólita y de una sorprendente calidad ya a partir de los catorce años, con retratos excepcionales–, sino en la extraordinaria producción realizada, llegando a pintar más de ciento cincuenta obras, muchas de ellas de gran formato, pintura de Historia, religiosa y narrativa, así como retratos, género en el que acabaría destacando sobremanera y ejerciendo una influencia ejemplar y modélica con posterioridad.

Toda una vida en ocho años

Si se piensa que en apenas ocho años, de 1614 o 1615 al de su partida hacia Italia, con una breve estancia inmediatamente anterior en Inglaterra, pintó más que muchos otros artistas de su época o de cualquier otra en toda su vida , y que lo hizo en lo que suele considerarse un período formativo, con obras de una potencia expresiva, con un dominio de la composición y del color magníficos, combinando estilos y maneras propias y ajenas, incluso en un mismo período o en una misma pintura, no cabe duda de que preguntarse por las razones de semejantes maneras de trabajar constituye todo un fascinante reto historiográfico que roza el enigma de las cosas y de la Historia, del arte y de las formas y sus figuras, sabiendo además, que una importantísima parte de esa producción la realizó, entre 1617 y 1621, al lado de Rubens, con él y apartándose de él, al tiempo.

En un memorable esfuerzo, la exposición ha reunido noventa obras , entre pinturas y dibujos, muchos de los cuales ilustran el proceso de creación de algunas. Se trata, además, de la primera gran muestra dedicada a la pintura de Van Dyck en España y una de las más importantes sobre su periodo de juventud, si bien cabe recordar la dedicada a sus grabados y estampas celebrada en 2004 en la Fundación Carlos de Amberes , en Madrid.

La exposición está dedicada a sus enigmáticos, rutilantes y desbordantes años juveniles

Pintor magníficamente representado en las colecciones del Museo del Prado , esta exposición ilumina no solo la trayectoria compleja y contradictoria de su pintura, de sus maneras, de sus estilos, sino que tensa el análisis buscando respuestas a tantos porqués que pudieran explicar su factura oscilante, sus cambios de manera, el venecianismo de su pincelada junto a la precisión tan flamenca de sus formas en otras obras: de la delicadeza de sus figuras a la rudeza y tosquedad de otras; de la fluidez de la composición a los préstamos intencionados que de otros pintores recoge en sus lienzos; de Leonardo o Rafael a la imponente presencia de Rubens y, con él, de Tiziano .

Destreza inusitada

Formado en el taller de Hendrik van Balen (1575?-1632), en el que entró con apenas diez años, pronto recibió modelos y dominó técnicas y repertorios, formas y figuras, colores y trazos de diferente y muy diversa procedencia; de lo italiano –antes del viaje a Italia– a lo flamenco, ya fuera contemplando obras en directo en diferentes colecciones o mediante el uso de estampas y repertorios de dibujos.

Su extraordinaria rapidez y agilidad en resolver las composiciones más complejas –midiéndose a sí mismo y con su maestro Rubens, que reconoció de inmediato su destreza– acentuaron su fama . Sin embargo, esa deslumbrante capacidad para pintar, esa rara facilidad, están lejos de presentar una convencional evolución estilística o formal; más bien da la impresión de que todas las posibilidades las usó a un tiempo , a la vez, incluso en una misma pintura, lo flamenco y lo italiano, la hegemonía de la línea y la del color, figuras y temas convencionales junto a citas refinadas, maneras explícitas de su maestro mezcladas con formas y figuras propias, absorbiendo al primero a la vez que pugnaba por distanciarse de él, y eso en una misma obra.

Excepcional, sin duda, como lo son también los cincuenta dibujos reunidos que tal vez oculten la clave última de tantos enigmas, como quien encuentra en la caligrafía el significado último de relatos compuestos con tantas palabras sueltas, como en una cuestión de estilo.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación