La sencillez y el sentimiento de «Pelo malo» valen una Concha de Oro

No hay duda de que los miembros del jurado de este año, de Todd Haynes, David Byrne, Cesc Gay, Diego Luna, Valeria Bruni Tedeschi, Paulina García y Mariela Besuievsky , han sido especialmente receptivos a ese vidrio empañado que son las relaciones entre madre e hijo, pues el mexicano Fernando Eimbcke ha sido galardonado con el premio al mejor director por su película «Club Sandwich», un minucioso vistazo a través de ese vidrio y una de esas películas tan bien encajada en sí misma como un mejillón en su concha.

Tres premios para el cine español

El cine español, que venía representado por tres películas de muy diverso corte, se ha subido a lomos del Palmarés con dos de ellas, y muy especialmente con «La herida», que ha ganado el premio del jurado y el de la interpretación femenina para Marián Álvarez , mientras que «Caníbal» se ha llevado el de mejor fotografía.

El argumento de «La herida» es prácticamente impermeable, pues aborda una historia de amargura personal y de depresión absoluta que, eso sí, está salvajemente defendida (a mi modo de ver, su única defensa) por la interpretación conmovedora de su protagonista. No es fácil (ni probablemente recomendable) entrar en ella, y por eso hay que darle su mérito al jurado que sí ha visto el modo de penetrar ahí.

Los dos títulos que consiguieron algo parecido a la unanimidad durante su proyección fueron el británico «Le weekend» y el francés «Quai D'Orsay» , y ambos están presentes en el Palmarés, el primero, con la interpretación de su protagonista, Jim Broadbent, que era en realidad un recital incuestionable, y el de Bertrand Tavernier obtuvo algo de consuelo con el reconocimiento de su guión, y con el extraoficial que otorga la Fipresci, o sea una agrupación de críticos. Cualquiera de ellos hubiera llevado con dignidad la Concha de Oro, y personalmente he de decir que para mí no hay más concha dorada que la que me proporcionó «Le weekend», en la que Roger Mitchell deja en la pantalla un inolvidable clima de amargura, humor, inteligencia y cultura con ese matrimonio que mira fijamente esa moneda al aire que es la mucha convivencia.

En fin, un Palmarés digno en una edición digna del Festival, y en el que quizá sólo se eche en falta una cierta generosidad con la película más generosa de la competición, «Vivir es fácil con los ojos cerrados».