George Clooney: por sus mujeres le recordaréis
«Up in the air», el domingo por 1 euro con ABC
federico marín bellón
A George Clooney es difícil sorprenderlo cerca de una mujer fea o poco inteligente, aunque quienes lo rodean tengan la fecha de caducidad de un replicante, imbuidas quizá por el inevitable futuro de sus cerdos-mascota. En «Up in the air», entre el galán y ... Jason Reitman supieron encontrar el lado divertido y romántico de un tipo que se dedica a despedir gente, una pretensión de altos vuelos que rematan con acierto Vera Farmiga y Anna Kendrick.
Que ambas acariciaran el Oscar por primera vez con esta película dice mucho de todo el equipo. Ydel guión de Reitman, porque en la novela de Walter Kim las mujeres ni aparecen. El joven cineasta quiso rendir homenaje a las féminas de dos generaciones distintas, la estupenda de los veintipocos y la no menos aprovechable de los treintaymuchos. Luego está el trabajo que hicieron ellas, por supuesto. Si Hollywood concediera el premio a la actriz revelación, se lo habría llevado la jovencita de calle. Desde entonces no ha parado de trabajar, con cierta querencia por la saga «Crepúsculo», que ya había visitado una vez antes de subirse al avión de Cloney, su verdadero sol. Anita tiene cara de ratón y más manías que Nadal en la pista, pero se hace querer y respetar.
Aunque es Vera Farmiga quien pone a prueba la legendaria alergia al compromiso de George Clooney, que la ficción refuerza con un personaje cortado a medida, para que los chistes tengan mayor carga de profundidad. La intérprete, de origen ucraniano, no sabía ni papa de inglés hasta los seis años. De hecho, muchos repararon en ella en «15 minutos», la sátira policial sobre el célebre cuarto de hora de fama por el que abogaba Warhol, en la que hablaba con un fuerte acento. Luego apareció en títulos de éxito como «El mensajero del miedo», «Infiltrados» y «La huérfana», del español Jaume Collet-Serra. Después de seducir a Clooney, ha vuelto al género de terror en «Expediente Warren» y la serie «Bates Motel», quizá porque su mirada azul también puede resultar heladora. Nació hace justo cuarenta años, esa edad en la que, si sigues siendo bella, lo serás toda la vida. Su cotización actual, desde luego, desafía la maldición que sufren tantas actrices cuando el resplandor de la juventud empieza a apagarse.
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