Giuseppe Tornatore: «En Italia vivimos el momento más difícil desde la posguerra»

-¿Por qué una película ambientada en las casas de subastas?

-No tenía una razón precisa para hacer esta película. No guarda ninguna conexión con nada. Me gusta dar vueltas a mis ideas durante mucho tiempo. Y poco a poco, cuando siento que están preparadas para convertirse en películas, decido llevarlas a cabo.

-¿Cómo funciona ese proceso? ¿Es lento?

-Cuando me llega una idea, escribo apenas una línea o dos para acordarme de ella, y después la pienso durante meses. Y la voy enriqueciendo, entendiendo sus potencialidades narrativas. Después de unos años, esas líneas se han convertido en varios folios. Eso quiere decir que me interesa. Y ya me puedo sentar y escribir el guión.

-Por eso suele tardar tanto tiempo entre película y película...

-Bueno, por mi manera de ser... podría hacer perfectamente una película cada 20 meses. Desgraciadamente, no todo el equipo funciona como yo. La financiación exige un poco de tiempo, el actor que quieres no está disponible... Pero yo normalmente tengo la energía y el deseo de hacer una película detrás de otra.

-¿Cómo de importante para usted es mantenerse fiel a sus equipos de rodaje?

-Aparte de mi músico y de mi montador... cambio siempre de ayudantes según la película. Hay que tener con ellos una relación de complicidad sin incurrir en el gran error de confundirla con amistad. Es un error gravísimo.

-Su músico es Ennio Morricone. ¿También funciona con él este esquema?

-En el trabajo no debe estar presente la amistad; y si está, no debe condicionar el trabajo. Con Ennio he trabajado los últimos 25 años, y cuando me ofrece un fragmento que me parece malo, le digo que no me gusta. Y él hace lo mismo conmigo. Si piensa que estoy cometiendo un gran error, me lo dice. Y yo no me ofendo.

-¿Fue complicado contar con Geoffrey Rush?

-¡No! ¡Fue tan especial su conexión con el personaje! Ama la película... al menos tanto como lo hago yo. Querría volver a trabajar con él... ¡mañana por la mañana si fuera posible!

-¿Cómo percibe la élite cultural italiana los avatares políticos de su país?

-Estamos viviendo el momento más difícil desde la posguerra. Lo sientes en el aire, lo tocas con la mano. Vas a la oficina y te das cuenta de que llegas más rápido con el coche. Hay mucha gente que ha tenido que renunciar a él porque no tiene dinero. Cuando los jóvenes vienen a pedirte consejo, lees en su mirada algo que antes no estaba, la desesperación. Es importante que la política recupere la confianza de la gente. Si no hubiéramos tenido una figura como Giorgio Napolitano, el país se habría hundido.

-¿Y cómo se ve a España desde el otro lado del Mediterráneo?

-Cuando vine por el estreno de 'La desconocida' (2006), España era... ¡un país en crecimiento, más fuerte que Italia! Volví y le dije a todo el mundo que España era fortísima. En el plazo de siete años las cosas han cambiado, es terrible. Hay que saber resistir, hay que saber guiar a los que son más jóvenes que nosotros. Yo tengo una hija de 10 años. Y sé que formo parte de la primera generación desde la guerra que sabe que sus hijos no vivirán mejor, sino peor.