festival de cannes
Palma de Oro para la gran «Adèle» en una edición realmente competida
El premio de interpretación recayó en la actriz Berenice Bejo por su gran trabajo en «El pasado»
Palma de Oro para la gran «Adèle» en una edición realmente competida
No hubo grandes sorpresas y el jurado de esta edición del Festival de Cannes, magnífica, consiguió encajar un Palmarés complicadísimo por la cantidad de películas que arañaban el podio para estar en lo más alto. La Palma de Oro fue para «La vida de ... Adèle», de Abdellatif Kechiche, que había conseguido ya un premio nunca visto por aquí: la absoluta unanimidad de todo el festival, que hincó las rodillas ante ella desde el mismo momento de su proyección.
El hecho de que Steven Spielberg , presidente del jurado, no necesite a estas alturas darse lustre «inventando» el cine , ha hecho posible que «La vida de Adèle» consiguiera esta Palma a pesar de ser la favorita para todo el mundo. Sólo había un detalle que podía poner en peligro lo incuestionable, y es que la ferocidad y el sublime encanto de sus escenas de sexo entre las dos protagonistas provocaran una sangría en los ojos de un cineasta como Spielberg. El choque de emociones, sentimientos, impulsos, intimidades, decepciones y drama intensísimo del personaje de Adèle, que interpreta con total fiereza e ingenuidad la joven actriz Adèle Exarchopoulos , provoca una sensación tobogán hacia la película como muy pocas veces consigue el cine.
Pero, bien, lo sensato, lo inmaculado, era colocar a esta película en lo más alto, sí, pero, ¿qué hacer con esa otra media docena de títulos que también hubieran llevado con total dignidad el peso de la Palma?... Y ahí, el jurado ha conseguido ensamblar el sudoku con mucha pericia, sólo dejándose fuera del palmarés «La gran belleza», de Paolo Sorrentino, una obra mayor, probablemente eterna, como la Roma que describe, aunque necesitada de un buen afeitado. Pero ahí están, para justificar el olvido, las películas de los Coen, de Kore-Eda, de Jia Zhang-Ke, de Alexander Payne, de Asghar Farhadi y..., tal vez la mayor sopresa, de Amat Escalante.
El Gran Prix se lo otorgó el jurado a «Inside Llewyn Davis» , esa historia descolocada de un cantante de folk en el universo incipiente del Grenwich Village, que, aunque empapada de esa rara absenta con la que a veces rocían los Coen su cine, conseguían envolver de cierto encanto a su antipático pero palpitante personaje. No es la mejor película de los Coen , pero tiene ese aroma de su cine más raro y personal.
Y la fascinante y casi perfecta obra presentada por el japonés Hirokazu Kore-Eda, Like father, like son», se tuvo que conformar con el premio especial del Jurado, a pesar de que tiene oro puro dentro de esa historia inhumana y muy humana de dos hijos intercambiados a sus familias al nacer. Filmada con asombrosa precisión por Kore-Eda, con un sencillo manejo del material sentimental que expone y con un sentido del individuo y de la familia que lo sitúan entre los más grandes de la historia del cine japonés.
Premios justos y pertinentes
En el caso de los premios de interpretación, lo peliagudo resultaba ser a la vez justos y pertinentes con todo el cine proyectado en la sección competitiva. Algo casi imposible, pero el jurado consiguió meter con estos dos premios, el masculino y el femenino, a dos películas imprescindibles en el escenario a la hora de entregarlos: «Nebraska», de Alexander Payne, y «El pasado», de Asghar Farhadi. El veterano actor Bruce Dern consigue con su atrabiliario personaje de anciano carcomido por la senilidad y por el peso de un pasado informe y gris, darle sentido a esa historia de miradas entre generaciones y comprensión entre padres e hijos. Y al darle el premio de interpretación a Berenice Bejo por su gran trabajo en «El pasado», era evidente que se lo quitaban de las manos a la joven Adèle Exarchopoulos, que nunca se mereción una actriz tanto un premio de interpretación... Berenice Bejo fue la primera sorprendida por el premio, pero, aunque sólo fuera por su primera escena de aeropuerto, de mirada a través del cristal, puede esgrimir algún argumento por el despojo de este año..., o por haber sido despojada de ese premio aquí cuando arrasó «The artist».
La obra visceral y descriptiva de Jia Zhang-Ke de la China actual, de su envoltura violenta, se merecía igualmente cualquier premio, aunque el jurado decidió subirla al cajón por su excelente guión. A touch of Sin" era también un caballo ganador. Y en ese esfuerzo por meter como sardinas en una lata a todos los grandes en los premios del festival, el lugar que algunos dábamos a Paolo Sorrentino lo ocupó finalmente el mexicano Amat Escalante con su sorprendente película "Heli", también un oscuro y feroz retrato de la extrema violencia y rl runrún de lo cotidiano se mezclan con asombrosa eficacia. Cuando un director consigue que abras mucho los ojos de interés y que los cierres por el horror y la angustia de lo que muestra, no hay nada raro en que se le premie por ello. Para incluir a Sorrentino o a su excelente actor, Toni Servillo, tendrían que haber sacado a otros de las orejas.
Dicho lo cual, y no habiendo grandes sorpresas entre los premiados, habrá que convenir que la gran sorpresa de la noche estuvo entre los «premiadores», los que entregaron los premios en el escenario, y la mayor y más grata fue ver ahí a Rossy de Pa lma (de oro) en la palestra para entregar el que otorgó el jurado a Kore-Eda. Detalle flamenco y picassiano para una edición del Festival de Cannes difícil de superar.
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