Pasolini y Roma, juntos en el CCCB
Una muestra relata cómo el cineasta transformó a la ciudad italiana y cómo la ciudad también le transformó a él

Pier Paolo Pasolini llegó a la estación de Roma con su madre el 28 de enero de 1950. Desde aquel mismísimo instante empezó su relación apasionada con la capital italiana. Ahora podemos descubrir los 25 años que fue “ciudadano romano” de la mano de una exposición que se inaugura en el Centre de Cultua Contemporània de Barcelona (CCCB) y que estará en cartel hasta el 15 de septiembre orquestada por tres comisarios que han hecho posible este volumen de documentos inéditos.
“Proponemos un recorrido sin intermediarios y desde la mirada del cineasta, un punto de vista que él usaba a menudo en sus filmes”, explica el comisario Jordi Balló. La muestra, que según sus organizadores, ya es la más importante del director “Accattone”, arranca su periplo en Barcelona seguirá en París, Roma y finalizará en Berlín.
Este gran evento no hubiera sido posible sin el gran experto en Pasolini Giani Borgna (uno de los tres comisarios) que está encantado con el resultado final de este gran proyecto. “Hemos contado con todo el apoyo de la heredera universal de Pasolini que es su prima Graziela que nos ha cedido todo lo que le hemos pedido; ella no ha venido a Barcelona porque no le gusta mucho la gente y las inauguraciones”. Borgna destaca “el carácter colectivo de esta aventura” y defiende que la gran particularidad del director es que era “un poeta filósofo”.
Y el tercer comisario, Alain Bergala, exredactor jefe de Cahier du Cinéma, ha completado este viaje por el universo romano de Pasolini con unas imágenes rodadas (por él mismo) en lugares claves para el cineasta.
La exposición está dividida en seis ámbitos cronológicos y reúne fotografías, recortes de periódico, papeles de trabajo y artículos del autor. También descubrimos su pasión por el sexo homosexual, el amor, la escritura y el cine. “En concreto, su homosexualidad queda evidente en las páginas de su diario personal y en una carta que escribe a una amiga”, apunta Jordi Balló.
Este gran relato explica cómo el cineasta transformó a la ciudad y cómo la ciudad también le transformó a él. Pasolini hizo mucho por Roma: recuperó barrios pobres que no estaban en el mapa de Roma y consiguió revalorizar el dialecto “romanesco”.
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