festival de cannes
Sofia Coppola sin fuerza y Francois Ozon sin oxígeno
Del primer día destaca «Fruitvale Station», la opera prima de Ryan Coogler

Los primeros títulos en salir a la competición han sido «Heli», del mexicano Amat Escalante, y «Jeune et jolie», de François Ozon, tan lejanos en modo e intención que su encaje juntos ofrecía una imagen tan disparatada como la de esas Biblias huecas con pistola dentro..., de Ozon, claro, sería la Biblia hueca.
Aunque la zona noble de la jornada no estaba en la sección competitiva, sino en la llamada «Una cierta mirada», que se inauguraba con lo último de Sofia Coppola, «The bling Ring», y seguía de inmediato con la película más esperada del día, «Fruitvale Station», la opera prima de Ryan Coogler, la gran triunfadora del último Festival de Sundance que narra, con frescor de pescadería, las últimas horas de Oscar Grant, un joven negro al que dos policía s asesinaron a tiros en la estación del metro de Fruitvale, en la bahía de San Francisco a causa de una gresca de gritos y empujones.
El tono de la narración carga hacia lo emotivo y hacia la evidente inocencia de la víctima y sus circunstancias sociales, y a pesar de su desprecio por cualquier zona de grises de la historia consigue dejar una impresión poderosa, que es justo lo que no hace «The bling Ring», pues Sofia Coppola vuelve a insistir en su desolador paisaje sobre la vida insustancial de la juventud, aunque en esta ocasión con la misma fuerza que una cocacola abierta ayer. Tiene gracia la historia de esas jóvenes que se dedican a robarle el estilo (bolsos, zapatos, joyas…) a sus admirados iconos en sus propias mansiones, y así nos damos un furtivo paseo por la de Paris Hilton, en la línea de la del Gatsby de Luhrmann. Da la impresión de que «bling ring» no va hacia ningún sitio que no sea la absoluta falta de responsabilidad de la juventud y sus pretensiones inanes, y la ausencia de sentido -no sólo ético, también estético- de los personajes parece un reflejo dorado más de la propia cinta, que se queda en algo así como un tuit, poco más.
Amat escalante presenta una cinta sórdida, con violencia brutal
La mexicana es sórdida, y tiene al menos dos o tres escenas de violencia brutal que también son un mero destello insoportable en el paisaje general que retrata, donde la vida de los protagonistas tiene el valor de una colilla pisada. Ozon habla también de la juventud centrándose en una adolescente que se prostituye en un acto de rebeldía propiciado, al parecer, por ese atolondramiento de la edad. No hay mucho interés en lo que cuenta, aunque su protagonista, Marine Vatch, tiene en sí misma todo el interés que le falta a la película. Ozon, en esta ocasión, se queda sin apenas los tres átomos de oxígeno.
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