«El Gran Gatsby», del fracaso y el sueño americano
El miércoles 15 se estrena el nuevo filme basado en la novela de Fitzgerald sobre uno de los grandes mitos americanos
«El Gran Gatsby», del fracaso y el sueño americano
Son curiosos los mitos americanos. Rip Van Winkle, el hombre que se queda dormido y descubre al despertar que han pasado cien años, representa la amnesia crónica de la cultura americana y su desdén de la historia. Paul Bunyan , el leñador ... gigantesco cuya efigie es tan corriente en las gasolineras americanas, representa la naturaleza inmensa e intemporal de América. Abraham Lincoln es el hombre bueno y sencillo que vence por su virtud. Whitman es el eterno caminante. Thoreau , el fauno feliz en medio del bosque. Jay Gatsby representa, en cambio, el fracaso. Decir que es «el fracaso del sueño americano» sería lo mismo que decir que es el fracaso de Jay Gatsby, un personaje del novelista americano Scott Fitzgerald , es decir, una mera descripción. Porque el fracaso de Gatsby no es sólo el de América, con su obsesión por el éxito y la riqueza. Es también el universal fracaso de la juventud.
«Gatsby creía en la luz verde, el orgiástico futuro que año tras año va retrocediendo ante nosotros. Ya nos eludió entonces, pero eso no importa; mañana correremos más rápido, estiraremos más los brazos… y una preciosa mañana…». Pero esa preciosa mañana no existe: el futuro nos eludía entonces y nos eludirá siempre. Fausto le gritó al tiempo que se detuviera; Gatsby no quiere que se detenga porque está convencido de que le llevará al futuro. En realidad, sólo le llevará a una piscina llena de hojas de otoño.
Tono épico
La luz verde es uno de los grandes símbolos del libro: se trata de una luz que aparece en el embarcadero que hay al otro lado del estrecho, en la casa de Daisy Buchanan . Gatsby baja a la orilla todas las noches para verla, como si esa luz verde verdaderamente significara algo. Parte de la fascinación del libro procede de ese tono épico, tan característico de mucha literatura americana, que busca (que descubre) el mito en los objetos y acontecimientos corrientes, por ejemplo el gran pez de El viejo y el mar , la perla del libro de Steinbeck o el veterano sentado en un lago helado del final de La mancha humana de Roth.
Como América es un país sin dioses y sin mitos, en América todo es mitoComo América es un país sin dioses y sin mitos, todo en América es mito. En mitad del Valle de la Ceniza, una zona de Queens por la que pasan los alegres juerguistas en su camino al hotel Plaza, en Manhattan, están «los ojos del doctor D. J. Eckleburg», cuya presencia es obsesiva en el guión que Francis Ford Coppola escribió para la versión cinematográfica de Jack Clayton , y que representan la mirada de Dios convertida en un mero anuncio publicitario.
Mágico e irrepetible
Como todos los libros que tratan de la juventud, El gran Gatsby parece tocado por un halo mágico e irrepetible. Todos sus personajes tienen poco más de treinta años, y están en ese momento de la vida en que el perfil de lo que será comienza a adivinarse y a hacerse sólido pero todo está en su mayor esplendor, de mayor belleza. Todo el libro está atravesado por un aire dionisíaco, todo brilla, todo es ligero y musical, rítmico y excitante.
Estamos en la «era del jazz», un término inventado por el propio Fitzgerald en una fecha tan temprana como 1922, y que por eso podemos considerar casi profético. Las palabras más utilizadas en el libro son: ojos, automóvil, tren, azul, Dios, dinero, luna, rosas, agua, voz, y sobre todo blanco, el color del libro. Hace mucho calor. Todo sucede un verano de insoportable humedad, en espléndidas fiestas o en habitaciones de un hotel de Manhattan y todo el mundo bebe demasiado y Daisy es encantadora pero también horriblemente infeliz y todos aman a quien no deben y hay también brutalidad, adulterio, desencanto, violencia.
Hay algo romántico, desmesurado, casi fantástico en el libro. El millonario desconocido hace lujosas fiestas llenas de invitados a los que no conoce con la esperanza de que quizá, una noche, su amada cruce el agua y aparezca en una de ellas. ¿Es esta la única forma en que un hombre y una mujer pueden encontrarse? Da la impresión de que Gatsby tiene una relación mágica con el dinero, y que no entiende verdaderamente cómo funciona la riqueza.
El libro está lleno de luz, lleno de brillo, lleno de oroTambién románticas, desmesuradas, casi fantásticas son las frases del libro. «Debió de haber sentido que había perdido el antiguo y cálido mundo de antaño y pagado un precio demasiado alto por vivir demasiado tiempo con un único sueño.» El virtuosismo con las palabras de Fitzgerald es patente en cada frase. De Tom, el millonario que fue jugador de fútbol, nos dice que tiene «un cuerpo cruel», una colocación de palabras que jamás habíamos oído y que resiste, además, cualquier traducción. Y al describir a Daisy: «Su cara era triste y bonita y había en ella cosas brillantes». Esas «cosas brillantes» son sus ojos y su boca.
El libro está, en verdad, lleno de luz, lleno de brillo, lleno de oro. Dorado es el canto de los libros de Nick, el brazo de Jordan, el lápiz de Daisy, la corbata de Gatsby. «Nada dorado permanece», dice el poema de Frost, y ese «dorado» del que habla es la juventud. La cita que inicia el libro, de un poema de Thomas Parke D’Invilliers , dice: «Ponte el sombrero dorado, si crees que a ella le emocionará verlo.» Dorado es también Thomas Parke D’Invilliers, que no es más que un alter ego del propio Scott Fitzgerald. Y doradas son las hojas de los árboles al final del libro, cuando llega el oro por fin, pero no es la riqueza inútil, ni la felicidad imposible, sino el otoño.
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