Liam Neeson: a la vejez, mamporros

Cada vez parecen más lejanos los tiempos en que Liam Neeson rodaba películas de amplio calado dramático con gente como Woody Allen («Maridos y mujeres»), Neil Jordan («Michael Collins»), Bille August («Los miserables»), Martin Scorsese («Gangs of New York») o, en fin, Steven Spielberg («La lista de Schindler», su primer y hasta ahora única nominación al Oscar al mejor actor ). Porque, en los últimos años, el actor norirlandés se ha abonado irremediablemente, y casi a piñón fijo, al género de acción. No hay más que repasar su filmografía más reciente, plagada de títulos altos en hematomas y pistolones: «Venganza», «El equipo A», «Sin identidad», «Venganza: Conexión Estambul» , «Infierno blanco»...

Incluso sus variopintos papeles secundarios (en «El Caballero Oscuro», «Los próximos tres días», «Furia de titanes», «Battleship» e «Ira de titanes») también tienen un alto componente adrenalínico y musculado. Y, por lo que parece, Neeson no tiene intención de cambiar de género: no hay más que ver proyectos como «The All Nighter», donde encarnará a un asesino a sueldo semi-retirado, la hipotética tercera entrega de «Venganza» o «Non-Stop», último filme del español afincado en Hollywood Jaume Collet-Serra (con el que ya trabajó en «Sin identidad» ) donde vuelve a demostrar sus dotes heroicas salvando a un avión amenazado por un secuestrador.

Un giro en la carrera del protagonista de «Kinsey» (quien sonó repetidamente para protagonizar «Lincoln» hasta que se hartó de la laboriosa preparación del filme de Spielberg) que puede sorprender, sobre todo porque ya no cumple los 60 años. Aunque también es cierto que su coqueteo con el cine comercial viene de lejos (en 1999 protagonizó «La amenaza fantasma»), y que en su adolescencia fue un destacado boxeador (del peso pesado, claro). Incluso en 1988 acompañó a Clint Eastwood en la última aventura de Harry el Sucio en «La lista negra».

«Me halaga que me sigan ofreciendo papeles de acción, tal vez porque odio hacerme mayor», declaró Neeson durante la promoción de uno de sus últimos filmes, «Infierno blanco» . También explicó que la clave era tomarse estos trabajos no como subproductos alimenticios, sino como «historias épicas que provocan la reflexión sobre los instintos de supervivencia del hombre y la lucha por sus ideales». Si él lo dice... De momento, su nombre es uno de los que más suenan en los foros de internet para una intervención estelar en «Los mercenarios 3». Blanco y en botella.