Iñaki Ezkerra: «La poesía es el género que más libertad ofrece»

El poeta publica 'Cien sonetos de la vida entera. Antología'

Iñaki Ezkerra «No soporto las prohibiciones de los políticos. Con la pandemia, se colmó el vaso»

Iñaki Ezkerra, en la presentación de su libro en la Biblioteca Eugenio Trías del Retiro Tania Sieira

Clara Mollá Pagán

«Poetas, con el alma atenta al hondo cielo, en la cruel batalla o en el tranquilo huerto». Estos versos de Machado son para el escritor Iñaki Ezkerra (Bilbao, 1957) los que resumen a la perfección la tarea del poeta. «La vida se puede hacer desde una poesía contemplativa que celebre la existencia, pero eso no quita que el poeta se comprometa en la batalla política», asegura. Ezkerra ha encarnado estos dos combates: la lucha contra el terrorismo de ETA y forjar una trayectoria literaria como poeta y escritor. Y parece que en ambas ha tenido éxito. Fruto de su trabajo es 'Cien sonetos de la vida entera', una antología que recoge sonetos que escribió desde su juventud así como nuevas piezas. Aunque está de acuerdo con las palabras de Machado, el poeta ha prescindido de aquellos sonetos que tenían carácter político. «Este es un libro en el que no me meto con nadie», dice riendo.

En el libro, presentado junto al escritor Emilio Pascual, el periodista Juan Cruz, el escritor Alejandro Gándara, y el autor Antonio J. Huerga en la Biblioteca Pública Municipal Eugenio Trías, el lector encontrará unos sonetos optimistas. «El optimismo es necesario como el agua. Necesitamos una cierta dosis». Pero un optimismo moderado, porque para Ezkerra un optimismo intenso es peligroso. Para Ezkerra, en una época que parece caracterizarse por la chapuza, se han producido también algunos acontecimientos insólitos. «Creo que tenemos una imagen errónea de la sociedad. Quizá la chapuza es lo que más se ve y llama la atención en los medios, pero vivimos una época en la que se han producido cosas muy buenas. Acudimos hoy en día a un tiempo privilegiado».

Ezkerra recuerda las vacunas contra el covid que se crearon en solo un año, cuando en otro tiempo se tardaban décadas. «Quizá hemos creado un mundo que solo nos hace ver lo malo y aunque vemos que el desastre está reflejado en la vida pública, también hay personas que son grandes profesionales y que han renunciado hace tiempo justamente a esa aparición pública», asegura el poeta. La sociedad es compleja. «En un mismo edificio puede vivir desde el político más corrupto hasta un verdadero genio de las matemáticas», asegura riendo.

Trayectoria poética

«He tratado de escoger lo menos agrios, donde no hubiera animosidad ni rencor», asegura. Asimismo, el autor recoge los sonetos más representativos de su trayectoria poética y los que más le producen satisfacción en su lectura. Predomina el tema del amor, en su más amplio sentido de la palabra, del sexo, del tema botánico. Hay incluso un sentón sobre un poema de Aleixandre con el que desarrolla dos sonetos a partir de sus versos. El poema que cierra su libro está dedicado a su perra Jimena, que murió hace un par de años. «Hay poemas que escribí con 18 años y al revisarlos encontré cierta frescura que perdí cuando creía que había ganado técnica», reconoce el poeta. Con este libro, el vasco intenta traer ilusión a un mundo complejo. «No creo que piense que el mundo está bien hecho, pero sí que creo que podemos hacerlo un poco mejor», asegura.

El soneto no es una forma casual, tiene una extraña perfección y cuenta con una lógica. «En el soneto hay una dialéctica del corazón», afirma el poeta. Este argumento reside en la estructura de esta composición de tesis, antítesis y síntesis. «No es verdad que esta composición se haya quedado atrás o esté en desuso», argumenta Ezkerra y recuerda que han habido sonetos desde Juan Ramón Jiménez, que inaugura la poesía moderna, hasta Octavio Paz. Y ahora Iñaki Ezkerra. «El soneto aparece de manera recurrente en la poesía española y creo que es porque nos plantea un curioso y atractivo ideal de perfección».

La dialéctica del corazón

Paul Valéry aseguraba que la gente tenía una idea tan vaga de la poesía que el mundo confundía esa vaguedad con la propia poesía. «Estoy muy de acuerdo con él. Un buen poema es aquel que transmite una gran tensión en la búsqueda de precisión del lenguaje». La libertad es la culpable. «La poesía es el género que más libertad ofrece en comparación con el relato o el teatro y por ello exige un mayor esfuerzo de precisión», asegura

La relación de Ezkerra con la poesía ha ido acompasada por el ritmo de la propia vida. Muchos de los poemas de su juventud estaban dedicados al beso. «Con el paso del tiempo uno puede reconocer cierto espíritu de contemplación y de participación de otros placeres de la vida como son el paisaje, la propia conversación, la relación del amor con la música de Bach», comenta el poeta.

Este género exige para Ezkerra una dosificación en la lectura. «Uno puede pasar una noche entera leyendo una novela, pero la poesía, a pesar de utilizar menos palabras que otros géneros, nos somete a una tensión emocional que te obliga a no leer muchos poemas seguidos porque nos deja exhaustos», reconoce el poeta. La poesía es como la pintura, su propia naturaleza somete al hombre a una tensión emocional y estética que provoca «un empachamiento» si se sobrecarga demasiado.

«Tenemos que escribir poesía como si tuviéramos toda la eternidad por delante, sin ninguna prisa», asegura. Escribir poesía no es como escribir novelas. La poesía reclama espacios en blanco, silencios, momentos de cese. «El poeta trata de captar el espíritu del poema que quiere escribir», añade. Y todo ello se percibe en la lectura de la poesía. «El poema que ha sido escrito con rapidez, prisa y con descuido se nota. Requiere de una precisión conceptual, formal y lírica para conseguir precisión en la búsqueda de una definición exacta de nuestros sentimientos».

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