«Lo caballeresco es una respuesta contra el depravado proceder de gobernantes soberbios»

Pero la sociedad de 2023 no es la misma que la de 1993: «Desde hace pocos años, entra en escena un yo amenazado, acosado o por lo menos inasible, acaso insalvable de los peligros que vienen del futuro». Recuperar su ensayo «representa hoy una contribución obligada al desarrollo del nuevo humanismo como eficaz remedio a nuestros males, que son muchos».

Noticia Relacionada

Podcast | José Enrique Ruiz Domènec y la actualidad de la Edad Media

Nueva entrega de una serie de contenido en audio en la que el jefe de Opinión de ABC, Diego S. Garrocho, charla con el autor de una de las tribunas de la semana

Seguidor de Huyzinga, Borst y Duby, Ruiz-Domènec relee un género que desde Chrétien de Troyes y el Grial aflorará en las novelas contemporáneas. El historiador enlaza el siglo XII con el siglo XX. Relatos de épocas lejanas con un mismo objetivo: «Saber qué puede hacer el ser humano frente a las dificultades».

El itinerario caballeresco se remonta a 1177. Chrétien de Troyes escribe 'El caballero de la carreta', triángulo amoroso entre Lanzarote, Ginebra y el rey Arturo. El amor tiñe la 'Vida nueva' que un Dante apesadumbrado por la muerte de Beatriz publica en 1294. Desde el presente doliente se revisa el pasado para iniciar otra etapa vital. ¿Cómo superar la melancolía? La caballería europea, apunta Ruiz-Domènec, combate los males saturnianos «con un proyecto de liberación de las pasiones en el que se conjugaban aventuras, fiestas galantes, torneos, expediciones de castigo, guerras abiertas, servicio a la corte». Perpetuo combate contra la depresión. Todos varones, excepto Juana de Arco: «Vestida con las armas de un caballero, en 1430 levantó al pueblo francés a la gran aventura del ir errante hasta que se recuperase el territorio perdido». La Doncella de Orleans fue condenada por atreverse a ser caballero. 

Territorios del 'Tirant lo Blanc' que Joanot Martorell popularizó en 1490 y Vargas Llosa reivindicó en los años sesenta del siglo XX. El 'Tirant', observa Ruiz-Domènec, es una especie de thriller con un protagonista cuyo 'voyeurismo' brinda «una de las escenas más lúbricas de la literatura europea». Cervantes salvará al 'Tirant' de la quema, pero no adelantemos aventuras: antes de seguir al Ingenioso Hidalgo hay que recordar el 'Orlando furioso'. Ariosto conecta el destino individual de hombres y mujeres con el destino histórico de la sociedad en que viven: «Las preguntas que suscita la obra nos sitúan ante problemas que no han sido resueltos ni siquiera en nuestros días», apunta Ruiz-Domènec. O sea que paciencia y a seguir barajando (novelas).

Y ya estamos con el Quijote: «Nadie ha afrontado el problema de la caballería como Cervantes. En la escisión provocada por su novela se desgarra la continuidad de Europa. La parodia reemplaza a la ironía, el estilo áspero a la retórica humanista y la razón a las múltiples sinrazones de la historia», puntualiza. Ya tenemos aquí la novela moderna y al yo que se emancipa.

No basta con saber, es necesario experimentar, advierte Locke en 1690. El espíritu quijotesco impregna las aventuras del 'Tristam Shandy' de Sterne, pero el Romanticismo retornará a la Edad Media, aunque solo sirva como atrezo. Nos referimos a Walter Scott y su 'Ivanhoe'.

El hombre enfrentado a un mundo hostil, nada más caballeresco, inspira a Kafka, Musil, Broch, Perutz… El espíritu de caballería nutre la trilogía de Calvino y reaparece en las novelas de Yourcenar y Pinchon. 'Sebastian Knight', de Nabokov; 'El nombre de la rosa', de Eco, o las 'Crónicas de motel', de Sam Shepard, desvelan nuevos herederos del errante caballero de la carreta. Calvino y Shepard ejemplifican la emancipación del individuo, subraya el historiador: «De haber alargado la investigación hasta hoy, tendría que haber trabajado las novelas de Pierre Lemaitre o Zadie Smith. Pues en ambos autores percibo cómo sus personajes, para ser lo que desean ser, necesitan desligarse de la sumisión a lo colectivo: hoy la libertad requiere vencer la tentación a ser avasallado por la codicia».

En este violento siglo XXI, la conducta caballeresca recobra, en opinión de Ruiz Domènec, «aquel yo puesto en peligro por personajes neuróticos, disociadores, que empujan a la violencia». El espíritu de la caballería «es una respuesta contra el depravado proceder de muchos gobernantes soberbios», concluye.