La búsqueda del 'kilómetro cero' de la Vía Apia, una de las mayores obras de ingeniería civil de la Antigua Roma

Los expertos han excavado en el área de la Vía Apia próxima a su inicio, en el Circo Massimo, frente a las imponentes Termas de Caracalla. A la luz han salido restos arqueológicos de edificios, estructuras y objetos, desde la Roma antigua hasta la edad moderna. Se trata de un descubrimiento importante sobre la topografía y evolución de esta zona, ligada a la historia de Roma desde sus orígenes.

Han aparecido desde una lámpara con Júpiter sobre un águila (finales del s.III) hasta la cabeza de mármol de un niño, que data del periodo de la dinastía Julio-Claudia (27 a.C.- 68 d.C.), además de bustos, restos de mosaicos, de ánforas, un anillo de bronce con un monograma del siglo VI con el nombre de Antonio o Antonino y una rarísima moneda papal medieval cuadrada.

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La Vía Apia, en la época en que se construyó (finales de s. IV a.C. – s. III a.C.) fue una de las mayores obras de ingeniería civil del mundo antiguo, con un enorme impacto económico, cultural y militar en la sociedad romana.

Daniela Porro, Superintendente Especial de Roma, explica el objetivo de la investigación: «En coordinación con la candidatura de la Vía Apia como Patrimonio de la Humanidad, tratamos de conseguir la mayor información sobre la zona, una de las más traficadas de la antigua Roma, mediante un programa de intervenciones e iniciativas para mejorar las Termas de Caracalla y su contexto».

Daniele Manacorda, profesor de Arqueología en la Universidad Roma 3, institución que colabora en la investigación financiada con fondos europeos, ha resaltado la importancia del descubrimiento: «La primera milla de la Vía Apia es tan importante como las demás; ha sido enterrada con el tiempo hasta llegar a la ciudad moderna. La calzada -añade Manacorda- ahora está a ocho metros bajo tierra, el equivalente a una casa de tres pisos, lo que da una idea de cuánta historia ha pasado desde que se construyó la ciudad».

Solo se ha podido llegar con las excavaciones hasta los seis metros. Los arqueólogos se detuvieron a unos dos metros de la antigua calzada, ante la presencia de un extenso acuífero, que impedía acceder hasta los ocho metros, el nivel probable de la antigua Vía Apia. «No hemos podido bombearla con la rapidez suficiente: esta área siempre ha estado llena de agua; no es de extrañar que pusieran aquí las termas», dijo el arqueólogo Riccardo Santangeli Valenzani.

Aunque no se llegó hasta la calzada romana, la excavación ha dado ya un resultado relevante, según explica Mirella Serlorenzi, directora científica de la investigación: «La cantidad de información y materiales encontrados, como la moneda cuadrada papal, el anillo con un monograma, un grabado encontrado debajo de una columna, dan una imagen de un área que estuvo viva y fue popular hasta la Alta Edad Media, un período en Roma del que hay pocos testimonios. Emerge así la transformación de la Urbis imperial en la Roma cristiana medieval, decisiva en la historia de la ciudad«.

Precisamente, uno de esos momentos históricos de la ciudad lo refleja el hallazgo de la rara moneda cuadrada papal, datada entre 690 y 730, señala un momento preciso de la historia de Roma. «Su cara -explica el arqueólogo Santangeli Valenzani- es de un emperador bizantino, en el momento en que Bizancio aún gobernaba Roma, pero fue acuñada en Roma por un papa y es una de las primeras monedas papales, presagiando el cambio, ocurrido unos años más tarde, cuando Roma se separó de Bizancio». (A partir del 536, Roma cayó bajo la órbita bizantina, dominio que duró un par de siglos, mientras el Papa asumió un papel cada vez mayor en la administración de la ciudad, al tiempo que se hacía cada vez con mayores posesiones que antes estaban en manos de la aristocracia).

Algunas monedas encontradas en la excavación son posteriores a la edad imperial, el periodo de la historia de Roma que va desde el 27 a.C. hasta el 476 d.C., año de la caída del imperio romano de Occidente. Esas monedas halladas no miden más de un centímetro y son de bronce de mala calidad, lo que refleja la falta de metales para monedas y un pobre comercio. «Con todas esas monedas se podría haber pagado una copa de vino», precisó Santangeli Valenzani.

Italia confía en que la Vía Apia se convierta en el 59º sitio italiano Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. La candidatura ha sido presentada por el ministerio de Cultura, con la colaboración de cuatro regiones italianas (Lazio, Campania, Basilicata y Puglia). Algunas de sus partes aún son visibles hoy, gracias a la creación del Parque Regional Appia Antica y a proyectos como «Il Cammino dell'Appia», cuyo objetivo es dar a conocer los tramos que se pueden recorrer a pie. La Vía Apia fue fundamental para unir la capital del imperio con el sur, en particular con el puerto de Brundisium (Brindisi), considerado entre los más importantes de la Italia antigua. Desde aquí partían las rutas comerciales hacia Grecia y Oriente.