El burdo desvelo que puso 'Al rojo vivo' a Ferreras

'Tierra trágame'

El presentador de La Sexta fue uno de los protagonistas de los audios de Villarejo que, un año y pico después, no han menoscabado su audiencia

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Antonio García Ferreras, en el plató de 'Al rojo vivo' ABC

Como vaticinó Forrest Gump, la vida es una caja de bombones pero de micrófonos ocultos de Villarejo, nunca sabes quién va a ser el próximo preboste en salir en un audio filtrado y cuya reputación quede 'colorá', 'lastimá' o hecha trizas. Algo así le ... pasó a Antonio García Ferreras, el director de 'Al Rojo Vivo', paladín del autobombo periodístico de La Sexta, y que sufrió un traspiés en su prestigio que le acompañará probablemente toda su vida por la mayor esperanza de ídem de quien no olvida: Pablo Iglesias.

Breve historia de España. La Sexta estuvo sagaz viendo que Iglesias, Errejón, Bescansa, Monedero y cía eran la voz de la agitación que más movía en los años depresivos, y les invitó a sus platos en un 'win-win' para todos, incluido Eduardo Inda como némesis, y que llevó a Podemos, gracias a su astucia y la situación hecatómbica nacional, a tener un porrón de diputados (casi rebasar al PSOE) y vislumbrar después una moción de censura que recogió Sánchez victorioso y que ascendió al propio Iglesias a la vicepresidencia. Un tío con coleta en Moncloa, ver para creer en España. Luego, este legó el cargo a Yolanda Díaz y, en pared con Perro Sanxe, han desalojado su proyecto.

Pero no demasiado antes a hoy, el 11 julio de 2022, sucedió el marrón mentado. La ya mítica frase de «voy con ello, pero es demasiado burdo» del presentador a Villarejo a cuenta de una cuenta en Granadinas. Como aquel micro abierto de Zapatero, en dos tardes, que a día de hoy son dos minutos en Twitter, un Podemos en decadencia ladrador y mordedor de audiencias le hizo la fatua televisiva a Ferreras como poder fáctico que usa las cloacas y que les impidió levantar cabeza, como pronunciara en otra frase ilustre Jorge Berrocal en Gran Hermano 1. Como periodista, no me querría ver en esa...

Y la capacidad divina por infinita de la izquierda para andar a palos y subdividirse atómicamente hasta cero vivía su enésimo episodio. Porque seguir en la tertulia de Ferreras era aliarse con el Anticristo, ergo Antonio Maestre o Elizabeth Duval eran colaboracionistas, e Iglesias, que ya antes había creado el podcast(a) de 'La Base' en 'Público', se lanzó a levantar el 'Canal Red', su aparato mediático soñando quizá con rivalizar con La Sexta, que otrora capitalizó el anticapitalismo de una crisis eternizada, aunque sean 'progres' y ya para los pura sangres de Marx.

Así, lo de 'aguantamos, seguimos, resistimos' de Ferreras colisionó con la horma de la brasa de Pablo Iglesias en un duelo sin igual de la turra. No obstante, las audiencias del primero, si pudieron resentirse, ahora vuelan con toda la actualidad política de la amnistía, las 'raves' en Ferraz y la investidura. ¿Y no fue Kapusciski también objetado por sus adornos florales a los 'facts' quizá pensó el periodista? La mofa-puñal se la lanzó Espada: «Nuestro locutor ha dicho que ha aprendido la lección y que nunca más dará crédito a un burdo rumor. Hoy la ha aprendido hoy. Frisando los 56 años, nuestro talludo becario». Y no volvió a Onda Cero.

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