Papel de fumar
Cuánto tarda la memoria en ser literatura
«Quizá el tamaño del golpe marque la urgencia de la literatura. Quién sabe: a veces es una nimiedad lo que nos persigue, o una duda, o un fantasma. La memoria es un misterio, y la creación más»
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Iniciar sesiónHay una escena hermosa en 'Aftersun' que explica por qué después de todo somos animales que recuerdan, y poco más. El padre protagonista (Paul Mescal) le pide a su hija de once años (Francesca Corio) que deje de grabar. Algo le pasa, está atormentado a ... unos niveles que la niña no puede entender, y no quiere que esa imagen quede para el futuro. Ella, a regañadientes, acepta y apaga la cámara y suelta una de esas frases inmensas en su inocencia, en su sencillez: «Te grabaré con mi pequeña cámara mental». En esa rebelión contra el olvido cabe la historia de la humanidad.
En la película se cuentan los hechos veinte años después de que ocurrieran, porque es difícil revisar la propia vida, convertir la memoria en literatura, en relato, pasar de las sospechas infantiles, de la incomprensión, a las certezas del adulto o a la interpretación de los sueños. Elvira Navarro, que acaba de publicar 'Las voces de Adriana', cuenta que necesitó una década para transformar una muerte cercana en material para su novela. El tiempo fue añadiéndole ficción a lo sucedido, y ya se sabe que la ficción tiene un sentido, al contrario que la vida: eso también lo sabe la protagonista de 'Aftersun'. Ray Loriga, en cambio, solo dejó pasar tres años entre la operación del tumor cerebral que casi lo mata y la escritura de 'Cualquier verano es un final', donde vuelca esa experiencia. Cada uno tiene sus distancias, y así se define.
A Primo Levy lo liberaron de Auschwitz el 27 de enero de 1945, y ya en diciembre se sentó a escribir 'Si esto es un hombre', testimonio fundamental de la barbarie y, por tanto, de nuestra especie. Le movía un impulso atávico, profundísimo, que nunca acertó a explicar. «Sentía una necesidad tan abrumadora de contarlo todo que al principio me puse a hacerlo en voz alta», dijo en una entrevista. Tal vez su dolor solo se pueda comparar con la pérdida de un hijo. Sergio del Molino ya garabateaba notas en una libreta con su hijo Pablo en el hospital, y poco después de que este se muriera por leucemia empezó a bosquejar 'La hora violeta'. Algo parecido hizo Umbral con 'Mortal y rosa': a Pincho lo enterraron en 1974, y el libro lo publicó en 1975. Es una de las cimas líricas del siglo XX.
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Quizá el tamaño del golpe marque la urgencia de la literatura. Quién sabe: a veces es una nimiedad lo que nos persigue, o una duda, o un fantasma. La memoria es un misterio, y la creación más. Y nuestra pequeña cámara mental cambia lo sucedido con cada revelado. Pero hay algo que permanece. Lo expresó como nadie Elvira Navarro: «Los hechos que nos llegan quizás no son los hechos que ocurrieron, pero el dolor que nos llega sí es el dolor que tuvo lugar». Somos exorcistas de nosotros mismos.
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