Papel de Fumar
Marie Kondo se rinde al desorden: la vida se abre camino (otra vez)
Marie Kondo ha necesitado treinta y ocho años y tres hijos pequeños para entender que estamos en manos del caos
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Iniciar sesiónMarie Kondo ha descubierto la vida. Ha necesitado treinta y ocho años y tres hijos pequeños para entender que estamos en manos del caos, y no del orden, y que lo natural es que las cosas se acumulen y llegue un momento en que ... tu casa no sea tu casa, sino el reflejo de quienes la habitan, de tu existencia: por eso hay algo tan íntimo en abrir la puerta, en derribar esa frontera que separa los pronombres y jugar a no ser extraños por un rato. Por eso un bodegón nunca es solo un bodegón, sino una historia. Pero nos estamos yendo del tema.
Les pongo en situación. Ocurrió hace unos días, durante una ceremonia del té virtual organizada por esta gurú del minimalismo, que comparte su particular sabiduría y se gana el sustento con estos saraos. «Mi casa está desordenada, pero la forma en la que paso el tiempo es la correcta para mí en este momento de mi vida», soltó entonces, provocando un terremoto en el universo conocido. Hasta hace nada, aquí no olvidamos, recomendaba deshacerse de todo lo superfluo, de aquello que no emanara felicidad (emanar, ese era el verbo, siempre zen). Decía, por ejemplo, que tener más de treinta libros era una exageración. Aunque esto, claro, lo contaba en su libro. Era un negocio redondo: fundó una empresa con su marido, Konmari Media LLC, y en 2015 fue elegida por la revista 'Time' como una de las cien personas más influyentes del planeta. Pero el dinero no ocupa lugar, así que no le molestaba acumularlo.
El caso es que Kondo se ha rendido, ha dejado de remar a contracorriente y ha aceptado las leyes de la Pachamama. «He hecho todo lo posible para mantener mi casa ordenada en todo momento, pero he terminado dándome por vencida. Ahora me doy cuenta de que lo que es importante para mí es disfrutar el tiempo con mis hijos en casa», confesaba al otro lado de la pantalla, como recién llegada de Damasco o del Mercadona. Esto ya lo explicó Jeff Goldblum en una de las mejores frases de la historia del cine: «La vida se abre camino». Y es lo mismo un dinosaurio que un niño.
La vida tiende al desorden como el verano tiende al mar. Y es verdad que hay un mundo de casas de revista, de bares diseñados por interioristas, de bibliotecas ordenadas por colores, de cajones sin inutilidades, pero es un mundo frío, triste, gris. Un mundo de despertador y hoja de Excel. De contables. Un mundo terriblemente predecible. Y ya puestos a entregarse a causas perdidas hay batallas más urgentes que la jungla del escritorio o la cama sin hacer: la de la belleza contra la fealdad, la del placer contra el trabajo, la de la literatura contra el tedio, la de la inteligencia contra la propaganda, la del amor contra la muerte.
En fin, es difícil escuchar a Marie Kondo y no pensar en Carolina Durante, que resumió la historia de la literatura de autoayuda y sus derivados en un solo verso: «Buenos consejos, peores personas».
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