La boda en el infierno de la española Margarita con Rudolf: la historia detrás del único enlace celebrado en Auschwitz
Viena expone los archivos y las fotografías del matrimonio de Rudolf Friemel con Margarita Ferrer Rey que tuvo lugar en el campo de concentración nazi
Corresponsal en Berlín
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Iniciar sesiónSe trata de clásicas fotos de boda en blanco y negro, devenidos en sepia. Bien iluminadas. Los contrayentes son jóvenes, guapos, cuidadosamente peinados, con ropa de domingo... En una de las imágenes, colocan suavemente sus cabezas juntas sobre un ramo de flores. Quizá llama ... la atención la ausencia de sonrisas, aparentan cualquier cosa menos una pareja feliz y las fotos constituyen, por ello, una paradoja en sí mismas.
La felicidad asoma a sus rostros solamente cuando posan con un niño de ojos muy abiertos: su hijo Édouard, al que apodan Eddi. Hay un fondo de inquietud en la mirada de ese niño, pero nada hace sospechar que el macabro escenario de las fotografías era el campo de concentración nazi de Auschwitz, el mismo en el que fueron asesinadas más de un millón de personas.
El vienés Rudolf Friemel conoció a Margarita Ferrer Rey en España en 1936 al ir allí a luchar con las Brigadas Internacionales en la Guerra Civil. Su matrimonio se celebró el 18 de marzo de 1944 y fue un acontecimiento singular y bizarro, al que asistieron como invitados el padre y el hermano de Friemel.
A los recién casados se les adjudicó una habitación en el burdel del campo para pasar la noche de bodas. Margarita Ferrer y el niño viajaron después de regreso a Viena, para terminar instalándose en Francia. Rudolf Friemel, al que se había permitido dejar crecer el pelo para la ocasión y provisto de prendas del ropero de las SS y un par de zapatos prestados, fue nuevamente rapado y permaneció en el campo como «prisionero 25173». Solo un mes antes de la liberación fue ahorcado en presencia del resto de los prisioneros, junto con otros miembros de la Resistencia con los que había planeado un intento de fuga.
Historia de amor
En el transcurso de los preparativos para una exposición en el Memorial de Auschwitz-Birkenau en 2017, el equipo de comisarios entró en contacto con el nieto de la pareja, Rudolf Friemel, que reside en el sur de Francia y aportó valiosos documentos. La familia ha donado los originales a la Biblioteca de la Ciudad de Viena que ahora los exhibe para así hacerlos accesibles a la investigación y al público. Fotos y documentos ayudan a reconstruir una historia de amor en el infierno. «Quizá organizaron todo aquello solo para volverse a ver», imagina ahora su nieto, «lo importante es que gracias a ese acto administrativo contamos con pruebas de que aquello ocurrió».
Como austriaco, Friemel recibía la consideración de ciudadano alemán y se le permitía enviar y recibir correo, entre otros privilegios. Sus cartas con sellos con la cara de Hitler y el matasellos del campo de concentración de Auschwitz se exhiben también en Viena. Había iniciado una batalla burocrática con las instituciones alemanas mucho antes de la boda para que Édouard fuera reconocido oficialmente como su hijo.
Rudolf y Margarita se habían conocido en el frente del Ebro. Ferrer, que trabajaba como secretaria en Barcelona, formaba parte de un grupo de mujeres antifascistas que acudieron a animar a los soldados en las trincheras. Cuando las tropas franquistas entraron en la ciudad, huyó a pie a través de los Pirineos, para terminar en un campo de concentración en Francia. Margarita también cruzó la frontera como refugiada y pudo visitarlo en la prisión de Saint-Cyprien antes de ser deportado a Auschwitz, en diciembre de 1941. Allí concibieron a su hijo. No volvieron a verse hasta la boda.
El catálogo de la exposición, abierta hasta el 30 de septiembre, se nutre de la información reunida por Erich Hackl, autor de 'La boda en Auschwitz', que llevó a cabo entrevistas con testigos oculares y supervivientes. En Cracovia, Polonia, Hackl conoció al fotógrafo de bodas polaco Wilhelm Brasse, que fue enviado a Auschwitz en agosto de 1940 por negarse a alistarse en las fuerzas armadas nazis. «Brasse había fotografiado los experimentos del Doctor Mengele, imágenes como las de los gemelos siameses cosidos uno al lado del otro. Tomó miles de fotos para el servicio de identificación del campamento, un trabajo que le salvó la vida. Y recordó las fotos de los novios como el único momento feliz en Auschwitz», rememora Hackl. En el reverso de una de ellas puede leerse: «A mi fiel y valiente esposa en su gran día. Tu Rudi. Auschwitz, 18-III-44». También figuran numerosas tarjetas de felicitación de compañeros de prisión para los novios y las cartas de Friemel desde Auschwitz a su familia.
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«¿Cómo pudo producirse semejante acontecimiento singular?», se pregunta el alcalde de Viena, Michael Ludwig, en el preámbulo del catálogo de la exposición, «está claro que Rudolf Friemel, destinado al mantenimiento de vehículos de la SS, disfrutaba de mejores condiciones que otros prisioneros del campo, pero el privilegio excepcional de poder casarse sigue siendo inexplicado hasta el día de hoy».
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