La Biblioteca Nacional acoge el universo de José Hierro

'Cuanto sé de mí. José Hierro en su centenario (1922-2022)', título de la muestra que hace alusión al poemario que publicó en 1957, estará abierta hasta el 22 de enero de 2023. Alberga fotografías familiares, cuadros de producción propia, manuscritos, notas personales, un cuaderno escrito desde la prisión en la que estuvo de joven, originales de libros como 'Tierra sin nosotros', el primero de su bibliografía, y 'Alegría', con el que consiguió el premio Adonais en 1947, así como caricaturas, dedicatorias, galardones, guiones teatrales y otras piezas que nos adentran en un universo en continua evolución. En total, más de cien objetos. Llama la atención sobre una hoja del periódico CNT de Gijón el primer poema que publicó, en forma de romance. También otras rarezas como una novela encuadernada de los años 50 que nunca llegó a ver la luz, 'La vida es el fin', y su logrado autorretrato pictórico.

«No es una evocación nostálgica, sino más bien tratamos de traerlo al presente. Siempre escribió desde el 'yo', pero podemos entender un 'nosotros'. Queremos reconocerlo, además, como un artista integral que abarcó mucho», explica Juan José Lanz, comisario de la exposición. Ana Santos Aramburo, directora de la BNE, ha destacado su «integridad moral, cuya palabra responde a lo vivido por muchos».

Algunos de sus versos más significativos se aparecen por las paredes para dotar de aliento el recorrido: «Grito ¡Todo!, y el eco dice ¡Nada!». Además, en orden cronológico, se hace mención a las lecturas que le influyeron: 'El alcázar de las perlas', de Francisco Villaespesa, en 1932, y 'Versos humanos', de Gerardo Diego, en 1935, son dos ellas en esta etapa de cimientos.

Desde la prehistoria poética de Santander hasta su 'Cuaderno de Nueva York' noventero, el visitante se recrea en un ambiente literario por el que afloran escritos, imágenes y personajes vinculados a su vida y obra: Vicente Aleixandre, Claudio Rodríguez, Antonio Gala, Buero Vallejo… Un país que abandona con compromiso la aspereza con el avance del siglo y que a su vez rebosa creatividad. Un país del que él es una de sus personalidades más representativas, con cénits como el 'Libro de las alucinaciones' (1964), en el que su voluntad testimonial tomó otro vuelo al asumir de distinta forma lo racional y lo simbólico, ensanchando así los márgenes de la lírica en castellano.

No parece casual que Lorca tocara el piano, Félix Grande la guitarra y que Alberti se dedicara también a la pintura. El arte llama al artista, que por diversos canales proyecta lo que en él subyace. José Hierro, además de poeta, cultivó otras manifestaciones que aquí gozan de protagonismo. «Lo único que me mueve a escribir es la necesidad de expresarme». Su habilidad en otros ámbitos, la adaptación, el teatro, los pinceles…, le permitieron el carácter polifacético del que se nutre esta galería que cuenta con la colaboración de la Biblioteca Nacional de España, la Fundación Centro de Poesía José Hierro, las comunidades de Madrid y de Cantabria y el ayuntamiento de Getafe.