Beethoven: el genio no se hereda

Su capacidad para apreciar los ritmos sincrónicos, lo cual es sumamente relacionable con la musicalidad, en comparación con las muestras de población recogidas por el Instituto Karolinska de Suecia y la Universidad de Vanderbilt en los Estados Unidos, no alcanzó valores sobresalientes. Esto no resta un ápice de la apreciación del genio musical de Beethoven, pero sí nos sitúa ante una nueva visión de la genética, que no parece capaz de decir nada sobre la creatividad musical. Y legitima una máxima que instuitivamente ya estaba en mente de todos: el genio no se hereda.

La discrepancia entre las señas genéticas y los logros de Beethoven es una «lección valiosa», dice Simon Fisher, coautor del estudio, «demuestra que hay que ser escéptico si alguien afirma, por ejemplo, que se puede determinar de forma confiable con una prueba genética si un niño será especialmente dotado musicalmente o en otro campo». En principio, sin embargo, el ADN influye en el talento creativo. Según aseguran los científicos de Max Planck, estudios anteriores han demostrado que, en promedio, la musicalidad es heredada por un 42 por ciento.

«Al estudio de las influencias genéticas en grandes muestras se le debe dar información importante, al igual que a la habilitación musical y la composición musical de la persona concreta -advierten- y también se pueden comparar las relaciones entre la musicalidad y otras características, como la salud mental, pero los datos de ADN no tienen la precisión suficiente para predecir las habilidades o el comportamiento de una persona respecto a la música o al arte en general».

Los resultados de este estudio han sido publicados en la revista 'Current Biology' y en el artículo se especifica cómo ha sido estudiada, en el ADN de Beethoven, la capacidad de sincronización del ritmo. «Antes de realizar cualquier análisis, preinscribimos el estudio e hicimos hincapie en que no teníamos ninguna expectativa previa sobre la puntuación que obtendría el músico alemán», explica otra de los responsables del estudio, Laura Wesseldijk.

«En su lugar, nuestro objetivo era utilizar esto como un ejemplo de los desafíos de hacer predicciones genéticas para un individuo que vivió hace más de 200 años. Obviamente, sería un error concluir a partir de la baja puntuación poligénica de Beethoven que sus habilidades musicales no eran excepcionales», añade Fisher. «creemos que el gran desajuste entre esta predicción basada en el ADN y el genio musical de Beethoven a la vista de todos proporciona un valioso momento de enseñanza: demuestra, por ejemplo, que hay que ser escéptico si alguien afirma que puede utilizar una prueba genética para determinar con fiabilidad si su hijo tendrá dotes musicales, o un talento especial en alguna otra área del comportamiento».

«Lo utilizamos como ejemplo para ilustrar los retos más generales de las predicciones genéticas a nivel individual», concluyen.

El cabello utilizado en esta prueba es el mismo mechón que hace poco permitió conocer el estado de salud de Beethoven, que murió en 1827 muy probablemente a causa de una enfermedad hepática. En un estudio de 2023 dirigido por la Universidad de Cambridge, se secuenció el genoma de Beethoven para comprender sus problemas de salud, entre ellos la pérdida progresiva de la audición, problemas gastrointestinales crónicos y una grave enfermedad hepática.

La investigación genética no ofreció explicaciones definitivas sobre la sordera o los problemas gastrointestinales, más allá de cierto riesgo de enfermedad hepática y pruebas de una infección por hepatitis B presente en el organismo en los meses anteriores a la muerte del compositor y posiblemente agravada por su consumo de alcohol y sus conductas de riesgo. Pero la certeza, tanto en las enfermedades que padeció como en su predisposición genética al genio musical, sigue siendo difícil de precisar. El genio sigue siendo un misterio que escapa a la prescripción de la ciencia.