La asombrosa reconstrucción de la 'Carroza de los esposos' de Pompeya

La carroza había aparecido en un estado de conservación óptimo, hace dos años, en las excavaciones en el pórtico de la villa suburbana de Civita Giuliana, con decoraciones en plata y bronce, algunas de ellas de tema erótico, asombrosas por su complejidad y refinamiento. Cuando fue hallada, aún tenía las huellas de cojines y de dos espigas de trigo dejadas en un asiento.

La villa ha sido muy rica en sorpresas. En un establo a pocos pasos del porche que albergaba la carroza, salieron a la luz en 2018 los restos de tres caballos, uno de ellos suntuosamente enjaezado y listo para partir. Otro descubrimiento en el lugar fue, en junio de 2020, el fresco con grafiti con el nombre de la pequeña 'Momia', quizás una niña de la casa. En ese mismo año, en noviembre, surgieron en las excavaciones los cuerpos de los dos fugitivos, gracias a la técnica del calco, el sistema que permite reconstruir los restos de las víctimas de Pompeya, destruida por la erupción del Vesubio en el 79 d.C. La misma técnica ha sido utilizada para reconstruir las partes de la carroza que habían desaparecido. Ahora son claramente visibles sus formas, sus colores y el gusto estético de los pompeyanos.

Los arqueólogos han identificado la asombrosa carroza como un 'pilentum', el vehículo utilizado en el mundo romano por las élites y clases sociales adineradas para ceremonias, y en particular para acompañar a la novia tras la ceremonia nupcial a su nuevo hogar.

Ahora es denominada la 'Carroza de los esposos', por su decoración llena de abrazos voluptuosos, escenas eróticas, cupidos y figuras femeninas. Tito Livio, Virgilio, y el poeta y senador romano Claudiano asociaron los 'pilentum' con cultos femeninos, describiendo su esplendor y comodidad. La carroza será la joya de la exposición titulada 'El instante y la eternidad. Entre nosotros y los Antiguos', que se inaugura el 4 de mayo y permanecerá abierta hasta el 30 de julio de 2023 en el Museo Nacional Romano de las Termas de Diocleciano.

«Con un trabajo extraordinario se ha recuperado una obra que es única en el mundo; es la primera vez que se reconstruye y estudia un 'pilentum'», ha dicho Massimo Osanna, director de los museos estatales. El que fue durante muchos años director del Parque Arqueológico de Pompeya se quedó casi boquiabierto admirando la carroza y el resultado de la restauración: «Es un vehículo reluciente de bronces y platas, hecho para asombrar y encantar. Es increíble cómo Pompeya tiene esta peculiaridad de capturar las emociones».

En efecto, contemplar así un vehículo maravilloso, complejo y delicado de hace 2000 años, con sus grandes ruedas de madera de haya y llantas de hierro, deja absorto al arqueólogo Massimo Osanna. También aplaude entusiasta el ministro de Cultura italiano, Gennaro Sangiuliano: «Es una auténtica joya que demuestra, aún más si cabe, la singularidad de nuestro patrimonio».

Para el actual director del Parque Arqueológico de de Pompeya, Gabriel Zuchtriegel, la recuperación de la carroza tiene un gran valor simbólico: «La carroza, además de su valor científico, es el símbolo de un proceso virtuoso de legalidad, protección y puesta en valor no solo de los hallazgos individuales, sino de todo el territorio del Vesubio».

Zuchtriegel destaca que gracias a una labor coordinada de la magistratura y de los 'carabinieri' se evitara por un pelo que los llamados 'tumbaroli' (ladrones de tumbas) se hicieran con la carroza. Casi habían dado con su paradero tras excavar diversos túneles en busca de los tesoros de la lujosa villa en las afueras de Pompeya. Pero en 2017 comenzó una estrecha colaboración entre el Parque Arqueológico de Pompeya, la fiscalía de Torre Annunziata y los 'carabinieri' de la Unidad de Protección del Patrimonio Cultural para poner fin a las excavaciones clandestinas. Se acabó así con los robos del patrimonio arqueológico de Pompeya y la venta de piezas únicas en el mercado clandestino internacional.