Tino Sehgal: una lección de afectos y emociones, una lección de vida
El Centro Botín de Santander exhibe una obra en vivo del célebre artista británico, la primera en España, basada en un cuadro del Greco
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Tino Sehgal (en el centro), con las familias y los bebés que participan en su proyecto en Santander
Una sala de 1.400 metros cuadrados diáfana, vacía. Bueno, casi. En una pared, un cuadro del Greco, 'La adoración de los pastores', junto al gran ventanal desde donde se ve la ciudad de Santander. En realidad, se intuye. Es ... un día brumoso, muy londinense. De repente, aparecen en el otro extremo de la sala, que da a la bahía, tres personas (dos mujeres y un hombre), que deambulan por ella. Se retuercen, se ponen en posición fetal, emiten sonidos... Se acercan a los espectadores (un grupo de periodistas que asiste a la presentación), gesticulan, hacen movimientos bruscos... Los más atrevidos los imitan; los menos ponen cara de circunstancias.
Así arranca la obra de Tino Sehgal (Londres, 1976) en el Centro Botín bajo el título 'Este túyoyotú', centrada en los vínculos afectivos que se generan en el cuidado entre generaciones. La idea de cuidar y ser cuidado, tan en boga desde la aparición del Covid en nuestras vidas. De repente, aparecen dos mujeres jóvenes con sus bebés y el grupo interactúa con ellos. Juegan, se ríen, se cuidan. Los bebés están de Oscar, no lloran y parecen saberse su papel como el mejor de los actores. La cosa cambia hora después, fuera ya de escena: no hay quien los consuele.
El célebre artista británico, de origen indio-alemán (su madre era alemana y su padre indio), no deja indiferente. Nunca trabaja con objetos materiales, sino con personas; con el cuerpo, la voz y las interacciones sociales cotidianas. Realiza obras de arte en vivo, pero no le gusta que las llamen performances, sino 'situaciones construidas' que lleva a cabo con su equipo. A caballo entre la danza (Sehgal fue bailarín; estudió economía política y danza), el teatro y las artes plásticas, cuentan con una particularidad: no hay texto alguno. Ni cartelas, ni folletos explicativos, ni manual de instrucciones, ni catálogos. No se pudo repartir 'in situ' ni una mísera nota de prensa. La mandaron vía mail. Imbuidos por el 'espíritu Sehgal', esta crónica solo se publica en web. Nada de papel.
A la izquierda, 'La adoración de los pastores', del Greco. A la derecha, Tino Sehgal
Y es que Sehgal quiere dejar la menor huella posible en el medio ambiente. Ni siquiera cogió el avión. Vino con su equipo de Berlín a Santander en tren. Al menos no prohibió que los periodistas no le emuláramos, aunque al parecer sí que suele sugerirlo. No consiente que se fotografíen sus obras en vivo, de ahí que ninguna imagen de ellas ilustre esta crónica. Su trabajo no está documentado. De hecho, cuando se adquiere una de sus 'situaciones construidas' (las hay en ediciones de entre 4 y 6 y algunas superan ampliamente los 100.000 dólares) ni siquiera hay un contrato físico, solo verbal. Después, deben ser activadas con la ayuda de alguien del equipo del artista. Es la diferencia con la mayoría de los creadores que hacen performances: sí hay fotografías y vídeos de sus acciones. Es el caso de Marina Abramovic, que expone estos días en la Royal Academy londinense.
Con todos estos mimbres, y tras asistir durante media hora a la obra en vivo de Sehgal, charlamos con el artista. Confiesa que le sorprendió cuando Udo Kittelmann le hizo la propuesta, pero que la ha disfrutado mucho. Reconoce que no estaba muy familiarizado con la pintura del Greco, pero que ha hallado cosas increíbles en 'La adoración de los pastores': «Cómo llega al Niño el rayo de luz, las nubes con los ángeles... Hay, además, un tercer elemento importante, la arquitectura de Renzo Piano. Me encantan los enormes ventanales que dejan ver la ciudad de Santander y su paisaje. Son cuatro elementos en una sola obra. Ha sido un privilegio». Le preguntamos por el papel del Greco en la pintura moderna, si ha influido tanto en él como en muchos otros artistas, como el propio Picasso, al que acompañó en toda su carrera. «No sé si El Greco fue moderno, no soy historiador del arte. Me interesa porque es un arte vivo. La adoración de Jesús es uno de los tropos más relevantes de la Historia del Arte. La Virgen y el Niño representan el milagro de la vida. Yo tengo dos hijos, de 13 y de 16 años».
Sobre si todo está medido en su trabajo o hay espacio para la improvisación, advierte el artista que es una mezcla de ambos: «Incorporo lo no predecible. Es un reto trabajar con bebés». Rompió esa norma que dice que no hay que trabajar con bebés ni con animales, pues no puedes dirigirlos. «Los bebés son seres energéticos. Trabajar con ellos ha sido más fácil de lo que pensaba».
Todos los trabajos de Sehgal están cargados de afectos cotidianos que apenas valoramos, de emociones, de vida. Entre los más célebres los que exhibió en el Guggenheim de Nueva York (vació de obras de arte la galería en espiral del edificio de Lloyd Wright) y en la Sala de Turbinas de la Tate Modern de Londres (cincuenta personas abordaban a los visitantes para contarles historias). En 2000 presentó 'Veinte minutos para el siglo XX', un solo para bailarín desnudo, que comenzó interpretándolo él mismo, y en el que abordaba veinte estilos de danza. En 'Kiss' (2002), se basó en célebres besos de la Historia del Arte. Finalista del premio Turner, su obra ha estado presente en la Documenta XIII de Kassel y representó a Alemania en la Bienal de Venecia, donde obtuvo el León de Oro. Los grandes museos del mundo atesoran obra de Sehgal.
Un grupo de personas admiran el cuadro del Greco en el Centro Botín
Producida por la Fundación Botín, es esta su primera exposición en España. Ha sido comiariada por Udo Kittelmann, miembro de la comisión asesora de arte de la fundación. Cree que la obra de Sehgal, «espiritual, conmovedora, sensible y muy frágil, pues trabaja con personas, no necesita explicaciones. Trata de nuestra vida y las relaciones que se construyen son frágiles. El mundo es muy frágil y hay que cuidar a las futuras generaciones». Fue él quien le hizo a Tino Sehgal la propuesta de llevar a cabo un proyecto basado en un cuadro del Greco de la Colección de la Fundación Botín, realizado hacia 1577-1579, y que fue su primer encargo en Toledo.
Formaba parte originalmente del retablo dedicado al Evangelio para el Convento de Santo Domingo el Antiguo de la ciudad. La composición del cretense está centrada en el Niño Jesús recostado, del que emana un potente halo de luz. Junto a él, la Virgen, San José y los pastores. Sobre sus cabezas, un grupo de ángeles. A la derecha, dos figuras femeninas (aluden a la Inmaculada Concepción) y, en primer plano, mirando al espectador, un San Jerónimo con las Sagradas Escrituras y una vela en la mano. Un homenaje del pintor a la vida misma y a las personas que cuidan de los niños.
Desde el Centro Botín se habla del proyecto como «el escenario para un diálogo transhistórico y para la creación de una atmósfera sublime y espiritual». La muestra podrá visitarse hasta el 11 de febrero de 2024. No hay pases horarios. Siempre habrá algo pasando en la sala mientras esté abierta al público. Sehgal ha utilizado para este proyecto a doce familias con doce bebés. El más pequeño tiene apenas 3 o 4 meses; el mayor, algo más de un año. La mayoría de los cantantes y bailarines proceden de su propio equipo, pero también hay algunas familias locales, que han estado ensayando a las órdenes de Sehgal.