Un siglo de la mejor ilustración española
Este nuevo centro artístico de Madrid se inaugura con una antológica que reúne 400 obras de la Colección ABC
Ha pasado más de un siglo, pero el periódico mantiene firme su compromiso con el mundo del arte. El resultado, una colección que atesora 200.000 originales, excepcionalmente conservados, y que han pasado al Museo ABC de Dibujo e Ilustración, que hoy abre sus puertas ... al público. Y lo hace con una antológica de sus fondos. El título, «El efecto iceberg. Dibujo e ilustración españoles entre dos fines de siglo», es muy descriptivo: «Esta exposición es solo la punta de un gran iceberg que es el archivo de ABC», comenta el comisario, Juan Manuel Bonet. Un iceberg que supone un tesoro único y, en gran parte, desconocido.
Ilustradores orgullosos
Y, entre ambas obras, más de un siglo de la mejor ilustración española. Hay artistas muy conocidos, otros no tanto; también los hay anónimos. Hay pintores, escultores, humoristas, caricaturistas... Hay ilustradores que fueron militares, arquitectos, farmacéuticos, veterinarios, funcionarios de Correos... Pero, sobre todo, hay «ilustradores orgullosos de ser solo eso, ilustradores». Son muchas las historias que cuenta esta colección, y que se irán desgranando en el futuro con distintas exposiciones. Pero esta antológica ya da muchas pistas. «No existe otra colección igual en España —afirma el comisario—. Su importancia radica en que en ella hay de todo. Quien quiera conocer el día a día de la ilustración, la caricatura y el dibujo españoles del siglo XX, ineludiblemente tiene que acercarse a la Colección ABC». Ha querido el comisario romper tópicos y modificar la imagen estereotipada que se tenía de esta colección.
Distribuidas en dos plantas, las obras se exhiben tanto tradicionalmente en la pared, sobre fondo negro y encerradas en vitrinas, como de manera más innovadora. Marcos Corrales —que ya trabajó para el Museo Mandela de Sudáfrica— firma un estupendo montaje que pone en valor las piezas. En el centro de ambas salas se han instalado unos módulos con cajoneras que los visitantes pueden ir abriendo a su antojo para ver más de cerca buena parte de estos dibujos. Una vistosa señalización con números en rojo en estos módulos y en la pared de las salas facilitan su localización.
Las joyas de la Corona
El recorrido comienza en la planta -2, que acoge una espléndida sala de exposiciones bajo la plaza. En ella podemos ver naturalismo, impresionismo, simbolismo... Ahí están nombres como Benlliure, Cecilio Pla, Casas, Eugenio Varela... Entre las joyas de la Corona, tres dibujos de Juan Gris. De la Edad de Oro de la Ilustración, clásicos como Penagos y Bartolozzi. Un siguiente apartado nos lleva del art-déco a las vanguardias. Descubrimos obras de Vázquez Díaz, Barradas, Gómez de la Serna y Eugenio d'Ors (estos dos últimos ilustraban sus crónicas), el humor del 27 con nombres como Tono... Pero también consagrados pintores como Almada Negreiros, Hipólito Hidalgo de Caviedes, Maruja Mallo... A ellos se suman Climent, Esplandiú, Picó o Serny, junto a obras de artistas anónimos.
Ya en la primera planta, la guerra y la posguerra. Durante la Guerra Civil convivieron dos ABC: por un lado, el de Madrid, incautado por las autoridades republicanas; por otro, el de Sevilla, cercano al bando nacional. Destacan, especialmente, los dibujos del primero, de marcada reminiscencia soviética, que se han conservado religiosamente. Cierra la muestra un paseo por la posguerra, con la Escuela de Madrid (Benjamín Palencia, Álvaro Delgado, Gaya), la Movida madrileña (presente en las páginas de Gente y Aparte, en ABC, con Montesol, Gallardo, Javier de Juan...) y una legión de maestros del humor gráfico, encabezada por el genial Mingote, quien, desde aquel dibujo de 1953, ha permanecido fiel a su maridaje con ABC con sus magistrales viñetas.
A él se han sumado nombres como Martinmorales, a quien Bonet, y todos los que hacemos este periódico, le deseamos una pronta recuperación; y Máximo, a quien desde ABC felicitamos por su reciente premio Quevedos... Esta exposición, en suma, es un homenaje a aquellas personas —como el fallecido Fernando Rubio, añorado jefe de Ilustración de ABC— que nos alegran la vida con sus dibujos.
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