El príncipe africano retratado por Klimt seduce en Maastricht: de ser expoliado por los nazis a su venta en Tefaf por 15 millones
Se le perdió la pista al cuadro en 1928. Hace un par de años reapareció en una galería vienesa y se llegó a un acuerdo de restitución con los herederos de Ernestine Klein, su propietaria. Es una de las estrellas de la feria
El retratado es el jefe de la tribu osu, el príncipe Guillermo Nii Nortey Dowuona. El pintor lo descubrió en uno de los populares 'zoos humanos' de la época
La 'monja' de Velázquez y la 'marquesa' de Goya: arte español que triunfa en Tefaf (con permiso de Cultura)
Enviada especial a Maastricht
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Iniciar sesiónSon muchos los misterios ocultos tras las obras de arte. Algunas de ellas cuelgan estos días en Tefaf, la feria de arte de Maastricht, que mantendrá abiertas sus puertas hasta el 20 de marzo y desde mañana abre al público. En el estand de ... una galería algo escondida se halla un tesoro. Esta es su apasionante historia.
En 2021, una pareja de coleccionistas vieneses acudió a la galería W&K-Wienerroither & Kohlbacher de la capital austriaca y presentaron un cuadro mal enmarcado y muy sucio, con un sello de sucesión apenas visible, de Gustav Klimt. El experto en el artista Alfred Weidinger, autor del catálogo razonado publicado en 2007, identificó rápidamente el cuadro como la pintura perdida de un príncipe africano, importante representante de los Osu (Ga) de Ghana, que había estado buscando durante dos décadas. En su reverso aparecen elementos vegetales. Explica Weidinger que el retrato tiene un significado especial: «La composición y la ejecución pictórica apuntan a la tendencia de Klimt hacia elementos decorativos, que caracterizarían su obra posterior, y están directamente vinculados a sus innovadores retratos de los años siguientes. En cuanto a tiempo y estilo, se acerca al famoso retrato de Sonja Knips de 1898».
En 1897, Gustav Klimt y su colega Franz Matsch probablemente se vieron afectados por la fiebre ashanti. Al igual que hasta 10.000 vieneses cada día, ambos peregrinaban al Prater para maravillarse con los llamados «aschanti» (en realidad, personas de la tribu osu o ga de Ghana) en uno de los populares 'Völkerschauen' (zoos humanos) de la época en el Tiergarten am Schüttel. Se trataba de exhibiciones de pueblos indígenas estigmatizados como 'salvajes' o 'exóticos' en zoológicos y parques de diversiones o en exposiciones mundiales y coloniales en Europa, Estados Unidos y Japón desde 1875 hasta la década de 1930. En el siglo XIX tuvieron mucho éxito.
Ambos pintores estaban particularmente interesados en el jefe de la tribu osu, el príncipe Guillermo Nii Nortey Dowuona. Klimt lo pintó de perfil, mientras que Franz Matsch lo retrató casi frontalmente. El retrato de Matsch, mucho más convencional, se encuentra actualmente en el Museo de Luxemburgo.
La pintura de Klimt permaneció en sus manos hasta que, tras su muerte, fue subastada en la sala S. Kende de Viena en mayo de 1923 como 'Retrato de un negro, de tres cuartos de perfil, mirando hacia la derecha, con un abrigo blanco sobre los hombros'. En 1928 se prestó para la exposición conmemorativa del artista en la Secesión vienesa. Era propiedad de Ernestine Klein. Ella y su marido, Felix, habían convertido el antiguo estudio de Klimt en el barrio vienés de Hietzing en una casa. El matrimonio tuvo que huir en 1938 debido a su origen judío. Sobrevivieron a la guerra en Mónaco. Sin embargo, sus obras de arte desaparecieron, incluido el retrato del príncipe africano.
Tras la restauración del cuadro e intensas negociaciones, finalmente se llegó a un acuerdo de restitución con los herederos de Ernestine y Felix Klein. Se comprobó que era una obra de arte expoliada por el nazismo. La Oficina Federal de Monumentos aprobó su exportación. El retrato iba a presentarse en la pasada edición de Tefaf, pero surgieron problemas legales que lo impidieron. Este año, en cambio, sí ha venido a la feria y es la estrella de la galería W&K-Wienerroither & Kohlbacher, donde cuelga junto a obras de Egon Schiele. ¿Hallará comprador? Quien lo quiera debe desembolsar 15 millones de euros. La historia de este sensacional redescubrimiento, su restauración y el contexto histórico se narran en un documental para TV de ORF, ZDF y ARTE.
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