Pompeya renace entre gladiadores y tecnología inmersiva en Barcelona
Una exposición con piezas originales del Museo Arqueológico de Nápoles evoca en el Museo Marítimo los últimos días de la ciudad romana
Pompeya desentierra los pisos de su 'clase media' llenos de objetos intactos
Barcelona
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Iniciar sesiónCruzas el umbral, te calzas las gafas de realidad virtual y, alehop, de pronto eres Marcus Atilius. Un romano libre, gladiador que se alistó de forma voluntaria para saldar las cuantiosas deudas familiares y toda una leyenda en la arena de Pompeya. En ... tu primer combate le hiciste morder el polvo a Hilarius, gladiador de Nerón, y truncaste una racha de 13 victorias seguidas. Lo mismo con Lucius Raecius Felix, que llevada doce combates sin conocer la derrota.
Tus gestas alimentan murales y mosaicos. Tu nombre resuena en la Via dell ́Abbondanza y las Termas de Stabia. En el mercado, el gimnasio y, claro, en el anfiteatro. Sobre todo en el anfiteatro. Saltas a la arena por última vez, empuñas la espada o el tridente junto a un gigantesco elefante y, de pronto el Vesubio.Gritos, fuego y destrucción. Toneladas de lava para aniquilar la vida y preservar la memoria bajo capas y más capas de ceniza. La erupción, en vivo y en directo y en atosigante realidad virtual.
Así, con el Monte Vesubio escupiendo lava y fuego, termina la experiencia inmersiva que corona 'Pompeya. El último gladiador', exposición que recupera en el Atarazanas Reales del Museo Marítimo de Barcelona el mito y la historia de la ciudad entre gladiadores, realidad virtual y 150 piezas originales llegadas del Museo de Arqueología de Nápoles.
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«El gladiador es el hilo conductor; quien nos muestra la vida tan rica que había en Pompeya», señala Roberto Pantè, director artístico de una exposición que alterna hologramas, reconstrucciones escenográficas y esculturas con dos mil años de antigüedad. «Es una experiencia única, vivencial. Hay películas, escenografías, diálogos, emociones, música… Todo desde una perspectiva bien estudiada. Nada es casual», defiende Pantè.
Piezas originales y raras
El metaverso, espacio dedicado a la experiencia inmersiva de Marcus Atilius, es una auténtica viguería y, según anuncian sus responsables, «el viaje multisensorial compartido más extenso», pero hay más. Ahí están, por ejemplo, los restos de uno de los frescos que decoraban el pórtico del Teatro o una gigantesca pieza de bronce que se utilizaba como soporte del brasero de la termas. «Son piezas originales muy raras», subraya Raffaele Iovine, director científico de la exposición.
Raras y estelares, como esas estatuas de guerreros heridos de la colección Farnese que han salido por primera vez de Italia. Junto a ellas, un amplio surtido de ánforas, pequeños frescos, jarras, ollas, calderos y platos muestran lo que el Vesubio borró del mapa el 24 de octubre del 79. La vida cotidiana en una recreación de la Via dell'Abbondanza, con sus locales de comida rápida y su despliegue de restos arqueológicos domésticos escoltando al visitante en los primeros metros de la sala de exposiciones.
El gladiador, recuerda Paté, es el cicerone de la muestra, pero no el único protagonista: durante el recorrido, el teatro pide paso a través de un conjunto de frescos y máscaras cómicas y las termas, centro neurálgico de la vida social, hacen acto de presencia por obra y gracia de una reproducción multimedia y antiquísimas válvulas hidráulicas. Tecnología punta e historia antigua, hermanadas en una exposición que estrena en Barcelona lo que se espera sea un largo periplo internacional.
Con la erupción volcánica como inevitable telón de fondo, 'Pompeya. El último gladiador' recrea otros espacios clave de la ciudad romana como las Casernas de los gladiadores o la Necrópolis. Es ahí donde los frescos de animales (un leopardo;una pantera con tirso) comparten protagonismo con una espléndida colección de yelmos de bronce, espadas, puñales y rodilleras. El día a día del gladiador, enredado en la vida cotidiana de una ciudad sepultada por la ceniza y recuperada ahora entre gladiadores y tecnología inmersiva.
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