El Macba ahonda en el ecofeminismo y la crítica social y explora la obra de Jordi Colomer, Mari Chordà y Teresa Solar
El museo barcelonés sigue renovando su colección permanente con la incorporación de artistas como Ignasi Aballí, Mar Arza, Daniel G. Andújar y Antoni Tàpies
'Una hoja en el lugar del ojo': El universo mutante y permeable de Daniel Steegmann Magrané en el MACBA
Barcelona
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Iniciar sesiónCrítico, ecofeminista y social. Una temporada resumida en tres palabras y el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) como paradigma de museo comunitario y comprometido. Por tener, tiene hasta un jardín ambulante, mascarón de proa de un programa social y de implicación ciudadana ... que ejemplifica esa «nueva manera de pensar y construir del museo desde el afecto y el cariño» de la que ha hecho bandera Elvira Dyangani Ose. «El MACBA tiene su propia idiosincrasia. Tenemos la oportunidad increíble de transformar este museo en algo único, en algo que sea diferente al MOMA y que tenga una relevancia diferente al MOMA. Para empezar, porque nosotros somos un museo público y queremos ser radicalmente públicos», ha señalado la directora del museo durante la presentación de la temporada 2023-2024.
La pregunta, en este, caso, tenía que ver con la escala del museo y el eterno debate de si la hiperlocalidad del relato no estaría restando potencial a la dimensión internacional. «Tenemos que tener atención directa a la comunidad que nos circunda pero también tenemos que atender de qué manera podemos apoyar la internacionalización de las obras de arte que se producen en Cataluña», ha añadido Dyangani Ose.
Sobre el papel y las paredes del edificio Meier (la ampliación, hasta nueva orden, sigue paralizada), todo esto se traduce en un nuevo meneo a la colección permanente, exposiciones monográficas dedicadas a Mari Chordà,Jordi Colomer y Teresa Solar y una muestra de pequeña formato dedicada a la revista 'Visual'. Se trata, ha dicho la directora, de un año de «consolidación de proyectos» que echa a rodar con '108 días', una producción de Lydia Ourahmane cuyo título hace referencia tanto a los días que la muestra permanecerá en el museo como al número de artistas que la creadora argelina afincada en Barcelona ha invitado a participar en la misma. «Es una carta de amor a Barcelona», ha destacado la propia Ourahmane sobre una iniciativa que busca convertir el MACBA en un espacio poroso que absorba lo que viene de fuera.
Programas públicos
El humor de Jordi Colomer, el activismo de Mari Chordà y la relación con la materia, el lenguaje y la producción corporal de Teresa Solar son los grandes reclamos de una temporada sin apenas nombres internacionales pero con proyectos híbridos como 'Canción para muchos movimientos. Escenarios de creación colectiva' y '[contra]panorama', a medio camino ambos entre el programa público y la exposición, y una nueva mirada fotográfica y artística a la Barcelona de los barrios surgidos con las migraciones de posguerra.
La colección permanente del museo, reordenada el año pasado bajo el título de 'Colección Macba. Preludio. Intención poética', sigue mutando y brindando nuevas lecturas históricas, simbólicas y de género a partir de la incorporación de obras de Ignasi Aballí, Mar Arza, Daniel G. Andújar, Soledad Sevilla, Francesc Torres o Yamadú Canosa, entre muchos otros. Mención especial merece el caso de Antoni Tàpies, que en el año del centenario de su nacimiento sumará tres nuevas piezas a la colección.
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En paralelo, el museo sigue ampliando sus fondos y sumando a las 5.700 piezas de la colección nuevas obras de Teresa Lanceta, Oriol Vilapuig, Mar Arza, Alfons Borrell y Oriol Vilanova, entre otros. Unas adquisiciones que, explica la jefa de la colección MACBA, Antònia M. Perelló, responden a la necesidad de recuperar artistas locales que estaban infrarepresentados, ahondar en las obras relacionadas con el cuerpo y la performance, y abrir nuevas vías de recepción de la historia.
Con un presupuesto de algo más de 13 millones de euros, el Macba recibió hasta octubre 208.000 visitantes, lo que lleva al gerente del museo, Eduard Vicente, a avanzar un cierre de año que ronde los 280.00 visitantes. «Nos acercamos cada vez más a las 300.000 personas», ha dicho en relación a una cifra que queda aún lejos de los mejores años prepandémicos del museo, cuando superaba holgadamente los 350.000 visitantes. Lo que no crecerá, al menos de momento, son las instalaciones del museo: con el proyecto de ampliación paralizado desde principio de año por el encarecimiento de los materiales y del proceso constructivo, la ejecución permanece pausada a la espera de reunirse con los nuevos gobiernos municipal y estatal.
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