Jeosm, el extraño cazador de escritores en blanco y negro

El retratista, piensa, que a la fotografía, «de por sí», no le hace falta un texto. Pero hay que citar a Cela con sus 'Izas, rabizas, y colipoterras' para que vea que, contra lo bíblico, lo principio no fue el verbo; fue la imagen. Y de ahí todo. Una génesis de historia. De lo que fuimos; de lo que seremos. Un volumen que debería entrar en el Cervantes. La calidad del papel, los textos motivadores, nos fijan un tiempo, unos creadores y un país.

Jeosm aparece en la entrevista, con Jesús Úbeda y Jero, boxeador con prosa y memoria y alma. La pregunta es lógica: el nombre del libro que publica Círculo de Tiza, y se presenta el martes: 'No soy uno de los vuestros'. Y ahí, justamente, ahí, da una respuesta que habla mucho de la humildad del fotógrafo, que es el último artesano de este mundo que se va. El escritor tiene una épica inherente, pero Jeosm intenta «no sacarla» sabiendo que la hay. Pero hay que ir al principio, dice el perfilado que no es escritor, «que cuenta historias con herramientas diferentes». Dice que no escribe, pero en un mediodía de un 24 de diciembre de 2013, en casa de Ray Loriga, y en su prólogo ya vio la epifanía. Él «busca el momento y lo capta». Y eso es Velázquez. Se ven amables las arrugas de los veteranos, las bibliotecas de los jóvenes: cada cual según sus circunstancias. Porque está, aquí el 'Tesoro de la Lengua' de este siglo XXI más difícil que el que escribió en tango Enrique Santos Discépolo.

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Si el escritor es de natural desconfiado, Jeosm reconoce que él crea «un clima de confianza que luego es de amistad». En eso y en todo, están retratados los que tienen el español como arma. Como el arma que sostiene Andrés Calamaro. El fotógrafo arguye que hay como un cierto divismo en el fotógrafo, consustancial al ser humano, que ya dijo el otro que cultura es crear un ambiente.

Jeosm, con pesadumbre, cuenta que le hubiera gustado «retratar a Cervantes». Pero sucede que la fotografía fue muchos años después y retroalimentó a la pintura. Tampoco él vio tanto divismo cuando hizo libros de futbolistas; acaso porque el escritor está entre las musas y el futbolista entre cien cámaras.

Más Jeosm, aparte de la humildad de chico de Villaverde, se ve y se le nota que ha leído a los clásicos, a los presentes. La entrevista fotográfica es un género: sólo un quiebro del rostro ya abre toda una biografía. Cuenta que el blanco y negro «es el lenguaje» en que se siente más «cómodo».

Por ir dando apotegmas, a un joven, se le va cuestionando con ya reflexiones de hoy, mañana y la eternidad: «Antes la fotografía del creador se repetía, desde hace un tiempo no». Revela que las fotos las hace con el «máximo cariño», y eso da ya una idea de que la fotografía es una potencia del alma, que decía el otro. La parla acaba con «lo bueno que era Velázquez iluminando». Iluminar en blanco y negro en un gesto que hable de la persona es un doble logro. Escribe Jeosm, por volver al principio: «El título, 'Uno de los vuestros, es una declaración de intenciones, que surge desde el respeto. No soy uno de los suyos, nunca lo he pretendido, y sólo por eso ha sido posible elaborar este libro en que los puntos se vista, egos, vanidades, ideologías, generaciones, las amistades y enemistades, méritos y discursos están en un segundo plano».

Jeosm, con 'No soy uno de los vuestros', «se ha quitado una espinita». Desde haber ofrecido el instante del hip-hop en libros desde 2010 hasta la pandemia, pasando por las artes marciales mixtas, enseña que muchas veces, en estos oficios, el autodidactismo no es sólo una cuestión de supervivencia. También de crecimiento personal. Con una cámara. Algunos de los perfilados ya están en las regiones celestes. Jeosm los ha llevado a la inmortalidad. El niño de Villaverde nacido en Talavera.