Helmut Newton, el perverso 'voyeur' que puso en pie de guerra al 'MeToo'
La Fundación Marta Ortega Pérez abre en su espacio del puerto de La Coruña una exposición del célebre y controvertido fotógrafo
Galería: Las mejores imágenes de Helmut Newton, el fotógrafo más sensual de la moda
200 sombras de Helmut Newton
La Coruña
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Iniciar sesiónEl 23 de enero de 2004, el fotógrafo Helmut Newton perdía la vida a los 83 años tras estrellar su Cadillac contra un muro. Había perdido el control del coche al salir del parking del hotel Chateau Marmont, en Sunset Boulevard (Los Ángeles). ... Un accidente automovilístico también acabó con las vidas de otros iconos del siglo XX: James Dean y Jackson Pollock.
Por tercer año consecutivo, la Fundación Marta Ortega Pérez (Fundación MOP) acoge en su espacio expositivo en el muelle de Batería del Puerto de La Coruña una muestra dedicada a un gran fotógrafo. Primero fue Peter Lindbergh (creador de las top models de los 90 y autor de las fotografías de boda de la hoy presidenta de Inditex); después, Steven Meisel (artífice del 'Sex' de Madonna) y ahora le toca el turno a Helmut Newton (Berlín, 1920-Los Ángeles, 2004). Un gran pilar a modo de obelisco con su nombre da la bienvenida a 'Helmut Newton. Fact & Fiction', ('Helmut Newton. Realidad y ficción'), realizada en colaboración con la fundación del creador germano-australiano y que podrá visitarse del 18 de noviembre al 1 de mayo de 2024. La entrada es libre. Los beneficios generados por la venta de 'merchandising' van destinados al programa 'Future Stories', que apoya a jóvenes creadores que comienzan sus carreras.
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Hipocondríaco, fetichista y un tanto sádico, 'voyeur' confeso, creó un perverso universo de lujo y sexo, de mujeres dominantes (más bien dominadas), altas, con rubias melenas, piernas interminables, medias de seda y tacones de aguja; un mundo que parece salido de las mismísimas sombras de Grey. «Admiro a las mujeres, son mucho más fuertes que los hombres», decía Newton. Hay quien cree que retrató a la 'mujer alfa'. Pero otros lo ponen en duda y piensan que son 'humillantes' retratos destinados a 'machos alfa'.
Una mujer de armas tomar, la escritora Susan Sontag, mantuvo un intenso cara a cara con el fotógrafo, en el que ganó ella por KO. «Como mujer, considero que sus fotos son muy misóginas. Para mí, es muy desagradable. No él, su obra», dijo Sontag. «Yo amo a las mujeres. No hay nada que ame más en el mundo», comentó Newton. «Es lo que dicen muchos misóginos. El maestro ama a su esclavo y el verdugo ama a sus víctimas», zanja Sontag. Ese fragmento se incluye en el documental 'Helmut Newton. Perversión y belleza', de Gero Von Boehm.
En él, algunas de sus musas hacen un retrato de Newton con luces y sombras. No saldan cuentas con él ni le ajustician. Grace Jones dice que «era un poquito pervertido», aunque a continuación apostilla: «Pero yo también, así que no pasa nada. Oí decir que era sexista y racista. Nunca lo sentí así». La actriz Isabella Rossellini cree que no era machista, aunque sí «veía a la mujer como un objeto sexual. Era mucho más peligroso, más ambiguo y aterrador que Avedon o Penn». La modelo Nadja Auermann afirma que «su mensaje puede ser ambiguo, sexista, misógino. Pero la sociedad es sexista, hay mucha misoginia». Otra top model, Claudia Schiffer, comenta que nunca le hizo sentirse incómoda: «Era ingenioso, no se tomaba nada en serio». A Charlotte Rampling, mito erótico tras protagonizar 'El portero de noche', la retrató desnuda en el hotel Nord-Pinus de Arlés. «Son las mejores fotos que me han hecho», advierte. «Cuando me fotografiaba me hacía sentir poder. Consigue meterse dentro de ti y sacar lo más interesante».
La controvertida figura de Helmut Newton, políticamente incorrecta, está en el punto de mira de la cultura 'woke'. Hay voces que reclaman cancelar su trabajo 'porno chic', sofisticado y provocativo, como ya han querido hacer con los de Gauguin, Balthus o el propio Picasso. Tras la irrupción del 'MeToo' y las críticas del feminismo más radical, ¿es pertinente exhibir hoy sus fotografías? ¿Se han censurado las más polémicas y controvertidas en esta muestra? ¿Fotografiaba sus fantasías?
Para responder a estas y otras cuestiones hablamos con Philippe Garner, vicepresidente de la Fundación Helmut Newton y comisario de la exposición junto con Matthias Harder, director de la fundación, y Tim Jefferies, propietario de Hamiltons Gallery, Londres. Advierte Garner que sí es pertinente exhibir hoy su trabajo, pero recomienda profundizar en su vida para entenderlo: «Tuvo una vida privilegiada, pero este joven judío alemán tuvo que huir de su país por el régimen nazi. Supuso un trauma, cambió su vida, se le negó todo lo que quería. Y él se hizo una persona muy política. Acabó vengándose tomando símbolos fascistas para subvertirlos«. Un día conoció a Leni Riefenstahl, la fotógrafa preferida de Hitler. Ella le dijo: «Al fin conozco al joven judío». Él le respondió: «Al fin conozco a la vieja nazi».
Su obra, dice Garner, «es muy compleja, tiene muchas capas y en todas hay mensajes muy contundentes. Disfrutó explorando los límites aceptables y no aceptables. Era su punto de vista del mundo, gustara o no. No le importaba ofender o provocar. Sus fotos son persuasivas, te seducen y te desconciertan. Defendía la causa por la que luchaba: la libertad de expresión. Era esencial para él. Le importaba que se viera su trabajo, que no estuviera metido en un cajón, que el público pensase con sus fotos». Su fama y su reputación, añade el comisario, se construyó a través de las páginas de revistas destinadas a un público femenino.
¿Era feminista? Ríe Philippe Garner. «¿Qué opino yo sobre esto? Susan Sontag lo acusó de ser misógino. Pero, ¿cómo demonios podía saber lo que hay en su cabeza? Sabía que sus fotos, que son ambiguas, iban a interpretarse de formas muy distintas, según los prejuicios, pero él solo quería que se respetase su trabajo». Advierte que hubo un antes y un después de Helmut Newton en el mundo de la fotografía de moda: «Antes eran frías, sofisticadas, pero carecían de sensualidad. Con Newton sí hay esa sensualidad».
Los comisarios han hecho una selección de 139 imágenes, que abarcan seis décadas de carrera. El trabajo de Newton ha estado muy influido por el cine negro, la Nouvelle Vague y Hitchcock; Stefan Zweig, Raymond Chandler e Ian Fleming o Manet y Velázquez. «Todo le influía: un libro, una película, un cuadro, historias cortas, un gesto que veía por la calle. Llevaba siempre consigo unos cuadernillos donde hacía anotaciones», cuenta Garner. «Cuando los responsables de la fundación vaciamos su apartamento, tras la muerte de June, había toneladas de libros de temas muy diversos. Nada satisfacía su apetito por las imágenes. Era un 'voyeur', muy observador y curioso».
Newton tomó prestada 'La Venus del espejo', de Velázquez, y la reconstruyó en su apartamento de París. Hizo lo mismo con 'Un bar del Folies-Bergère', de Manet, en un local de Montecarlo. Su intención, modernizarlos, traerlos a su época. Entre sus instantáneas más icónicas, su serie de desnudos integrales y frontales de mujeres de pie, a tamaño natural, de 1980: para unos, mujeres empoderadas: para otros, meros objetos de deseo o simples muñecas. Están presentes en la muestra. También, una selección de imágenes del portfolio 'Private Property' (1984) e imágenes polémicas como 'Saddle I', una campaña de Hermès para 'Vogue Hommes' en el hotel Lancaster de París, en 1976, en la que una modelo posa sobre la cama a cuatro patas con una montura de caballo sobre ella.
El núcleo duro de la exposición está formado por impresiones originales: fotografías antiguas en gelatina de plata, curiosos revelados en color y Polaroids únicas, de 1975-2003, expuestas en el silo que hay junto a la sala de exposiciones. Las hacía durante las sesiones para verificar composiciones, la luz y los detalles. «Tanto en las imágenes de Helmut como en su persona, realidad y ficción se desdibujan con habilidad y naturalidad. Resultó ser el más exigente de sus maestros, siempre dispuesto a expresarse e imponerse traspasando sus límites y sin dejar a su público indiferente. Con su trabajo, buscaba superar y desafiar las expectativas, y esa combinación única de fuerza gráfica, sofisticación depurada, sensualidad desenfadada y un toque de subversión se convirtieron en su sello», advierte Garner.
La exposición también incluye una galería de retratos de celebridades, entre las que Helmut Newton se hallaba como pez en el agua: Andy Warhol, David Bowie, Margaret Thatcher, Elsa Peretti, Daryl Hannah, Jerry Hall, Naomi Campbell, Grace Jones y Dolph Lundgren, Yves Saint Laurent, Karl Lagerfeld, Gianni Versace... Newton era una celebridad más, tan famoso como sus modelos. Retrató a una exuberante Elizabeth Taylor metida en una piscina, luciendo espléndidas joyas; a un Dalí moribundo, a unas sexis Catherine Deneuve y Paloma Picasso... Le gustaba retratar a gente con poder, ya fuera político, económico o sexual. Para el 'New Yorker' fotografió a Jean-Marie Le Pen junto a sus dóberman, una instantánea que evoca a una similar de Hitler con sus pastores alemanes.
Exiliado y viajero, son mucho menos conocidos los 'paisajes', ciudades vitales para él: París, Los Ángeles, Montecarlo, Berlín, Viena o Las Vegas. Le gustaban los hoteles. Para él, tenían algo misterioso e incluso erótico. Además, la muestra pretende desvelar quién fue Helmut Newton (el hombre parapetado tras el artista), a través de vídeos, en los que lo vemos en plena faena o conversando; imágenes de su vida, carteles y un sinfín de recuerdos. En una vitrina, algunas de sus cámaras de fotos, un maletín de Vuitton con sus iniciales, unos zapatos de tacón de aguja o tres Barbies (una de ella, en silla de ruedas; otra, sadomasoquista).
«Soy un 'voyeur' profesional», confesaba Helmut Newton. Fetichista, se obsesionó con los maniquíes, a los que incluso llegó a poner nombre. También con la ortopedia. A Nadja Auermann la retrató con una pierna suya y otra de un maniquí. Su osadía le llevó a ponerle zapatos de tacón a un pollo crudo antes de entrar en el horno. Usó otro pollo ensangrentado en una campaña de joyas de Bulgari. Se divertía provocando a los demás, le daba igual si gustaban o no sus fotografías. En 1987 fue él quien se calzó los tacones en un célebre retrato que le hizo su esposa en Montecarlo.
La carrera de Newton está muy ligada a la revista 'Vogue', especialmente a sus ediciones británica y francesa. En el documental de Von Boehm, la todopoderosa Anna Wintour confiesa que cuando empezó su carrera le aterraba trabajar con Helmut Newton. Cree que sus fotos «son inquietantes, hacen pensar, incluso ofenden. Tenía una visión poderosa, inteligente e ingeniosa. Las mujeres siempre fueron la fuerza impulsora de su fotografía».
Como ya viene siendo habitual, Marta Ortega -está embarazada de su tercer hijo- suele reunir a lo más granado del mundo de la moda y la fotografía en una cena previa a la inauguración, que tuvo lugar el miércoles, y cuyo menú estuvo a cargo del chef Javier Olleros, dos estrellas Michelin. Estuvo amenizada la velada por el DJ Paul Sevigny. Entre los invitados, Charlotte Rampling, Paweł Pawlikowski, Małgosia Bela, Karen Elson, Kristen McMenamy, Nikolai von Bismarck, Fabien Baron, Vincent Van Duysen, Simon Le Bon, Jon Kortajarena, Michel Gaubert, Alexandre de Betak, Carlyne Cerf de Dudzeele, Cedric Charbit y Craig McDean.
La presidenta de Inditex conoció el trabajo de Helmut Newton a través de las páginas de 'Vogue': «Recuerdo que me fascinó desde el primer momento el poder y el arrojo de las mujeres que retrata. Supe de inmediato que estaba ante un gran innovador, un fotógrafo con un don verdaderamente especial. Ahora eran las mujeres quienes disfrutaban del diseño y la moda, del poder y el esplendor de sus cuerpos; mujeres elegantemente seductoras e intocables. Helmut Newton tiene una fuerza narrativa sin igual y, como todos los buenos narradores, creó un mundo pictórico totalmente propio. Su gran acto revolucionario fue cambiar por completo la forma en que las mujeres eran retratadas en las páginas de las cabeceras de moda».
Helmut Neustädter (en 1946 cambió su verdadero nombre por Helmut Newton) nació en Berlín en el seno de una familia judía. Fue aprendiz de la primera fotógrafa de moda, Yva (Elsie Ernestine Neuländer-Simon), a la que adoraba y que fue asesinada en un campo de concentración. Se exilió huyendo del nazismo y recaló en Singapur. Fue deportado a Australia. La actriz June Brunell, con quien se casó en 1948, fue mucho más que su musa fetiche y esposa. Era su «roca». Ella, dicen, llevaba los pantalones en casa y en el estudio. Emprendió su propia carrera como fotógrafa bajo el pseudónimo de Alice Springs.
Adicto al trabajo, según su esposa «no buscaba la verdad, no estaba interesado en las almas. Era un manipulador, un ilusionista». Newton se describía como un fotógrafo comercial, un «pistolero a sueldo», un mercenario. Solía cerrar sus sesiones de fotos con esta frase: «Que siga el espectáculo». Dos décadas después de su muerte, el espectáculo continúa. Esta vez en La Coruña.
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