Francesc Tosquelles, el psiquiatra que humanizó la locura
El Museo Reina Sofía rescata del olvido la figura de este médico e intelectual catalán que mejoró la vida de los pacientes con la cultura como herramienta terapéutica
Madrid
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Iniciar sesiónLa pandemia, la crisis económica, la guerra en Ucrania, el acoso escolar, las redes sociales... han destapado una realidad soterrada: el problema de la salud mental en la sociedad, que al fin se ha liberado de viejos estigmas y comienza a visibilizarse. De ello ... se ocupó ya hace casi un siglo el psiquiatra catalán Francesc Tosquelles (Reus, 1912), un referente en la importancia del tratamiento de la salud mental en tiempos de crisis extremas, como el trauma por los fascismos. «El destino de la locura es la esencia del hombre» y nadie está al margen, creía Tosquelles. Un intelectual que revolucionó la psiquiatría –la vinculó con la política y la cultura– y humanizó la condición humana de la locura, mejorando la vida de los pacientes con la inclusión de cine, teatro, arte, literatura... como herramientas terapéuticas. ¿Dónde están los límites entre racionalidad y locura? ¿Qué significa la normalidad?
Fue Tosquelles uno de los introductores del psicoanálisis en España y abogó por curar, antes que a los pacientes, a las propias instituciones, que consideraba enfermas. Tosquelles abrió de par en par los psiquiátricos para que dejaran de ser las prisiones en que se habían convertido en el siglo XIX. Y para ello trabajó con músicos, con escritores y hasta con prostitutas.
Había que construir una historia desde cero, advierten los comisarios, Joana Masó y Carles Guerra, «una historia enterrada, no narrada de la política y la psiquiatría en la II República«. Con el objetivo de rescatar del olvido a esta figura (un gran desconocido en España), se llevó a cabo un arduo trabajo de investigación que ha dado como fruto una exposición coproducida por el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) y el Museo Reina Sofía. La muestra, que ya ha itinerado por Toulouse (Les Abattoirs) y Barcelona, recalará, tras su paso por Madrid (hasta el 27 de marzo de 2023), en el American Folk Art Museum de Nueva York.
Fiel a la querencia expositiva de Manuel Borja-Villel al frente del museo, donde sus proyectos siguen escorados, una y otra vez, hacia el mismo lado, la muestra rescata la figura de este anarcosindicalista catalán; un heterodoxo radical reformista, que fue jefe de Psiquiatría del Ejército republicano en el Frente de Aragón y en Extremadura durante la Guerra Civil. En 1937 dirigió la clínica de Almodóvar del Campo, en Ciudad Real. Condenado a muerte por el franquismo, se exilió en Francia en 1939. Allí permaneció hasta su muerte en 1994.
A través de once salas, la muestra arranca con la Barcelona de los años 30, convertida en una 'pequeña Viena', que acogió a numerosos psiquiatras y psicoanalistas europeos. Tosquelles puso en práctica las tesis de Lacan en el Institut Pere Mata, un psiquiátrico privado para la burguesía de Reus. También aborda su experiencia en el campo de concentración de Septfonds (allí, miles de exiliados vivieron en condiciones infrahumanas y muchos de ellos murieron), donde organizó una unidad de psiquiatría con la ayuda de un enfermero, un guitarrista y un pintor.
Pero el grueso de su trabajo se desarrolló en el hospital psiquiátrico de Saint-Alban, donde Tosquelles trabajó entre 1940 y 1962 y donde se refugiaron artistas como Paul Éluard (con su esposa Nush) y Tristan Tzara. El primero publicó en 1946 'Recuerdos de la casa de locos', una recopilación de poemas inspirados en su estancia en el asilo. Un año antes, Tzara (uno de los padres del dadaísmo) pasó dos meses en Saint-Alban. Allí escribió 'Hablar solo', que Maeght publicó en 1950 junto con 72 litografías de Miró. Un ejemplar se exhibe en una vitrina en la exposición. En Saint-Alban, artistas de vanguardia convivían con internos, campesinos, monjas, médicos y enfermeras. Tosquelles abrió el psiquiátrico a multitud de prácticas artísticas, fomentando el vínculo social de los enfermos y humanizando la vida de miles de pacientes en una Francia ocupada por el nazismo.
El título de la muestra, 'Francesc Tosquelles. Como una máquina de coser en un campo de trigo', está tomado de una frase de Lautréamont en 'Los cantos de Maldoror': «Bello como el encuentro fortuito de una máquina de coser con un paraguas sobre una mesa de disección». Frase que hizo suya el surrealismo para defender el azar de la belleza. Este movimiento artístico sigue las tesis del psicoanálisis de Lacan y la paranoia, como se aprecia en obras de Dalí y Man Ray, ambos presentes en la muestra. También, el art brut, cuyo máximo exponente, Jean Dubuffet, visitaba los psiquiátricos para comprar obras de pacientes. Es el caso de Auguste Forestier, que estuvo internado 42 años; Benjamin Arneval, Marguerite Sirvins... Un arte que también interesó a nombres como Karel Appel y Henri Michaux.
MÁS INFORMACIÓN
Si la salud mental es un tema de plena vigencia, también lo es el delirio del fin del mundo, un temor presente entre los pacientes de Tosquelles y que resucita hoy con la amenaza nuclear de Putin o con los asteroides que podrían destruir la humanidad, si la NASA no lo impide. Para volverse locos.
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