Como Dalí por su casa: el santuario surrealista de Portlligat celebra 25 años de puertas abiertas
La casa del pintor ampurdanés, que ha recibido 2,8 millones de visitas desde 1997, acoge una muestra fotográfica para conmemorar su apertura al público
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Salvador Dalí pintando 'Galatea de las esferas' en el taller de Portlligat
«Me he construido sobre estas gravas; aquí he creado mi personalidad, descubierto mi amor, pintado mi obra, edificado mi casa. Soy inseparable de este cielo, de este mar, de estas rocas, ligado para siempre a Portlligat, donde he definido todas mis crudas verdades ... y mis raíces». En 1930, Salvador Dalíllegó a Portlligat con 20.00 francos en el bolsillo y selló su destino al de una barraca desvencijada que se utilizaba para guardar aparejos de pesca.
Sobre esa piedra, se dijo, edificaría su única casa estable. Y su taller. Y también su relación con Gala. Todo al mismo tiempo en todas partes. «Nuestra casita debía componerse de una pieza de unos cuatro metros cuadrados, que debía servir de comedor, dormitorio, taller y vestíbulo. Se subían unos peldaños y, en un rellano, se abrían tres puertas que comunicaban con una ducha, un retrete y una cocina apenas lo bastante grande para moverse en ella. Deseaba que fuera muy pequeña. Cuanto más pequeña, más intrauterina», dejó dicho Dalí en su autobiografía.
Noventa y tres años después, aquella 'casita' es una pieza capital del triángulo daliniano de Figueres-Cadaqués-Púbol. Una imponente casa-museo que abrió al público en 1997 y celebra el XXV aniversario de su museización con una exposición fotográfica y un balance de 2,8 millones de visitantes. La media anual es de 115.000 visitas por año, por lo que la Fundación Gala-Salvador Dalí, encargada de gestionar el espacio, confía en llegar a los 3 millones de personas en la temporada 2024-2025.
Mitad vivienda, mitad taller y con espacios tan asombrosos como esa sala circular de acústica asombrosa, la piscina de forma fálica o una biblioteca con más de 4.300 volúmenes, la casa surrealista de Dalí se reencuentra ahora con su historia a partir de una veintena de reproducciones fotográficas de Gala y Salvador Dalí en espacios exteriores de Portlligat.
Se trata de fotografías de Batlles-Compte, Melitó Casals «Meli», Juan Gyenes, Oriol Maspons, Pietro Pascuttini, Carlos Pérez de Rozas, Ricardo Sans y Robert Whitaker que muestran «una casa habitada , en ocasiones una escenografía, y por encima de todo un taller, el sancta sanctorum del artista«. De ahí salieron, sin ir más lejos, lienzos legendarios como 'El torero alucinógeno' (1970), 'Cristo de San Juan de la Cruz' (1951) o 'La última cena' (1955).
Refugio y santuario a orillas del mar, la barraca de pescadores de 22 metros cuadrados fue creciendo con sucesivas ampliaciones hasta convertirse en la actual casa de 522 metros cuadrados. Un espacio ideado a imagen y semejanza de sus propietarios en el que conviven animales disecados, materiales de pintura, el sofá inspirado en los labios de Mae West, huevos y objetos de forma ovoidal, carteles publicitarios de Pirelli o el complejo mecanismo que le permite pintar grandes lienzos sentado en su butaca mientras Gala le susurraba lecturas escogidas. En la exposición, visitable hasta el 30 de septiembre, se puede ver a Dalí posando en la terraza, pintando en el olivar y en el estudio o dejándose retratar por Oriol Maspons junto a dos modelos.
«Hablábamos de estar solos, de la mágica perspectiva de ir a Cadaqués a estar solos, a ver qué iba a ocurrir entre los dos. Íbamos allí a construir muros bajo el sol para protegernos del viento, pozos para captar manantiales, bancos de piedra para sentarnos. Íbamos a construir los primeros peldaños del método crítico-paranoico; íbamos a continuar esa trágica y hermosa labor de vivir juntos, de vivir para la realidad de sólo nosotros dos», resumió el propio Dalí en 'La vida secreta'.
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