Así compran obras de arte los principales museos del mundo

Controles de órganos superiores y exigencias en los procedimientos administrativos son la norma común en los protocolos de los museos franceses, alemanes y estadounidenses

Una de las salas del MoMA de Nueva York AFP

Tras las irregularidades detectadas por el Tribunal de Cuentas en las adquisiciones de obras del Museo Reina Sofía en los ejercicios de 2015 y 2016, en los que apreció irregularidades como la falta de tasaciones independientes o la ausencia de memorias justificativas, hemos querido saber ... cuál es el protocolo que siguen museos de países como Francia, Alemania o Estados Unidos. Controles de órganos superiores y exigencias en los procedimientos administrativos son la norma común en los distintos protocolos.

Por Juan Pedro Quiñonero

El modelo francés: un protocolo muy rígido que involucra a varios ministerios

La compra de obras de arte en los museos nacionales de Francia está regulada por protocolos administrativos muy estrictos, a varios niveles consultivos y colegiales, previos a cualquier adquisición.

Las compras de todos los museos franceses que tienen el estatuto de Establecimiento Público deben ser aprobadas por una primera comisión consultiva, integrada por representantes del Ministerio de Cultura y/o personalidades privadas nombradas por el Estado. Cuando el precio de las posibles adquisiciones alcanza cotas considerables, el Ministerio de Economía puede intervenir de manera discrecional.

Tras esa primera aprobación gubernamental, toda compra debe ser aprobada, en segunda instancia, por otra comisión de la que forman parte miembros del equipo directivo de cada museo.

En los museos nacionales que tengan el estatuto de servicio de competencia nacional, toda nueva adquisición debe ser aprobada por comités temáticos, especialmente nombrados para cada obra, en particular.

Los museos regionales todavía tienen comisiones particulares, en representación de cada institución.

El precio de compra de cada nueva obra de arte puede ser objeto de discusión, no siempre fácil, entre las autoridades museísticas y los ministerios de Economía y Cultura.

Ocasionalmente, la compra de alguna obra de arte ha provocado polémicas de diversa naturaleza. Los recursos políticos y administrativos del Estado, al mismo tiempo, permiten conseguir precios muy competitivos, cuando las adquisiciones no cuentan con las generosas ayudas de mecenas prestos a aportar sumas importantes, a cambio de sustanciales ventajas fiscales.

Por Javier Ansorena

El protocolo del MoMA de Nueva York

Los curadores de cada departamento proponen obras para su adquisición para la colección, ya sea por compra, donación u otras formas. Hay un comité de adquisiciones para cada uno de los seis departamentos del museo, y el comité es nombrado por el Board of Trustees, que es el Consejo de Administración del museo.

Los curadores deben justificar la importancia de cada obra, su relación con la colección y su papel en la misión del museo. La propuesta de compra debe ser aprobada por el director y por el Comité. Hay excepciones para obra de bajo valor, que vale con la aprobación del director y la del presidente del Comité. Los comités, por cierto, se reúnen varias veces al año para tratar las adquisiciones.

Por Rosalía Sánchez

El protocolo alemán: control y coordinación

La adquisición de nuevas piezas por parte de los museos alemanes se atiene al documento 'Coleccionismo sostenible: una guía para coleccionar y administrar bienes de museo', de la Federación de Museos Alemanes, a la que pertenecen más de mil instituciones. Este documento vinculante establece el concepto de colección, a partir del que se construye el criterio de las adquisiciones en cada caso, ya sean compra o donación, y basada en pilares como la historia de cada museo. También recoge las exigencias de proceso y documentación de las adquisiciones o venta de obras por parte de los museos, así como las estrategias de ampliación o reducción de los fondos.

«La estrategia de recolección identifica brechas y formas de cerrarlas», señala el texto. «En principio, todos los que trabajan en el museo deben ser conscientes de que que hay improntas, interpretaciones y preferencias individuales», por lo que establece una necesaria «formalización de la actividad de recolección, consideración responsable al recolectar y hacer presentaciones transparentes y comprensibles» de cada una de las adquisiciones.

También se piden «esfuerzos para coordinar con museos de la región o colecciones comparables» las adquisiciones, con el objetivo de «desarrollar un perfil claro y establecer prioridades» de forma conjunta. Obliga además a revisar periódicamente la estrategia de recopilación y actualizar el concepto de recopilación, que deben hacerse públicos.

En su capítulo 3.3 señala que los criterios y objetivos de las adquisiciones deben ser establecidos por escrito y actualizados regularmente. Cada adquisición debe responder a criterios de área, valor para la temática del museo, valor histórico, representatividad, utilidad a la colección y significado social o espiritual, además de otros aspectos como su idoneidad para la presentación en exposiciones, investigación científica o historia del objeto. Y cada compra debe responder a una «proporcionalidad del esfuerzo» que incluye la conservación.

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