Cindy Sherman, la mujer de las mil caras

Se inspira para sus fotografías en clichés visuales del cine, la TV, la moda, las revistas, la historia del arte, internet..., que exagera y parodia hasta el absurdo y lo grotesco. Con cincuenta años de carrera a sus espaldas, su última exposición en España fue en el Museo Reina Sofía en 1996. Concretamente, en su sede del Palacio de Velázquez del Retiro. Su título: 'Colofón'.

Tres décadas después, regresa a nuestro país de la mano de los poderosos e influyentes Iwan y Manuela Wirth, que junto con Ursula Hauser crearon en 1992 la galería Hauser & Wirth. Las imágenes de Cindy Sherman toman el espléndido espacio de 1.500 metros cuadrados que abrió en 2021 en la Isla del Rey, a un tiro de piedra del puerto de Mahón. Hospital naval militar del siglo XVIII en desuso, fue reconvertido en un centro artístico con ocho galerías. El proyecto de restauración fue dirigido por el arquitecto argentino Luis Laplace. En el exterior, obras de Chillida, Phyllida Barlow, Gary Simmons y David Zink Yi. Los jardines fueron diseñados por Piet Oudolf. Un lugar de ensueño rodeado de un bosque de acebuches. La relación de Hauser & Wirth con España sigue estrechándose. Desempeña la representación mundial del legado de Eduardo Chillida. Y desde el 3 de junio se suma la de la artista Cristina Iglesias.

Cindy Sherman (Glen Ridge, Nueva Jersey, 1954) es, a sus 71 años, toda una estrella. O anti-estrella, según se mire. Es una de las artistas más influyentes del arte estadounidense de posguerra y una de las más cotizadas. Su récord en subasta es de 3,85 millones de dólares, alcanzado por la fotografía 'Untitled #96' en Christie's de Nueva York en 2011. Forma parte de su aclamada serie 'Untitled Film Stills'. Escurridiza, poco dada a aparecer en los medios, con fobia a los periodistas y las entrevistas, Sherman ha viajado al montaje de la exposición en Menorca, pero ni rastro de ella este viernes en la presentación a la prensa. Camaleónica, se siente a gusto parapetada tras sus innumerables disfraces. En sus metamorfosis, ella se lo guisa y ella se lo come: es fotógrafa, modelo, estilista, peluquera y maquilladora... «Me uso a mí misma del mismo modo en que usaría a una modelo. No son imágenes autobiográficas, ni fantasías mías. Me gusta trabajar sola. En vez de usar modelos, me uso a mí», ha dicho en alguna ocasión.

En su trabajo, en el que combina fotografía y performance, lleva a cabo un análisis crítico y mordaz de la cultura visual de su época. Con más de 600 roles a sus espaldas, lleva a cabo deconstrucciones sobre el género, desafía el canon del ideal de belleza y sus estándares, cuestiona la obsesión por la eterna juventud, el fenómeno de las 'fashion victims', los clichés y estereotipos de feminidades arraigados en la cultura visual, que aparecen en las revistas de moda, la historia del arte, internet... Explora los roles femeninos y su representación, la diversidad de la feminidad y las miradas a las que las mujeres son sometidas. Existe una presión social para que preserven la perfección. Sherman aborda asuntos como la identidad y el género... No son autorretratos, ni selfis, ni retratos de personas conocidas. Sus fotografías son una enciclopedia de arquetipos femeninos.

Hauser & Wirth reúne, hasta el 26 de octubre, una selección de 54 obras, pertenecientes a ocho series -están algunas de sus fotografías más icónicas, pero también desconocidas-, centrada en las mujeres, protagonistas de su trabajo. El título de la exposición –comisariada por Tanya Barson, directora senior de comisariado de Hauser & Wirth- y que coincide con otra de Mika Rottenberg, es precisamente 'The Women' (Las mujeres), que remite a una obra teatral de Clare Boothe Luce del mismo nombre, de 1936. Una mordaz pieza coral que retrata las vidas de mujeres de distintas clases sociales. Fue adaptada al cine en 1939 (dirigida por George Cukor y protagonizada por Norma Shearer, Joan Crawford, Rosalind Russell, Paulette Goddard, Joan Fontaine...) y de nuevo en 2008, dirigida por Diane English, con un reparto en el que estaban Meg Ryan, Annette Bening, Eva Mendes, Jada Pinkett Smith, Carrie Fisher, Bette Midler y Candice Bergen, entre otras estrellas.

Sherman empezó como pintora antes que como fotógrafa. Estudió artes en la Universidad Estatal de Búfalo de 1972 a 1976. Experimentó con la performance, el cine, las instalaciones... Entre sus primeros trabajos, 'Doll Clothes', una película de 1975 con recortables; las series 'Bus Riders' (estereotipos culturales y personas cotidianas de la sociedad americana) y 'Murder Mystery' (semeja una película policiaca del Hollywood clásico); 'Cover Girls' –trípticos con portadas de revistas como 'Mademoiselle' y 'Vogue': en la primera aparece la imagen original; en la segunda, cambia la imagen de la portada por la suya; en la tercera, su rostro se torna grotesco– y 'Line-up', de 1977 (interpreta a actrices caminando por el escenario, frente al telón, tras una función teatral, despidiéndose del público). Sherman se estaba despidiendo de su Búfalo natal. En la muestra cuelgan imágenes de tres de ellas, todas en blanco y negro.

Se trasladó en 1977 a Nueva York, donde vive y trabaja desde entonces. Es una de las figuras más destacadas de la Pictures Generation (Generación de las imágenes), junto a nombres como Richard Prince, Laurie Simmons, Robert Longo, Louise Lawler, Sherrie Levine o Barbara Kruger, que inaugura la próxima semana exposición en el Guggenheim de Bilbao. Un grupo de artistas que respondieron a los medios de comunicación con humor y crítica, apropiándose de imágenes de la publicidad, el cine, la televisión y las revistas para sus obras. «Quería hacer algo distinto. Me aburría lo que estaba ocurriendo en el arte», decía Sherman.

Ya en Manhattan realiza una de sus obras más icónicas, 'Untitled Film Stills' (1977-1980), que disparó su carrera. Aquí se exhiben 13 de las 70 que componen la serie. Fotografías en blanco y negro concebidas como fotogramas cinematográficos, inspiradas en el Hollywood de los 50 y 60, el cine negro, el de serie b, el cine de autor europeo... Hay suspense, misterio... Son clichés de la feminidad: la abnegada ama de casa, la femme fatale... Una exposición en el MoMA en 2012 catapultó su fama. Después vendrían la Bienal de Venecia, la Documenta de Kassel e infinidad de muestras, como la que le dedicó la Fundación Louis Vuitton de París en 2020.

Cada una de sus fotografías cuenta una historia. En ellas critica, ridiculiza, parodia... Las mujeres de la alta sociedad (a caballo entre los cisnes de Capote y la Norma Desmond de 'Sunset Boulevard'), que se aferran con desesperación a una juventud que se ha desvanecido, protagonizan 'Society Portraits', de 2008. Tratan de disimular su edad con ropa llamativa y capas y capas de pinturas. Parecen máscaras grotescas. «Me repugna cómo la gente se esfuerza por verse hermosa, me fascina mucho más la otra cara», ha dicho la artista en alguna ocasión.

En la serie 'Flappers', presente en la exposición, evoca a las jóvenes mujeres de los años 20, emancipadas, modernas, que imitan a las estrellas de Hollywood, muy glamurosas, que fuman y parecen salidas de un cabaret berlinés. Se inspira en el cine mudo. «En ella ya introduce la artista el concepto del tiempo y el envejecimiento», dice Mar Rescalvo, directora de Hauser & With Menorca durante la visita a la muestra. «Sherman quiere que el espectador imagine la historia que hay detrás de cada fotografía»

En 1983, Cindy Sherman recibe sus primeros encargos de moda, con la que mantiene una relación de amor-odio. No retrata su cara glamurosa, sexi y elegante, sino las más grotesca. Tuvo encargos para revistas como 'Vogue' y 'Harper's Bazaar'. En 2024 tuvimos la oportunidad de visitar una exposición en el Museo de Fotografía (FOMU) de Amberes, que abordaba este asunto bajo el título 'Anti-fashion'. Diseños de Miyake, Gaultier, Comme des Garçons, Balenciaga... Hubo campañas publicitarias que nunca llegaron a publicarse porque consideraban que las fotografías de Sherman eran perjudiciales para la imagen de la marca.

Cuelgan en la exposición fotografías de la serie 'Ominous Landscapes' (Paisajes siniestros), de 2010-2012, un encargo para la revista 'POP'. Le abrieron de par en par los Archivos de Chanel (alta costura de los años 20 diseñados por Coco Chanel, creaciones de Karl Lagerfeld). Por primera vez no usó maquillaje para no estropear esas joyas vintages de la firma. Aparecen figuras femeninas solitarias y enigmáticas en parajes extraños, inhóspitos, desolados: Estrómboli, Islandia... Evocan una sensación de inquietud y misterio.

En la misma sala, trabajos que hizo en 2016 para otra revista de moda, 'Harper's Bazaar' y que revisitó años después. La exposición se cierra con un vídeo, en el que vemos a Sherman en acción ante el ordenador. Trabaja digitalmente y, al parecer, es muy activa en Instagram. Tanya Barson explica que «fue una avanzada de las redes sociales y ya anticipó cómo nos relacionamos con la fotografía». Narradora, modelo y fotógrafa, Cindy Sherman tiene el control absoluto de todo el proceso hasta la imagen final.

Además de las mujeres, se cuelan en sus imágenes los payasos, que divierten, pero también aterrorizan. Pertenecen a su serie 'Clowns'. En la edición británica de 'Vogue' aparecen cuatro payasos con ropa de Galliano. En 2017, Stella McCartney presentó su primera colección masculina en los estudios Abbey Road de Londres. Eran conjuntos de género neutro. Sherman hace diez fotografías en gran formato para su serie 'Men', donde por primera vez juega con los estereotipos masculinos (manos en los bolsillos, piernas abiertas). No han viajado a Menorca sus 'payasos', ni sus 'hombres'.

Tampoco sus 'History Portraits' (1988–1990), donde se acerca al arte barroco y renacentista (Rafael, Caravaggio, Miguel Ángel, Leonardo...). Y está ausente la Sherman más oscura. Series como 'The Disasters' (1986-1989) –bodegones confeccionados con vómitos, vísceras y material de desecho o en descomposición– y 'The Sex pictures', de 1992 (escenificaciones de la perversión sexual a partir de máscaras, fragmentos de cuerpos de muñecas y ortopedias). Figuras retorcidas, mutiladas, sangre, fluidos corporales, prótesis... Sus imágenes son un puñetazo en el estómago. Le divertía ver si los coleccionistas millonarios se atrevían a colgar sus 'repugnantes' imágenes en sus elegantes mansiones.

Este lunes, Cindy Sherman lanzó una iniciativa para preservar la integridad de su obra. Sus primeras impresiones en gelatina de plata de la década de 1970 y sus impresiones cromogénicas de la década de 1980 son especialmente vulnerables a la decoloración y el deterioro. Preocupada por la fragilidad de los materiales fotográficos, el Proyecto Legado de Cindy Sherman (CSLP) prevé evaluar el estado de conservación de sus fotografías y sustituir las impresiones dañadas. En declaraciones a 'The Art Newspaper', describió el proyecto como «un mecanismo que garantizará la protección perpetua de la integridad de mi obra». Es una iniciativa pionera en el ámbito de la fotografía y podría marcar un hito.

A través del CSLP, relata la publicación, «los coleccionistas pueden enviar obras de Sherman para su evaluación. Si una impresión se considera apta, el original –con su título, número de edición, fecha y procedencia–será destruido y reemplazado por una reimpresión en perfecto estado, firmada por el artista. Sherman revisará y aprobará cada reimpresión. El coste será de 10.000 dólares, más gastos de producción y envío. Los museos solo pagarán por la producción y el envío».