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Un tesoro virreinal de Perú visita el Prado

Préstamo temporal del Museo Pedro de Osma de Lima, forma parte de las actividades paralelas de ARCO, donde este año es el país invitado

De izquierda a derecha, Andrés Úbeda, Pedro Pablo Alayza Tijero, Claudio de la Puente Ribeiro, Alessandra de Osma, Miguel Falomir y Alonso Ruiz-Rosas MUSEO DEL PRADO

Junto a obras de Mazo, Carreño de Miranda y Francisco Rizi, un nuevo inquilino se ha instalado, hasta el 28 de abril, en la sala 16A del Museo del Prado dentro del programa «La obra invitada» . Se trata de un cuadro emblemático en Perú : «Matrimonios de Martín de Loyola con Beatriz Ñusta y de Juan de Borja con Lorenza Ñusta de Loyola» (1718), una pintura anónima cuzqueña que ha sido cedida por el Museo Pedro de Osma (Lima) . Este préstamo forma parte de las actividades paralelas que Perú organiza en Madrid coincidiendo con ARCO , donde es el país invitado este año.

El arte virreinal no está bien representado en las colecciones del Prado. De ahí el interés que despierta la presencia de esta obra, que, según Miguel Falomir , director de la pinacoteca, «es muy interesante desde el punto de vista histórico, artístico e iconográfico». El embajador de Perú en España, Claudio de la Puente Ribeiro , subrayó el mestizaje como una de las riquezas de Perú. Recordó que Pizarro tuvo cuatro hijos con dos princesas incas. «Los artistas mestizos estarían muy orgullosos de ver este cuadro colgado hoy en el Prado», dijo el embajador.

Alessandra de Osma , presidenta de la Fundación Pedro y Angélica de Osma Gildemeister y esposa del Príncipe Christian de Hannover , habló del Museo Pedro de Osma -abrió sus puertas en 1988- y de su reconocida colección de arte virreinal. Forma parte de la Fundación Pedro y Angélica de Osma Gildemeister , una institución sin ánimo de lucro que se dedica a ayudar a niños y ancianos en situación de abandono y a la difusión cultural y preservación de las obras del museo. Entre sus fondos destaca una excepcional colección de arte virreinal peruano .

Pedro Pablo Alayza Tijero, director del museo peruano, hizo una defensa de la pintura virreinal, que no siempre se ha valorado, pues se ha visto en ocasiones como «una mala copia del arte occidental, como un arte de provincias». Sobre el cuadro en cuestión comenta que se aborda en él una situación imposible: dos uniones matrimoniales que se celebraron con cuatro décadas de diferencia y en dos sitios muy alejados: la Península Ibérica y el virreinato de Perú. La composición fue ideada por los jesuitas de Cuzco: dos matrimonios que enlazaron la descendencia real incaica con la de dos de los patriarcas de la Compañía de Jesús . La primera boda, que tuvo lugar en 1572, unió al capitán español Martín García de Loyola –sobrino nieto de san Ignacio y vencedor de Túpac Amaru I, el último inca rebelde y a quien un doctrinero jesuita convirtió antes de su ejecución– con la princesa imperial Beatriz Clara Coya, hija de Sayri Túpac, hermano del monarca derrotado. El segundo matrimonio –celebrado en Madrid en 1611– corresponde al de la hija mestiza de ambos, Ana María Lorenza de Loyola Coya, con Juan Enríquez de Borja, nieto de san Francisco de Borja.

Se cree que la obra perteneció a un miembro de la descendencia real incaica, y que fue encargada para decorar la casa familiar. En los colegios de los jesuitas se educaba la élite nativa. Aunque no tuvo intervención directa en la conquista, la Compañía sí tuvo un gran protagonismo en la evangelización definitiva del país.

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