Tras las huellas de Pollock
La Fundación Joan Miró acoge la muestra «¡Explosión! El legado de Jackson Pollock», que analiza las distintas formas artísticas surgidas tras la modernidad

En 1958, el estadounidense Allan Kaprow (1927-2006) publicó «El legado de Jackson Pollock » , un ensayo en el que se cuestionaba el camino que seguiría el arte tras la muerte del genial artista en 1956. En el texto, en el que Kaprow empleó por primera vez la palabra «happening» , se habla de artistas, sin más etiquetas, como aquellos individuos capaces de ver lo extraordinario de la nada, dispuestos a percibir la ausencia de significado de la ordinaria realidad.
Ese futuro que Kaprow imaginó para el arte tras la desaparición de Pollock es la matriz sobre la que se articula la exposición «¡Explosión! El legado de Jackson Pollock» , que abre sus puertas en la Fundación Joan Miró de Barcelona con el patrocinio de la Fundación BBVA .
En la muestra, tan excepcional como sugerente, se exhiben más de 70 obras en las que 35 artistas se valen de todo tipo de temáticas y materiales (desde pelo a fluidos corporales, todo vale en la obra como expresión del alma del artista) para hacer arte en potencia.
Fuera restricciones
Una generación de escultores, pintores... artistas no etiquetados (artistas, sencillamente, pese a la confusión de la crítica y hasta del público) que, entre finales de los años 40 y la última parte de la década de los 70, dejaron atrás las restricciones y decidieron expresarse, bailar al ritmo que Pollock había comenzado a marcar a mediados del siglo XX.
¿Cómo? La artista francesa Niki de Saint Phalle (1930-2002) optó por rebelarse contra el mundo machista de principios de los 60 disparando con un rifle tableros llenos de globos de pintura y yeso (en realidad disparaba, decía, contra todos los hombres); el japonés Shozo Shimamoto (Osaka, 1928) lanzaba botellas de vidrio llenas de pintura a sus obras; el también nipón Kazuo Shiraga (1924-2008) pintaba con los pies, colgado encima de la tela... Todos ellos querían dejar claro su rechazo al control del resultado final de su obra.
Adiós a los corsés
Este arte, desprovisto de corsés, es su respuesta contra la pintura, una convención artística que, tras la Segunda Guerra Mundial , consideran agotada. Es necesario comenzar de nuevo y la agresividad hacia la pintura es el punto de partida, derribando cada puerta con patadas de creatividad. Un inicio que, en la exposición de la Fundación Joan Miró, se sitúa donde termina la modernidad, cuando su madurez hizo inevitable su propia explosión y generó distintas formas de hacer arte.
Creaciones artísticas (happenings, performances y arte conceptual) que, pese a estar abiertas a todas las técnicas, surgieron, de nuevas aproximaciones a la pintura. Dichas aproximaciones no valoraban únicamente la pintura como objeto artístico, sino que apreciaban el proceso de representación y se detenían en las ideas que producía el arte.

No obstante, tal y como recordó Rosa María Malet , directora de la Fundación Joan Miró , durante la presentación de la exposición a la Prensa, el propio Miró siempre sostuvo que «la pintura está en decadencia desde la época de las cavernas» . Según Malet, los artistas expuestos en «¡Explosión!» «han intentado cambiar el concepto de sus obras y, de algún modo, cambiar el mundo». Una tesis también defendida por el comisario de la muestra, Magnus af Petersens , quien argumentó la vigencia y necesidad de esta exposición por la «inquietud para afrontar el futuro que vivimos en el momento actual», tal y como sucedió en el arte tras la modernidad.
Fascinación del azar
En un recorrido perfectamente sincronizado, la exposición parte de la pintura de goteo de Jackson Pollock y muestra la fascinación del azar como método para crear, hasta llegar a la performance y las perspectivas conceptuales. Asistimos a los pasos dados por el llamativo grupo japonés Gutai (1954-1972), que anticipó prácticas más tardías como las instalaciones mediante su trabajo radical a medio camino entre la pintura y la performance. Los integrantes de Gutai expusieron en Europa con artistas del grupo Zero como los alemanes Günther Uecker (Wendorf, 1930) y Otto Piene (Westfalia, 1928), cuyas obras también destacan en la Fundación Joan Miró.
También están presentes en «¡Explosión!» las controvertidas modelos desnudas cubiertas de pintura del francés Yves Klein (1928-1962), el cuerpo como abstracto utensilio de Janine Antoni (1964) o las omnipresentes obras de Andy Warhol y Yoko Ono . Sin olvidar a Lynda Benglis, Hermann Nitsch, Paul McCarthy, Bruce Nauman o la pintura abstracta que a la vez es partitura de Olle Bonniér . Y es que la muestra (que puede verse en la Fundación Joan Miró hasta el próximo 24 de febrero) no se inscribe en ningún estilo ni se delimita geográficamente a una escena artística. «¡Explosión! El legado de Jackson Pollock» simboliza una suerte de arte creado bailando, gracias a la relación íntima establecida entre propuestas artísticas tan dispares como posibles.
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